MEDIO AMBIENTE
Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurì y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
En esto del Medio Ambiente y de la Ecología, niños y adultos, absolutamente todos, debemos conocer las leyes que rigen a la naturaleza o los principios rectores para actuar. En consecuencia, y siendo conscientes de ello, llevar una vida amigable y respetuosa con los componentes naturales que nos permitan la continuidad de la vida en este Planeta del cual hoy somos supervivientes, y claro, actuando de consuno con la naturaleza podemos hablar de Desarrollo Sostenible.
Desde año 1873, el estudioso Barry Commoner sintetizó en cuatro leyes los principios rectores de la ecología, que hoy nos permitimos presentar de la manera más sencilla y pedagógica para que sean entendibles en todos los niveles, vale decir, niños, jóvenes y adultos. Primera Ley. “Todo está relacionado con todo”. Esto significa que todos los elementos de un ecosistema (sistema constituido por los seres vivos existentes en un lugar determinado y el medio ambiente que les es propio) están relacionados unos con otros y que ninguno de ellos puede sobrevivir independientemente de los demás.
Segunda Ley.”Todo debe ir a alguna parte”. Esta ley quiere decir que en la naturaleza nada se produce o se desecha y luego desaparece. Por ejemplo, el oxigeno que expelen las plantas lo aprovechan los seres vivos que tienen respiración pulmonar como los vertebrados incluyendo al hombre.
Tercera Ley. “La Naturaleza sabe lo que hace”. Esta nos explica por que los organismos están adaptados a unos ambientes determinados y no a otros, por ello, tenemos animales y plantas propios de climas fríos como las ovejas y los frailejones, pero también, los cactus y las cabras que se adaptan muy bien a los ecosistemas áridos y desérticos.
Cuarta Ley. “No existe comida de balde”. Se interpreta esta ley en el sentido de que no hay ganancia que no cueste algo. Debemos entender que no se puede saquear la naturaleza sin compensarle del daño que le hemos inferido. Por más que bosques que haya la tala sin control de árboles deteriora el ecosistema. En consecuencia, hay que reforestar o reponer los árboles talados con otros de la misma especie. Lo mismo ocurre con el agua que la naturaleza nos proporciona limpia, apta para saciar la sed y emplearla en las actividades domésticas, pero que nosotros la devolvemos sucia, contaminada con desechos de fábricas, hospitales y clínicas así como otros residuos humanos.
Tenemos que aprendernos estos enunciados o principios y aplicarlos, como tiene que ser, si queremos seguir de habitantes pasajeros del Planeta Tierra, y no es para menos, fijémonos en el cuadro desolador en que nos debatimos, que no es otra cosa que el cobro que nos está haciendo la naturaleza por lo que le hemos quitado y derrochado. Se dice que el ser humano es el 80% fracaso, pero si somos inteligentes aprendemos de ellos para acertar en lo sucesivo. Cambiemos de actitud, es la exigencia perentoria de ésta nuestra madre naturaleza que bondadosamente nos facilita recursos para vivir pero para usarlos bien y racionalmente hoy, pendiente de que las generaciones que vienen puedan hacerlo también. No seamos egoístas.
NOTAS BREVES:
– Esta va dirigida a la sectorial de la salud Municipal, en el sentido de que puedan observar y solucionar lo que está pasando al frente de la Clínica Valledupar (centro para la salud) en donde las ventas de comidas ubicadas en los kioskos, los dueños de estos tiran las aguas sucia o usadas a la calle. ¿Será que con un llamado de atención se podrá controlar esta falta de civismo o conciencia ciudadana?.
– Esta otra, va al Secretario de Tránsito, por que resulta que en este mismo lugar se presenta una congestión vehicular, debido a que los carros son estacionados como les da la santa gana a los conductores, hasta el punto que frecuentemente las ambulancias no encuentran espacio para desembarcar los enfermos, pero además, el ruido imperante allí es ensordecedor por la pitadera pidiendo paso por la vía. ¿Será que los enfermos se alteran por el ruido inclemente? ¿Cuándo acabamos con estas prácticas malsanas que acrecientan la gravedad del estado de salud de los pacientes?.












