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La contribución de Venezuela a la creación del departamento del Cesar

Esta fue la ponencia del director de EL PILÓN, Juan Carlos Quintero Castro, en la jornada semanal de la Academia de Historia del Valle de Upar sobre la creación del departamento del Cesar. Diciembre de 2025.

El doctor Juan Carlos Quintero Castro durante la exposición en la jornada semanal de la Academia de Historia del Valle de Upar sobre la creación del departamento del Cesar. / Foto: Said Armenta

El doctor Juan Carlos Quintero Castro durante la exposición en la jornada semanal de la Academia de Historia del Valle de Upar sobre la creación del departamento del Cesar. / Foto: Said Armenta

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Existía una vieja relación entre la región del Zulia y lo que hoy son los departamentos de Cesar y La Guajira desde épocas precolombinas y coloniales. Los últimos hallazgos arqueológicos —caso Villa Icha en Valencia de Jesús en 2022— coinciden con rasgos de poblaciones indígenas próximas al Lago de Maracaibo.

Durante las guerras civiles se corrió la frontera y la intervención. En la Guerra de los Mil Días, el presidente Cipriano Castro apoyó decididamente a los revolucionarios liberales. Antes, a finales del siglo XIX, el general vallenato Vicente Sebastián Mestre Socarrás tuvo la posesión del Palacio de Miraflores (EL PILÓN, 5 de enero de 2025, https://elpilon.com.co/investigacion/el-general-vallenato-que-se-tomo-el-palacio-de-miraflores-en-venezuela ).

Las exportaciones ganaderas desde 1940 dinamizaron la economía regional, y después fue el gran intercambio comercial. Así lo registra la Federación de Ganaderos del Magdalena, con sede en Valledupar, en 1949 (entrevista a Clemente Quintero de la revista Costa y Mar, octubre de 1949. Homenaje a Valledupar reproducida en 2023 por EL PILÓN, https://elpilon.com.co/entrevista/la-federacion-de-ganaderos-subsistira-e-ira-hacia-adelante-clemente-quintero-araujo-fallecido-el-11-de-marzo-hace-40-anos ).

La relación de migración hacia Venezuela de miles de magdalenenses y bolivarenses dinamizó, por remesas, la economía regional; además, en el caso de lo que hoy es el Cesar, por el auge algodonero produjo una migración de gente del interior a nuestro territorio de nuevos productores, proveedores de servicios (comercio, agrónomos, pilotos de aviación) y recolectores. Los locales preferían irse a Venezuela. No se puede hablar del auge del algodón como factor de creación del departamento sin reconocer el papel también trascendental en la base económica que tuvo la relación comercial con Venezuela. Ese país era de los más ricos del mundo: en 1962 construyó el puente más largo del mundo, 9 kilómetros, en doble calzada, sobre el Lago de Maracaibo, y la represa del Guri, cuya construcción se inició el mismo año, fue durante varias décadas la central hidroeléctrica más grande del mundo, del orden de 10.000 megavatios, antecediendo 30 años a la gran represa china de Las Tres Gargantas.

La inversión venezolana llegó a nuestra región con proyectos industriales como Ilcex, de inversión ítalo-venezolana, en 1970, para producir quesos madurados de alta calidad de exportación. Era increíble que para exportar se debía obtener licencias del Incomex, instituto oficial de comercio exterior, y, entre otras razones, una eficaz para impedirlo fue el lobby de los dueños de Cicolac en el alto gobierno. Su fracaso produjo un golpe psicológico al emprendimiento asociativo en la región y a las posibilidades de inversión en el Cesar. En su sede surgió, pasada una década, Coolesar, con el fin de hacer un frigorífico para exportar carne en canal al vecino país.

Las universidades e institutos de educación venezolanos sirvieron a la formación de jóvenes colombianos y del territorio que iban a hacer pregrado y maestrías de todo tipo; ofreció alternativas de trabajo a profesionales. Es el ejemplo del ingeniero Julio Villazón Baquero, quien, después de haber trabajado en Venezuela, trajo innovadoras ideas constructivas en campos como la hotelería, la educación y la beneficencia social.

Se mantuvo una relación entre la dirigencia de ambos territorios, con gobernadores zulianos como Omar Baralt. Y hubo una fuerte visión de la integración, en el nororiente colombiano y en nuestro territorio, como instrumento de desarrollo económico y social.

Se desarrolló esa ‘ideología de la integración’ en los medios y publicaciones de todo tipo; es el caso de la revista Perijá, que inició publicaciones mensuales en 1969/1970, con una segunda etapa tardía a partir de 1986. La revista, creada por Gratiniano Tolosa y Álvaro Castro Socarrás, impulsó el hermanamiento del Zulia y el Cesar. Rafael Silva Orozco, profesor de EAFIT, también uno de los directores de la publicación, en varios escritos justificó la visión integradora, prevalente a cualquier integración costeña.

El primer propósito de integración con la creación del nuevo departamento fue la construcción de una vía directa entre el Cesar y el Zulia, desde La Paz, Manaure hasta Villa del Rosario, tal como lo expuso en su primera edición la revista Perijá. Esa vía, recogiendo el viejo sueño de la comarca, la abrió años después el gobernador José Guillermo Pepe Castro, que fue criticado porque del lado venezolano no habría conexión.

Ese mensaje estuvo en los discursos de los creadores del departamento y en mensajes del gobernador Alfonso López Michelsen y sus sucesores. Y de la Asamblea (Jaime Murgas Arzuaga) y del primer papel esperado de la Corporación Regional Corpocesar en relación con Corpozulia.

Esa visión surgió como una alternativa al fracaso de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, ALALC, (creada en Montevideo) e identificaba que la integración debía ir de lo local —frontera— a lo internacional.

El Zulia, el estado petrolero más rico de Venezuela, fue gran inspirador del Cesar, pues sus dirigentes se mostraban orgullosos en Venezuela.

El eje Maracaibo-Santa Marta/Barranquilla-Bucaramanga fue clave como referencia espacial del departamento. Maracaibo deslumbraba. Los colombianos en Venezuela llevaron la semilla cultural y la música costeña, principalmente el vallenato, que luego sería acogido ampliamente en ese país. Bien ha recordado en la Academia Alberto González Mestre, de las varias canciones que nos unen, la estrofa de la canción de Isaac Carrillo Diez de Enero: “Le pediré al Presidente de Venezuela que te persigan allá por donde vayas, que no te deje cruzar por la frontera porque mi vida sin ti no vale nada”.

El discurso de la integración ha sido constante de los mandatarios de los dos países, pero no ha pasado de palabras. Recientemente se volvió a plantear por los gobiernos de Colombia y Venezuela.

Hace dos años una misión de la Cámara de Comercio de Valledupar y el gremio de comerciantes de Fenalco y líderes locales visitó el Zulia, en el propósito de reactivar la relación de frontera. Luego vino una delegación a Valledupar, pero no ha habido dinámica por los problemas del país hermano.

La situación actual de Venezuela y su gobierno es bastante compleja e inestable política y socialmente.

Por: Juan Carlos Quintero Castro

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