Con la partida del docente de colegios y maestro de la composición vallenata Wiston Muegues Baquero concluye un capítulo valioso de ese folclor costumbrista, de esa narrativa que describe y dibuja escenas cotidianas de nuestra gente.
Pero no queremos que ese capítulo folclórico cargado de picardía se cierre con la muerte de nuestro insigne compositor Wiston Muegues, todo lo contrario, su despedida final debe constituirse en el punto de partida para comenzar a dimensionar la importancia de todo lo que él representaba para el folclor vallenato en materia de inventiva y creatividad auténtica, criolla y reflejo de la idiosincrasia de nuestros pueblos.
De verdad nos duele pensar que a partir de su muerte los festivales vallenatos que se desarrollan en todo el país ya no tendrán ese animador genuino que se mostraba con expresiones que dan cuenta de nuestra identidad original. Él era una voz auténtica de nuestras raíces campesinas.
Es preciso reconocer que el maestro Wiston Muegues fue un personaje muy querido y admirado por todos. Su imagen siempre será recodada como ese compositor que compuso canciones basadas en la narración de lo cotidiano. Con lujo de detalles fue un cronista musical de lo popular, un guardián del alma del pueblo.
La obra musical de Wiston Muegues dibuja con versos y melodías la sensibilidad y sabiduría de esas vivencias del hombre y la mujer de a pie, logrando plasmar con acierto sus penas, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas. Los contenidos musicales del maestro Muegues tienen sabor a barrio popular, a los antiguos campesinos, a cocina criolla, a los cuentos y chismes de vecinos, a manifestaciones propias de las plazas populares, pero siempre con una peculiar picardía en la que muchos nos vemos reflejados.
Es el momento de valorar su narrativa artística y convertirla en una herramienta de resistencia cultural para que las nuevas generaciones de músicos echen mano de su repertorio y a partir de ello se generen nuevas producciones musicales que guarden esa misma línea o formato folclórico.
La genialidad del maestro Wiston Muegues consistió en defender las tradiciones, pero dignificando los oficios humildes y elevando lo cotidiano a la categoría de arte, pero no de cualquier arte, del arte de convertir en chiste, en comedia, las dificultades y angustias de la gente. Su música es testimonio y documento. Es historia viva de lo que realmente somos.
El mejor homenaje que le podemos rendir es preservar su legado, estudiarlo, difundirlo y celebrarlo con alegría para rendirle tributo a esa condición especial que siempre lo caracterizaba: su espontaneidad, jocosidad y su permanente sonrisa.
Es importante que las nuevas generaciones conozcan la riqueza de su obra, no solo para disfrutarla, sino para continuar su vocación, tal es la de contar nuestras propias historias con voz propia, sin avergonzarnos de nuestras carencias y con ese tono jocoso con el que los pueblos caribeños enfrentan el diario acontecer.
Desde EL PILÓN le hacemos el llamado a las instituciones culturales, escuelas, músicos y gestores para que asuman la responsabilidad de mantener vigente la obra de nuestro querido y siempre recordado Wiston Muegues. No se puede permitir que se archive su música, ahora más que nunca se debe volver a grabar, incluirla en programas educativos, promover investigaciones sobre su vida y pensamiento. Pedimos que en todos los festivales vallenatos se interprete con respeto y emoción las canciones del maestro Muegues.
Expresamos nuestras sentidas condolencias y sentimientos de pesar a los familiares y amigos del maestro Wiston Muegues Baquero, lo mismo a que todos los amantes del folclor vallenato.
