Si los estudiosos afirman que escuchar música es importante por su contribución a la salud física y mental, porque mejora el sueño, apoya el aprendizaje, distrae y alivia, y nos permite a los humanos expresar nuestras emociones y sentimientos de manera singular —y hasta ser capaz de encantar a los animales irracionales (Orfeo encantando a Cerbero con el tañer de su lira)—, la tarea que cumple la Fundación Pentagrama es encomiable.
Aunque por ese espacio señorial de la casa de los Castro Monsalvo, situado en plena esquina noroccidental de la Plaza Alfonso López, han transitado también los sonidos de los bongós, los anfitriones quincenales, los martes, son un portentoso piano de cola Sternley y su ejecutor principal, el maestro Pedro Perales Llerena. Más de 20 años en este menester han transcurrido desde cuando las matronas María Elena Castro de Quintero y Elisa Dangond, amantes de la música clásica, tuvieron la iniciativa de hacer trascender sus gustos personales y brindarle la oportunidad de apreciarlos y asimilarlos a toda la ciudadanía vallenata.
Quienes hemos sido aficionados, casi que constantes, de Tardes de piano, podemos dar fe del acierto de las venerables señoras María Elena y Elisa, pues hoy no solo hay un núcleo de personas, muchas de ellas jóvenes, que se han vuelto asiduos espectadores y oyentes de lo que, de las teclas pulsadas por Perales Llerena, dejan escuchar las cuerdas que componen el Sternley clásico: también vemos que allí se cultiva un reservorio de muchachos que, como maestros en crecimiento, ejecutan ese instrumento. E igual que interpretan a Beethoven, Mozart, Bach o Chopin —para mencionar algunos clásicos de todos los tiempos—, también reconocen e imitan a un Clayderman o un Yiruma, y con devoción ejecutan clásicos de Escalona, Leandro, Emiliano Zuleta y creadores jóvenes de la talla de Fernando Dangond. Pero lo más significativo: están creando melodías clásicas de su propia cosecha.
Este martes, como es habitual, Tardes de piano le dedicó un especial a la obra romántica del cantautor y poeta español José Luis Perales. Enjugadas de clasicismo, con notas de Clayderman, Mozart, Beethoven y Bach, emergieron las notas melódicas de hitos musicales del prolífico compositor ibérico, interpretadas magistralmente por Pedro Perales Llerena.
Quienes no asisten a estos eventos, por no informarse o simplemente por apatía, se están perdiendo la oportunidad de exorcizar toda esa energía negativa que cunde en el entorno —que muchos se dedican a difundir— asistiendo a Tardes de piano.
A la Fundación Carboandes, al diario EL PILÓN y al doctor Juan Carlos Quintero Castro, mecenas de este proyecto e idea, hay que darles los méritos por una obra digna, enteramente respaldada en lo privado, pues con ello están aportando, gratuitamente, a la reducción del estrés y la ansiedad; a aliviar el dolor; a mejorar el estado de ánimo; a potenciar la memoria y la concentración, y a fomentar vínculos sociales, que son, entre otros, de los grandes beneficios que aporta escuchar música, cuanto más si es en vivo, como en Tardes de piano.
Por: Pedro Perales Téllez.












