Seguramente te ha pasado. Abres el celular y comienzas a ver las redes sociales. Te encuentras con fotos de amigos y desconocidos en playas espectaculares, celebrando ascensos en el trabajo con sonrisas perfectas, o mostrando una vida familiar sin un solo problema. Todo parece increíble, emocionante y feliz. Luego, bloqueas el teléfono y miras a tu alrededor: tu día a día, con su rutina, su cansancio y sus desafíos, no se parece mucho a ese show.
Esa sensación, esa pequeña punzada de que “mi vida no es tan interesante”, es mucho más que un simple pensamiento pasajero. Es el inicio de un problema silencioso y gigante que está afectando la salud mental de los colombianos de todas las edades. No es una exageración, los datos son claros y preocupantes.
Comencemos con los más jóvenes. Un estudio nacional reveló una cifra que debería hacer sonar todas las alarmas: cerca del 70% de los jóvenes entre 15 y 28 años muestra señales del llamado “síndrome del impostor”. ¿Y qué significa esto en palabras sencillas? Es una sensación constante de no merecer los logros que uno tiene2. Es como si sintieras que todo lo que has conseguido ha sido por pura suerte y vives con el miedo de que, en cualquier momento, alguien se dé cuenta y te descubra como un “fraude”.
La raíz de este sentimiento está muy conectada con el mundo digital. Según la investigación, un 66% de los jóvenes encuestados expresó que desearía vivir como las personas que sigue en sus redes sociales. Además, más de la mitad (un 56%) siente que su propia vida no es lo suficientemente interesante. Esta comparación constante entre una vida real, con sus altos y bajos, y una vida digital cuidadosamente editada, está generando niveles muy altos de ansiedad y una profunda inseguridad en una generación entera.
Pero el problema no se detiene ahí. La presión y el malestar también han llegado con fuerza al mundo laboral. Cada vez se habla más del síndrome de Burnout, que no es simplemente estar cansado del trabajo. Es un estado de agotamiento físico, mental y emocional extremo, causado por un estrés laboral que se prolonga en el tiempo. Es sentir que ya no tienes más energía para dar, que te cuesta concentrarte y que has perdido el interés en tus tareas.
Las cifras en Colombia demuestran que esto es una epidemia silenciosa. Según datos de Seguros Sura, un 34% de los trabajadores colombianos ha tenido que ausentarse de su empleo en algún momento debido a condiciones relacionadas con su salud mental. Pensemos en lo que esto significa: una de cada tres personas ha llegado a un punto en que su malestar emocional le impide trabajar. A esto se suma otro dato contundente de un informe de Gallup Group: el 48% de los colaboradores en el país afirmó tener estrés laboral. Cuidar la salud mental en las empresas ya no es una opción o una moda, es una necesidad urgente para garantizar la productividad y, más importante aún, el bienestar de las personas.
Afortunadamente, parece que como país empezamos a reaccionar. El Gobierno Nacional ha puesto en marcha la quinta Encuesta Nacional de Salud Mental, que se aplicará en los 32 departamentos a más de 115.000 personas. Esto es fundamental, porque nos dará una radiografía clara y actualizada de cómo nos sentimos los colombianos, permitiendo crear políticas públicas que respondan a nuestras necesidades reales.
Además, ya contamos con una nueva ley de salud mental en el país. El objetivo de esta ley es tratar la salud mental con la misma seriedad que la salud física, garantizando el acceso a la atención y promoviendo el bienestar como un derecho para todos. Estos son, sin duda, pasos en la dirección correcta.
Al final, la reflexión nos toca a todos. ¿De verdad queremos seguir midiendo nuestro valor en “likes”, comentarios o la cultura de autoexigirte? Construir una sociedad mentalmente sana es una tarea compartida. Es responsabilidad del gobierno, de las empresas, de las familias y de cada individuo. Comencemos a crear más espacios para hablar de cómo nos sentimos, sin miedo y sin juicio. Nuestra paz mental debe ser, siempre, la verdadera prioridad.
Por Alfredo Jones Sánchez – @alfredojonessan












