El proceso de recuperación y desalojo del antiguo lote de Idema, desarrollado este jueves, puso en evidencia la urgente necesidad de que Valledupar cuente con un albergue para animales callejeros, lo cual obliga a repensar la funcionalidad del Centro de Bienestar Animal (CBA), que es relativamente nuevo.
El operativo consistió en trasladar al CBA los animales que permanecían en ese lote, jornada de la que fueron testigos el secretario de Gobierno, Félix Valera; la secretaria Local de Salud, Jaide Medina; voluntarios de la Fundación Huellitas Callejeras; la animalista Diana Meneses, de la Fundación Adopta un Michi; Keren Sierra, de la Fundación Red por los Callejeritos; miembros de la Policía Ambiental, la Procuraduría General; Francy Lozano, del Comité Facilitador; un representante de los animales en ese comité y un vocero del sector ambiental. Es evidente el amor que también le puso la líder social Carolina Vargas, de la Escuela Ambiental.
Allí, frente a la mirada de todos, se procedió al traslado de decenas de perros y gatos callejeros hacia el CBA, situación que avivó la discusión sobre el futuro de esos animales, en razón que esa solución sería temporal debido a que ese centro no funciona ni está preparado como un sitio de albergue y solo presta los servicios de atención veterinaria integral, incluyendo valoración, vacunación y desparasitación, pero por el momento no es lugar de estadía de animales de calle.
Es una realidad que hace pensar que el CBA “fue mal concebido como especie de clínica, pero pública, y no como albergue. Lo que realmente necesita la ciudad es el albergue de perros y gatos de calle”, fue una de las voces que se escuchó durante la jornada del jueves.
Valoramos que se haya dado ese paso de trasladar los animales hacia el CBA, consideramos que es una iniciativa que va en la dirección adecuada, tal es la de recoger los animales que deambulan en la ciudad y llevarlos a un sitio de albergue.
En buena hora se da esa articulación entre la Alcaldía de Valledupar, la Procuraduría y diversas asociaciones animalistas, al tiempo que se está invitando a la comunidad a visitar el CBA, llenar el formulario de adopción y brindar un nuevo hogar a estos animales que esperan una segunda oportunidad. Por fortuna ya se iniciaron las primeras adopciones de algunas familias que de manera voluntaria se acercaron y manifestaron su interés de acoger en sus hogares a algunos de estos animales sedientos de cariño.
Es el momento de conjugar en su plenitud el concepto de “bienestar”, algo que va mucho más allá de la atención clínica y la reubicación temporal. Por todo ello, hoy más que nunca, el llamado es claro: el centro debe transformarse en un verdadero albergue. Si bien, algunos de estos animales ya fueron recibidos en adopción, aún son muchos los que esperan un hogar, y mientras tanto necesitan un espacio digno, seguro y con calor humano.
Es preciso reconocer que en la actualidad el Centro de Bienestar Animal presta un servicio muy valioso, pero el cual resulta insuficiente ante los crecientes problemas de abandono animal. No se trata únicamente de curar heridas físicas, sino de ofrecer una segunda oportunidad de vida a quienes han sido dejados a su suerte en las calles. Insistimos entonces que el centro debe evolucionar hacia su propósito natural: ser un albergue integral. En eso se debe trabajar desde ya.











