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Mi mejor amigo

“El hombre es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice”, una de tantas frases célebres y enseñanzas que recibí de mi papá y que hoy, en su natalicio y en el año en que ha partido a la casa del Padre, he querido atesorar, honrar su vida y su legado, y compartirlo con ustedes.

Médico Oswaldo Angulo Arévalo y su hijo Oswaldo Mauricio. FOTO: CORTESÍA.

Médico Oswaldo Angulo Arévalo y su hijo Oswaldo Mauricio. FOTO: CORTESÍA.

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“El hombre es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice”, una de tantas frases célebres y enseñanzas que recibí de mi papá y que hoy, en su natalicio y en el año en que ha partido a la casa del Padre, he querido atesorar, honrar su vida y su legado, y compartirlo con ustedes.

En tiempos en que los principios y los valores se han trastocado en mala dirección y el ser humano parece confundido con su propósito de vida, la vida y el legado de mi padre son un testimonio que transformó e iluminó con bien a todas las generaciones que influyó con su presencia, con su trabajo o con su silencio.

Hoy el gremio médico nacional y la academia lo reconocen como “El Padre de la Urología en el Cesar”, insignia que se ganó como un cesarense que, a través de la ciencia, el servicio humanitario y su vanguardista talento quirúrgico, clínico y académico, movilizó de manera positiva la transformación del arte médico en toda una región.

No existe persona que haya gozado de la extraordinaria compañía del doctor Oswaldo Angulo Arévalo y que no conserve un tesoro en su corazón.

Proclamaba poesías, era un versátil contador de historias, amaba y era doliente de su pueblo; se reía a carcajadas de los chistes flojos, era un lector empedernido; lo visitaban para tertulias políticas desde todos los sectores; disfrutaba como un niño de sus viajes, renegaba cuando la selección Colombia tocaba el balón para atrás, se deleitaba con la comida criolla, fue mal paciente, iba a tomar tinto a las fincas, era tierno al amar e implacable al corregir. Era un conversador encantador.

Fue diputado, ganadero, agricultor, empresario y docente; cultivaba sus relaciones y el valor de la amistad; excepcional hijo, hermano y tío, colosal abuelo, esposo, suegro y padre.

Fue un fervoroso servidor de Emaús, amigo de los sacerdotes y fiel devoto de la Sagrada Familia de Nazareth: Jesús, José y María.

Cumplió el sueño de su libro como coescritor de ‘Pergamino Médico’, obra literaria que desborda relatos épicos de templanza y nobleza, donde su vida y su legado respiran un profundo aroma y el contexto del realismo mágico.

Uno de sus principales objetivos, y al que se dedicó toda mi vida, fue convertirse en mi amigo. Hoy escribo estas líneas con el corazón en la mano y la profunda nostalgia de su ausencia terrenal; pero, por encima de todo, agradecido con Dios por la vida y el legado de mi papá, quien será por siempre, mi mejor amigo.

Por: Oswaldo Mauricio Angulo Agudelo.

Temas tratados
  • Homenaje
  • Oswaldo Angulo Arevalo
  • Oswaldo Mauricio
  • Padre de la Urología en el Cesar

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