A partir de hoy hasta el próximo lunes publicaremos una serie de perfiles de los más grandes acordeoneros de la música vallenata.
Los grandes del acordeón: Luis Enrique Martínez
Luis Enrique Martínez fue escogido Rey vallenato en 1973. Nació en el corregimiento de los Haticos, jurisdicción del municipio de Fonseca, La Guajira. De extracción eminentemente campesina porque antes de dedicarse a la música su vida transcurría en el campo desarrollando labores propias de la agricultura.
Su formación en la ejecución del acordeón siempre se la reconoció a ‘Pacho’ Rada, a quien le aprendió el son; el paseo lo aprendió oyendo a un músico como ‘Chico’ Bolaño, Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales. ‘El Pollo Vallenato’ como es popularmente conocido, inicia su vida musical en 1.947 al mismo tiempo que contrae matrimonio con Rosalbina Serrano.
Es catalogado por sus amigos y conocidos como un hombre ‘bonachón’, sencillo, bondadoso. Le decían ‘El Pacificador’, porque era el que bajaba los ánimos de las peleas entre los músicos.
Su aporte a la música vallenata radica en la innovación que dividió en dos la evolución del vallenato: por un lado la agilidad sorprendente en la digitación del acordeón y por otro, la ejecución musical ataviada de adornos, notas brillantes, nuevos movimientos, giros y compases que convierten a Luis Enrique en un revolucionario que logra sacar al acordeón de la ejecución monorrítmica.
Esta genialidad logra posicionarlo nacionalmente a comienzo de los años 50, con la creación de nuevos “pases” musicales que le dio un prestigio musical y comercial. Fue un músico integral que sabía tocar, cantar y componer a la vez.
Murió el 25 de marzo de 1995 en Santa Marta, rodeado de sus familiares y amigos, en medio unas condiciones no precisamente propias de un rey de la estirpe y el talante de este baluarte de la música vallenata.
Su herencia musical ha sido fuente de inspiración para las nuevas generaciones que han bebido de este patrimonio musical que perdurará a través de los años en el intento de imitar el toque magistral del acordeón que sólo Luis Enrique Martínez supo hacer.











