Las declaraciones entregadas por la nueva secretaria de Tránsito de Valledupar, Marianela Guillén Gómez, en entrevista con Radio Guatapurí, dejan más preocupaciones que posibles soluciones al caos vehicular que a diario se registra en esta ciudad.
Preocupa que la secretaria no dejó certeza sobre la contratación por prestación de servicios de 40 agentes reguladores de tránsito. “Pueda ser que este año”, respondió al ser preguntada sobre el avance de esa contratación y del tradicional convenio con la Policía Nacional.
Ella se mostró optimista de lograr el control del tráfico vehicular en Valledupar, mediante operativos permanentes y en todos los sectores, pero ese planteamiento se contradice por sí solo cuando luego afirma que solo cuenta con 10 reguladores de tránsito de planta y no existe convenio con la Policía.
Llevando la situación al terreno de la realidad y de la lógica es casi imposible controlar el tráfico vehicular de una ciudad con más de 500 mil habitantes con solo 10 reguladores de tránsito y sin el apoyo de agentes de la Policía Nacional, sumado a ello está la dificultad de movilidad que generan las obras de construcción vial que en estos momentos se adelantan en distintos sectores de la ciudad.
De verdad le toca remar río arriba a la nueva funcionaria, pero a la ciudad se le debe hablar con coherencia entre lo que se quiere y lo que realmente se puede hacer.
La triste realidad es que en estos momentos el municipio de Valledupar no cuenta con las herramientas necesarias para ponerle control a la movilidad vial y meter en cintura a los constantes y cotidianos infractores de tránsito. Por ahí es que debe comenzar la nueva funcionaria, por llamar las cosas por su nombre y con fundamento en lo que existe y no en lo que está por venir que, además, por la forma como ella lo dijo la contratación es incierta y no tiene plazo definido de cuándo se va a materializar para poder contar con mayores reguladores y con el acompañamiento policial.
La nueva secretaria se notó relajada y con argumentos soñadores frente a los serios problemas de tránsito que afronta Valledupar, esa actitud no permite generar confianza y credibilidad. La ciudad no necesita de simples anuncios teóricos y sin ningún soporte práctico y bien fundamentado.
Las quejas ciudadanas sobre el desorden vehicular, la falta de controles efectivos y la peligrosa anarquía en las vías no son nuevas, pero han llegado a un punto insostenible y eso no se puede tomar de manera frívola, ya no hay un solo espacio más para la improvisación. Lo primero es que los contratos por OPS no pueden seguir en el limbo y deben materializarse cuanto antes y en el tiempo que queda de este año 2025.
El llamado es a poner en práctica una buena planificación, evitar la lentitud administrativa y articular las diferentes dependencias del gobierno local, de lo contrario estaríamos al borde de una emergencia vial. A la secretaria le recordamos las permanentes imágenes que muestran intersecciones sin semáforos funcionando, conductores que ignoran normas básicas y motociclistas que circulan sin control alguno.
Urge que la Alcaldía tome medidas inmediatas. La secretaria de tránsito debe recibir el respaldo político y financiero necesario para actuar. La ciudadanía, por su parte, no puede quedar sola ante el desorden. Merece un gobierno que no solo reconozca el problema, sino que lo enfrente con soluciones concretas y oportunas.
Es hora de ponerle freno al caos y también que se cumpla el plan de manejo vehicular diseñado para las obras de construcción vial que en estos momentos se ejecutan en la ciudad.











