El Viejo Mundo se encontró con el Nuevo cuando las tres carabelas del almirante Colón llegaron, en una madrugada de octubre de 1492, a unas islas que confundió con el Extremo Oriente, el Cipango.
Hace referencia al denominado descubrimiento de América.
Colón llega a las costas de América frente al islote que denominó, Guanahaní a la que llamó San Salvador. Salió de Palos de Moguer el 12 de octubre de 1942 con tres carabelas y una expedición integrada por españoles autorizada por la monarquía de ese país, en un viaje de exploración hacia el continente Asiático porque las relaciones entre Europa y China habían sido suprimidas por los turcos otomanos y estaban convencidos que podían llegar a Oriente navegando por el Occidente.
El 12 de octubre del mismo año desembarcaron en la isla de Guanahaní a la que denominó San Salvador. En su libro de viajes escribió que había descubierto “El paraíso”.
Muere sin saber que estaba frente a un continente desconocido por los europeos. La conquista trajo consecuencias dramáticas. Nuestros indígenas, semilla humana y autóctona expresión de la tierra, sentimiento, inteligencia y pensamiento, ser humano natural y propio parte de ella, se encogió en su tristeza lloró, resistió, aportando un buen número de vidas vidas al brutal ataque de la conquista.
Esta fecha marca el nacimiento de una nueva identidad resultado del encuentro y fusión de los nativos con los colonizadores que provocó una nueva visión del mundo.
El mestizaje, generó unas pautas de comportamientos sociales que afectó la estructura familiar a lo largo de la colonia. De esa mezcla de razas y culturas nacimos, en donde la fusión de indios, negros y blancos dio como resultado una cultura plural, caracteriza nuestra región.
Nace una nueva cultura comenzando por el sincretismo religioso que comienza a gestarse desde el mismo momento de la conquista. Da paso a un proceso de transculturación religiosa, enseñanzas que se fusionaran con las creencias propias y ancestrales de los aborígenes para producir un cristianismo que se enriquece aún más con el aporte de los negros provenientes de África. La cultura e identidad, esa pareja indisoluble se presenta como como “una telaraña de significados” que tejemos a nuestro alrededor.
La música de los nativos y sus instrumentos musicales eran de una gran riqueza. Además de servir para celebrar fiestas estaba dirigidos a la comunicación con sus dioses: pitos, ocarinas, carrizos, flautas, cachos, sonajeras, maracas, tambores aunado a los que aportaron los españoles como la guitarra y los heredados de los negros procedentes de distintas regiones actores de magias e invocaciones que elevaban con el lenguaje de los tambores y la diversidad de instrumentos que se ingeniaron al no poderlos traer consigo. Algunos aún se conservan y los vemos en fiesta de Corpus Cristi en Atánquez, en la leyenda vallenata, en pueblos del Bajo Magdalena.
El siguiente relato de la mitología Kogui nos habla de la importancia de la música para ellos;
El sol dijo: Quiero que me canten, los rayos del sol dijeron: queremos que nos canten. Después su luz iluminó nuestras voces doradas.
"Cuando bailo así, el oro santo brilla y veo mi sombra enorme pasar por las paredes. Así bailaban los antiguos, con el oro, el oro santo".
Los padres hicieron la casa en el cielo se reunieron y bailaron y cantaron y decidieron hacer la tierra.
Las palabras del sol cayeron, los gritos del sol descendieron sobre la tierra, los sonidos dorados bajaron. De oro es el canto del sol., de metálico timbre su voz, su refulgente voz. (La música de la vida instrumentos rituales ( Duica, William).
Una revisión somera en El Museo del oro del Banco de la República nos presenta los siguientes instrumentos de la región Caribe:
TRADICION
Trompeta de oro, Llanuras del Caribe (siglos V-X d.C.)
Escucha el canto, escucha el canto que enseña la tradición. Entra al baile, siente el abrazo de la comunidad. Toca el instrumento, libera su enseñanza, deja que cante su historia, deja que vuele ese pensamiento.
Quedarán los instrumentos para que cuenten nuestra historia, quedará nuestra memoria en el canto, la flauta hablará de lo que fuimos. Cuando la gente sienta los instrumentos, descubrirá lo que había en nuestros corazones.
"La flauta de pan era una mujer que una vez, en la selva, fue encantada. Ella se perdió y ahora llega a los bailes y así va de baile en baile y de boca en boca".
Mitología Murui-Muinane
Flauta múltiple de cerámica Tairona
Sierra Nevada de Santa Marta (siglos X-XVI d.C.)
- Nota. Información más completa sobre este tema podemos obtener “ Cultura Vallenata: Origen, teoría y pruebas” del Abogado e investigador Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa.
Giomar Lucía Guerra Bonilla











