A propósito de los 500 años de la fundación de la ciudad de Santa Marta, es importante echarles una mirada a distintos aspectos ligados históricamente entre esa capital y Valledupar, que podrían servir de referente para revisar fortalezas y debilidades durante esas 50 décadas cumplidas.
La historia registra que desde Santa Marta partieron las primeras expediciones hacia el interior y fue mediante ese proceso que nació Valledupar, como uno de los enclaves más importantes del Magdalena Grande al que pertenecían los departamentos del Cesar y La Guajira.
Recordemos que Santa Marta es considerada la ciudad más antigua del país, esos 500 años de historia involucran a toda una región que nació de su influencia. De ella surgió uno de los puertos más importantes de Colombia y se inició una red de relaciones políticas, económicas, sociales y culturales que se extendió a todo el Caribe colombiano.
El hilo histórico con Valledupar es claro porque fue desde Santa Marta que se impulsó la colonización del territorio donde hoy se erige Valledupar. Cuentan nuestros historiadores que “las rutas que cruzaron la Sierra Nevada, el contacto con los pueblos indígenas, los intercambios con la costa, y luego la articulación del comercio, la religión y la administración colonial, están íntimamente ligados con la capital cesarense. No es casualidad que muchos de los apellidos, familias, instituciones y expresiones culturales vallenatas tengan raíces en Santa Marta”.
Valledupar y Santa Marta comparten un artista en común, representado en la figura de Carlos Vives, quien ha logrado que la música vallenata trascienda en representación de toda la región Caribe.
Es una historia nutrida de muchos ingredientes entre estas dos ciudades, pero detengámonos en las fortalezas y debilidades. Por ejemplo, el hecho de que fue la primera ciudad fundada le permitió constituirse en una capital con mucho valor histórico para el país y el continente suramericano. Fue un punto estratégico durante la colonización española, eso le permite atraer turismo cultural por su importancia histórica. Se destaca como un territorio con un importante legado indígena y cultural, es la región ancestral de la Sierra Nevada, hogar de pueblos indígenas como los Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo, eso le ha dado fuerza como símbolo de identidad regional y constituirse en un atractivo turístico natural alrededor del Parque Tayrona y de playas como El Rodadero, Taganga y sitios naturales como Minca. Es una puerta de entrada a destinos ecológicos únicos. También está allí La Quinta de San Pedro Alejandrino, un hito histórico, donde murió el Libertador Simón Bolívar en 1830.
Por el rol simbólico que cumple Santa Marta en la historia nacional y continental, es una ciudad que mantiene latente la necesidad de mejoras en infraestructura y conectividad, algo que se ha venido dando en los últimos años con el desarrollo del puerto, la ampliación de vías y el turismo, pero aún falta mucho y ojalá que, en el marco de estas efemérides, la corrupción imperante quede incluida en la lista de los pendientes por corregir.
Entre los aspectos desfavorables podrían mencionarse la violencia y abandono estatal, allí el conflicto armado colombiano ha sido muy fuerte por la presencia de grupos paramilitares, guerrillas y narcotráfico. Durante siglos, muchos restos arqueológicos y documentos históricos fueron saqueados o destruidos.
Este aniversario debe servir para reconstruir los lazos entre ambas ciudades y fortalecer los proyectos culturales, turísticos y académicos que nos unan. Santa Marta cumple 500 años y Valledupar también lo celebra, porque parte de esa historia también nos pertenece y sirve de reflejo para corregir lo malo y fortalecer lo bueno.











