COLUMNISTA

Lo prometido es deuda y aquí está: El amor

Por Marlon Javier Domínguez Muchas personas definen la palabra amor como el sentimiento que se profesa hacia alguien: un hijo, una madre, una pareja, etc. Sin embargo, es preciso considerar que para muchos otros esta palabra no pasa de ser simplemente un sustantivo abstracto al cual no es posible encontrar significado preciso: podríamos hallar tantas […]

Lo prometido es deuda y aquí está: El amor

Lo prometido es deuda y aquí está: El amor

canal de WhatsApp

Por Marlon Javier Domínguez

Muchas personas definen la palabra amor como el sentimiento que se profesa hacia alguien: un hijo, una madre, una pareja, etc. Sin embargo, es preciso considerar que para muchos otros esta palabra no pasa de ser simplemente un sustantivo abstracto al cual no es posible encontrar significado preciso: podríamos hallar tantas concepciones del amor cuantas personas hay sobre la tierra.

Algunos creen que el amor es ese cosquilleo y profundo aprecio que se siente al visualizar al ser querido, o esa tristeza que nos embarga cuando ya no está a nuestro lado; el entusiasmo y alegría que experimentamos al saber que lo veremos de nuevo; la atracción física, la pasión, el deseo, en fin. Es cierto que los seres humanos experimentamos este tipo de situaciones en nuestro diario vivir, pero hay que admitir que, al mismo tiempo, experimentamos situaciones totalmente opuestas con respecto a las mismas personas que en otro momento dijimos amar. Es entonces cuando debemos reflexionar y pensar acerca de aquello que llamamos amor.

Fácilmente salen de los labios las palabras “te amo; pero, corresponde lo que se siente a lo que realmente significan tales palabras? Deberíamos conformarnos con el más radical subjetivismo, según el cual cada quien posee su verdad, o embarcarnos en la búsqueda de un concepto objetivo de lo que significa amar? Yo opto por lo segundo y, por supuesto, nadie tiene que estar de acuerdo conmigo.

El amor es lo más sublime que pueda existir, tiende a la perfección, no tiene envidia y no busca el mal, pero sobretodo, nunca se acaba: una vez se experimenta es imposible borrarlo de nuestras vidas, no es posible amar hoy y no amar mañana. Algunas veces el amor se encuentra profundamente herido, pero sigue siendo amor; otras veces nunca en realidad se amó.

El amor por excelencia, nos viene de Dios y es él, el único que nos puede regalar el don de amar, de profesar un amor perfecto, que nunca se acabe, que no desfallezca ante las dificultades, pero sobretodo, que sea capaz de dar la vida por los demás.

“Te amo” es lo que escuchamos de Dios cada nuevo día, “Te amo” es lo que nos expresa el Creador al regalarnos tan hermosos atardeceres y anocheceres, “Te amo” son sus palabras de buenas noches al regalarnos un cielo estrellado o nublado; con cada una de las situaciones de nuestra vida es esa expresión la que escuchamos de Dios: “te amo, por eso perdono cada uno de tus errores, “te amo” y no me basta mostrártelo todos los días de tu vida, porque aparte de que lo sepas quiero que aprendas a también a amar de la manera correcta.

Post Scriptum: Amor sublime el del Dios hecho niño en las entrañas de María.

 

TE PUEDE INTERESAR