Hay nombres bien puestos y ese es el caso de Marcos, el buen amigo de ‘El Macho’ Aponte, mi papá y también de Manuel Germán Cuello, quien por fin logró su propósito de llevárselo para gozar de su grata y leal compañía.
Marcos significa martillo, tenacidad, pero también conciliación y esas cualidades se conjugaban en la personalidad de Marcos Orozco García Navas Daza; de los Orozco de La Majaguita, honrados, valientes y radicales; García de los riohacheros de los mismos del legendario Chico García, quien se distinguió por su capacidad de servicio a sus congéneres; los Navas de Miguel y Lucas Gnecco, sinónimo de buen comportamiento y señorío y Daza, donde hay de todo, buenos y malos, ricos y pobres, ignorantes e intelectuales, pero todos blancos según aseguraba mi querido amigo ‘El Popo’ Daza, recientemente fallecido.
Eso era Marcos, un hombre de recio carácter, que ejercía el apostolado de la amistad de manera radical y según sus familiares el mejor de los mejores, que le servía a todo mundo con generosidad ilimitada, que exhibía una cultura innata y un riohacherismo extremo, es decir, era buena gente y poseía el don de persuadir y convencer a las personas o comunidades en conflicto para llegar a acuerdos amistosos mediante la conciliación, pero cuando no se podía, se paraba en raya y también tomaba posiciones radicales y temerarias.
Muy joven, con escasos treinta años, fue alcalde de Robles y después de Pivijay y Codazzi y siempre intervino en la vida pública, primero al lado del hombre más grande que ha dado Plato, Antonio Escobar Camargo, el doctor Escobar, y después con Manuel Germán Cuello, también lo mejor que ha tenido La Junta, hoy tan de moda.
José Antonio Murgas como Gobernador tuvo el acierto de designarlo en una alta posición, algo así como un Alcalde ambulante, que lo mandaba a resolver conflictos a los municipios emproblemados y así cumplió como primera autoridad en diez o más de ellos en el Cesar, saliendo siempre airoso y entregándolos en sana paz; fue alto funcionario de La Vallenata y asesor particular de Manuel Germán, Alfredo Cuello y Álvaro Muñoz en sus alcaldías, quienes lo tenían como un filtro y no firmaban nada sino llevaba su visto bueno.
Me ha dolido mucho su muerte, pero ponemos de ejemplo su vida pública, para que la juventud tan propensa hoy a meterse en líos y desgracias cuando ejercen un cargo público, lo imiten.
Anécdota: en 1952 vivíamos en Santa Marta y Marcos fue a visitarnos, pero también a pedirle ayuda a mi papá con un puesto, especialmente el Comando del Resguardo Departamental y salieron para donde el Gobernador y mi papá, atrevido como era él, de una entró al despacho y le dictó o lo hizo él, un Decreto y le dijo al Gobernador: firme esto y cuando le preguntó que era, le manifestó: un Decreto sacando al Alcalde de La Paz que es liberal y nombrando a Marcos Orozco, un conservador escobarista. Salió y se lo entregó, mi papá le dijo que leyera y cuando se dio cuenta de la designación no quería aceptar, por inexperiencia, pero el ‘Macho’, le agregó: eso es fácil, lo manejan los liberales, ahora tu que eres conservador y escobarista.












