Este 3 de septiembre es una fecha especial para Colombia, una coyuntura única para sustraernos de las dificultades de la vida diaria y vivir con entusiasmo el encuentro futbolero de nuestra selección frente a Bolivia, un partido clave y definitivo para clasificar al Mundial Estados Unidos, México y Canadá 2026. He ahí su enorme importancia.
Desde Valledupar el llamado en esta fecha es a contagiarnos de ese espíritu deportivo que vive con intensidad la ciudad de Barranquilla y que bien lo ilustra el periodista William González en su crónica publicada en El Heraldo bajo el título: “¡Por apoyo no es! ¡Vamos Colombia! ¡El Mundial de 2026 nos espera!”.
La Capital Mundial del Vallenato en esta ocasión lo que respira es ambiente de fútbol y por ello el sonar de los acordeones y los cantos deben ser de apoyo a nuestra selección, que los futbolistas también sientan a Valledupar como su casa.
La crónica de El Heraldo relató el minuto a minuto de la llegada de los jugadores a Barranquilla, destacando que “el momento sirvió para que los fanáticos emblemáticos de la Selección en todo el país se uniesen en un solo grito de apoyo. ‘El Cole’ (de Barranquilla), ‘Pulpito’ (de Cúcuta), ‘Chirapo’ (de Jumbo, Valle) y ‘Halcón’ (de Bogotá), todos con Mundiales encima, se juntaron para mostrar unión previo a una fecha especial, la jornada que nos dará la clasificación… Barranquilla volvió a confirmar por qué es la ‘Casa de la Selección’. La pasión desbordada, la entrega sin reservas y el calor humano fueron, una vez más, el mejor recibimiento para un equipo que sueña con clasificarse este jueves al Mundial. Un triunfo ante Bolivia le dará el ansiado tiquete a Estados Unidos, México y Canadá 2026”.
Aunque los jugadores de la Selección Colombia se concentran en Barranquilla, el corazón de Valledupar late al ritmo del equipo tricolor. Aquí también se sigue con la misma devoción con la que se vive un Festival Vallenato. Hay que vivirlo con ‘Alma en pleno’, como dice la canción.
Qué bueno que en Valledupar, en sus principales avenidas, desde muy temprano se sienta esa mezcla de nerviosismo y alegría que solo despierta un partido decisivo. Las camisetas amarillas se multiplican en las calles, los niños corren con banderas improvisadas, y los abuelos recuerdan a grito herido los goles de James en Brasil 2014, o las atajadas inolvidables de David Ospina.
No hace falta estar en Barranquilla para sentir la cercanía. Aquí, en Valledupar, en cada esquina, en cada tienda, en cada barrio, se repite el nombre de Luis Díaz, como un himno propio, porque el guajiro también es nuestro. Es del Caribe, es del pueblo, es orgullo puro.
Sin embargo, reconocemos que no solo es Luis. Es James, es Dayro, es Ríos, es cada jugador que representa el sueño colectivo de un país que sueña con volver a una Copa del Mundo.
Con emoción ratificamos que Valledupar también es Colombia, también es selección. Y desde aquí, con acordeón en mano y corazón en alto, le decimos al equipo de todos: ¡Vamos, Colombia! ¡Por ustedes, por nosotros, por el sueño de volver al Mundial! Ese es el grito que debe prevalecer en estas horas previas al partido. Los análisis y cuestionamientos tendrán otro momento.
