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LAS TIERRAS DE ACSA

Por: Valerio Mejía “… puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de agua…”. Josué 15:19En el contexto de la repartición y conquista de la tierra prometida, nos encontramos aquí con la conquista de Hebrón, Debir y sus alrededores por parte de Caleb de la tribu de Judá.Recordaremos que ese Caleb fue el […]

LAS TIERRAS DE ACSA

LAS TIERRAS DE ACSA

Por: Valerio

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Por: Valerio Mejía

“… puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de agua…”. Josué 15:19
En el contexto de la repartición y conquista de la tierra prometida, nos encontramos aquí con la conquista de Hebrón, Debir y sus alrededores por parte de Caleb de la tribu de Judá.
Recordaremos que ese Caleb fue el mismo quien fue a la misión de los doce espías a reconocer la tierra y quien junto con Josué trajeron un informe realista pero positivo; mientras que los otros diez espías dieron un informe negativo que hizo desalentar y murmurar al pueblo y por cuyo motivo Dios los puso a vagar por el desierto durante cuarenta años. Solamente ingresaron a la tierra prometida, Josué y Caleb.
Asentados ya en la tierra, Caleb -aunque anciano ya-  le recuerda a Josué la promesa que Dios le había hecho acerca de hacerle heredar la tierra que pisó su pie, también como herencia perpetua para sus hijos, por cuanto se mantuvo fiel al Señor.
En el desarrollo de la conquista del territorio que finalmente recibe de manos de Josué, Caleb anima a alguien que quiera tomar en su nombre la población de Quiriat-sefer, con la motivación adicional de entregarle su hija Acsa por mujer. Otoniel su sobrino toma la ciudad, y a cambio recibe a su prima Acsa por mujer.
Su padre Caleb, les dio tierras en el desierto del Neguev. Pero cuando ya se despedían, su marido la convence que pida a su padre tierras para labrar. Ella decididamente solicita a su padre que le haga un regalo: y puesto que le ha dado tierras, también le dé fuentes de agua. Su padre cariñoso y complaciente, le otorga como regalo las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Se conoce como El Neguev, esa franja desértica al sur del mar muerto, tierra estéril, no apta para labranza, tierras situadas bajo un sol abrasador, tierras secas por el intenso calor.  
Amados amigos lectores, por nuestra tradición agrícola sabemos que tierra sin agua no es apta para cultivos, de allí la importancia de este relato. Actualizándolo, también hemos recibido de parte de Dios nuestro Padre, tierras representadas en dones, habilidades, capacidades, talentos y oportunidades. Algunas de esas áreas permanecen desérticas por falta de agua. Es hora de acercarnos confiadamente hasta el trono de la gracia y pedir para nosotros y nuestras familias: ¡fuentes de aguas! ¡fuentes de arriba y fuentes de abajo!
Creo que Dios está dispuesto a entregarnos no pozos o cisternas que almacenan y algunos ni siquiera retienen el agua; no charcos de agua estancada; sino fuentes, manantiales, nacederos, donde fluya agua permanentemente.
Quiero comparar esas fuentes de agua con esas corrientes de gozo y bendiciones que fluyen de lo alto en medio del verano más caluroso y en el lugar más desértico de prueba y aflicción. Hay fuentes que fluyen en los lugares profundos de la vida, en los lugares difíciles, en los lugares desiertos y solitarios, en los lugares ordinarios. Y sin importar cuán secos podamos estar, o cuan desértica pueda estar nuestra tierra, las fuentes de agua de arriba siempre podrán regar nuestra vida de labranza.   
Jesús en su encuentro con la mujer samaritana, ya había prometido que el agua que él nos daría, sería dentro de nosotros, como una fuente de agua que salte para vida eterna. Hoy les invito a que aprendamos a reconocer junto con David, que “todas mis fuentes están en ti”.
Oremos juntos: “Amado Dios, riega con tus fuentes de agua todas aquellas áreas desérticas de mi vida. Conviérteme en tierra fértil, tierra de labranza que dé su fruto a su tiempo. Gracias. Amén”
Recuerda: toda aridez de nuestra vida podrá ser regada por las fuentes de agua que Dios: ¡fuentes de arriba y fuentes de abajo!
Te mando un abrazo consolador en Cristo
valeriomejia@etb.net.co     

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