Por: Leonardo José Maya
Concejal de Valledupar
Recientemente recibimos una capacitación dentro de las disposiciones creadas por ley para el mejoramiento del recurso humano y preparación de los concejales en sus actividades.
Esta vez contamos con dos expositores nuestros: El físico y matemático Ricardo Arias, especializado en Gestión Pública, hizo una extraordinaria disertación sobre el Régimen Electoral Colombiano donde explicó ampliamente asuntos relacionados con el quociente electoral, cifra repartidora, ley de bancadas etc.
El otro expositor fue el Exprocurador provincial, especialista en derecho administrativo, Federico Ávila, quien hizo una extraordinaria disertación sobre el Código Único Disciplinario. Ambos estuvieron muy lúcidos y mantuvieron cautivo al auditorio durante sus intervenciones.
Nunca vi, en ninguna de las capacitaciones anteriores, tal dominio de los temas tratados, esto me llamó poderosamente la atención obligándome a reflexionar un poco sobre el gran recurso humano que tenemos en nuestras ciudad, hombres y mujeres idóneos, estudiosos, capacitados pero no los valoramos, pareciera que sufriéramos el complejo de que todo lo que viene de afuera – y con otro acento- es superior a lo nuestro.
Este complejo de lo foráneo nos ha llevado por caminos equívocos y absurdos. Nuestros gobernantes se empeñan en contratar con empresas desconocidas, algunas radicadas en municipios más pequeños y atrasados que el nuestro, ejemplos hay muchísimos, empresas procedentes de Sucre, Córdoba, San Andrés etc. tienen contratos jugosos en nuestro municipio.
En el departamento hay empresas de todo el territorio nacional con las mismas características ejecutando obras que nuestros ingenieros y arquitectos pueden hacer incluso de mejor calidad y mayor pertinencia. ¿Qué intereses mezquinos hay en el trasfondo de estos contratos? Cuál es la razón para dejar de lado nuestro recurso humano y traer empresas y personajes foráneos que se llevan nuestros recursos y arrasan con nuestras ilusiones?
Se traen asesores de cualquier rincón cuando en Valledupar tenemos profesionales idóneos, formados en las mismas universidades del país -o el exterior- de donde proceden los contratistas. ¿Por qué ese desprecio por nuestros profesionales? que sucede en el pensar y sentir de nuestros gobernantes?
Más allá de cualquier manifestación subjetiva es bueno entender que todos somos viajeros del mismo camino y que estamos aquí y ahora, para aportar lo mejor de nosotros a nuestra ciudad. Creo que si podemos lograrlo, y si no, que jamás se diga que no lo intentamos.
Por eso, acostumbrado como estoy, a expresar lo que siente y a rendir culto solamente al conocimiento y al talento en todas sus manifestaciones siento gran regocijo cuando escucho a un Aníbal Martínez, Hernando Fragozo, Carlos García, Augusto Orozco , y tantos hombres nuestros repletos de saberes en sus áreas de conocimiento, pero no los dimensionamos en su magnitud. Son como los árboles de mango que desparraman sus frutos en las calles y no los valoramos porque nos parecen comunes, muy comunes.
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