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La República de Platón. Libro V

El libro V de La República de Platón es uno de los más complejos de su obra filosófica. Se continúan abordando temas fundamentales como la justicia, la estructura de la sociedad ideal y, en particular, la naturaleza de la familia y la educación de los guardianes.

La República de Platón. Libro V

La República de Platón. Libro V

Por: Rodrigo

@el_pilon

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El libro V de La República de Platón es uno de los más complejos de su obra filosófica. Se continúan abordando temas fundamentales como la justicia, la estructura de la sociedad ideal y, en particular, la naturaleza de la familia y la educación de los guardianes. Introduce ideas revolucionarias que desafían las convenciones sociales de aquella época —y de la nuestra—, y sienta las bases para la visión utópica del Estado y sus líderes mesiánicos.

Haré las críticas que me parezcan pertinentes.

Propone la comunidad de bienes y la abolición de la familia tradicional entre los guardianes.

Priva a los guardianes del goce de aquellos bienes que les otorga el derecho natural, lo cual no se compadece con un libro que trata precisamente sobre la justicia. No se inmutaba cuando de conservar el orden se trataba. Argumentaba que, para lograr una sociedad armoniosa y justa, los guardianes no debían tener propiedad privada ni relaciones familiares tradicionales. Por eso y por más, se le ha considerado un teórico comunista. Su razón era que los lazos familiares y la propiedad privada generan interés personal y división, que pueden socavar la unidad y la justicia colectiva.

Por ello propone que los guardianes compartan bienes, viviendas, familias, y que los hijos sean criados en común y no por sus propios padres. La finalidad es eliminar los conflictos de interés y promover un sentido de comunidad y lealtad hacia el Estado, en lugar de hacia la familia biológica.

Esta visión radical plantea un concepto de familia comunal y una educación colectiva de los hijos, en la que los niños sean criados y educados por el Estado, bajo la supervisión de los filósofos-reyes. La eliminación de la familia tradicional resulta totalitaria. Platón no era un demócrata, sino un idealista, un perfeccionista, no de este mundo, sino de su mundo ideal.

Han pasado 2.500 años y el alma de Platón continúa encarnándose en algunos líderes dictatoriales actuales. Las ideas obsesivas de poder son incontrolables, y los pueblos las padecen —incluso aplaudiendo—, como lo podemos observar.

La ignorancia y el fanatismo son oscuridades del alma.

Por eso argumenta que solo los filósofos, por su amor a la sabiduría y su conocimiento de la verdad, están capacitados para gobernar de manera justa. La razón es que poseen el conocimiento necesario para discernir lo que es bueno y justo, y, por tanto, deben liderar el Estado en nombre de toda la comunidad. Intelectualismo puro. Así, se anticipa a lo que en la Edad Moderna se conoció como despotismo ilustrado. La educación de estos líderes es, por tanto, un proceso riguroso que debe comenzar en la infancia y continuar a lo largo de toda su vida.

En este libro también se consideran conceptos como la teoría de las Ideas o Formas, la justicia como armonía, y la división del alma en tres partes: racional, irascible y apetitiva. La justicia, según Platón, consiste en que cada parte del alma desempeñe su función en armonía, y que, en la sociedad, cada clase social cumpla su papel.

La clase de los gobernantes filósofos representa la parte racional, los guardianes la parte irascible, y los productores los apetitos. Para Platón, armonía es sinónimo de justicia. Y quizá sea al revés: la justicia produce la armonía.

Por eso este libro V propone una visión radical y utópica de la justicia y la organización social, presentando una comunidad sin familia tradicional, gobernada por filósofos y basada en la eliminación de intereses particulares. Estas ideas reflejan la búsqueda platónica de un orden justo y la creencia en la capacidad del conocimiento y la virtud para guiar a la sociedad hacia la perfección.

Platón desconfiaba de la democracia; sin duda tenía presente los acontecimientos políticos y de guerra que habían ocurrido entre Esparta y Atenas, especialmente las guerras del Peloponeso, las tiranías posteriores, la época clásica del gobierno de Pericles, etcétera, etcétera.

Sus ideas son polémicas y las consideramos utópicas. Sin embargo, permanecen vivas en el alma de los tiranos.

¿Qué querrá decir el actual ministro de Justicia cuando ha salido a proclamar que “Colombia requiere una Asamblea Popular Constituyente, para que rediseñe las instituciones colombianas”? rodrigolopezbarros@hotmail.com

Por: Rodrigo López Barros.

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