El 22 de diciembre la Secretaría de Salud de Valledupar realizó su rendición de cuentas para el 2025, dejando un balance de logros cuantificables importantes en la lucha con enfermedades como la fiebre amarilla, dengue, suicidios, muertes maternas y desnutrición, pero también varias zonas grises cuando se contrasta el discurso oficial con el panorama real del sistema de salud en la ciudad.
Tuberculosis: entre el “tiempo récord” y las alertas
En la rendición, Medina reivindicó el programa de tuberculosis como uno de los grandes logros del año: por primera vez el municipio recibe transferencias nacionales directas, conforma un equipo técnico, forma gestores comunitarios y se vincula a la investigación operativa del Instituto Nacional de Salud. La secretaria aseguró que “lo que no se había logrado en tres años lo hemos hecho en tiempo récord”, subrayando que diez personas en el municipio retomaron tratamientos abandonados y que Valledupar es el único municipio del Cesar incluido en la red de investigación operativa en tuberculosis.
No obstante, el contexto es todavía más complejo si se mira el comportamiento reciente de la tuberculosis a nivel nacional. En 2024 Colombia reportó 21.217 casos de tuberculosis con residencia en el país, lo que implicó un incremento del 6,44% frente a 2023 y una tasa de incidencia de 37,38 casos por cada 100.000 habitantes, lejos de la meta estratégica de 14,8 por 100.000 proyectada para ese año.
Aunque la Secretaría de Salud de Valledupar resalta la búsqueda activa de casos, el programa ENGAGE-TB y la articulación con el Hospital Eduardo Arredondo Daza, los informes del Instituto Nacional de Salud (INS) muestran que la transmisión sigue concentrándose en poblaciones vulnerables: personas privadas de la libertad, habitantes de calle, población indígena y menores de 15 años, poblaciones en las que la Alcaldía ha presentado tanto falencias como avances durante el 2025, de esa manera explicando que las tasas de detección en el país crecieron de forma sostenida entre 2020 y 2024, reflejando determinantes estructurales como pobreza, hacinamiento, desnutrición y barreras de acceso a servicios.
En ese escenario, el relato de “avance en tiempo récord” en un municipio piloto convive con una epidemia nacional en ascenso que exige intervenciones continuas, financiamiento estable y una vigilancia más intensa sobre farmacorresistencia y coinfección TB–VIH, más allá de los anuncios de corto plazo.
“Valledupar te cuida”: impacto territorial y límites de la oferta
La estrategia “Valledupar te cuida” fue presentada como la bandera de la gestión en territorio, con presencia en 34 barrios, ocho corregimientos, 23 acuerdos comunitarios y más de 12.000 beneficiarios, articulando servicios de salud, Sisbén, gestión social y otras dependencias. La Secretaria ya había descrito públicamente esta feria como una estrategia integral para “salir del escritorio al territorio”, priorizando promoción y prevención con aliados como el Hospital Eduardo Arredondo Daza, ICBF y EPS.
Pero el despliegue territorial contrasta con la crisis sistémica que atraviesa la red hospitalaria del Cesar, concentrada precisamente en Valledupar: servicios de urgencias colapsados, cierres parciales de áreas y deudas millonarias por parte de EPS intervenidas o en riesgo. La propia Gobernación y congresistas, citados por EL PILÓN, advierten que clínicas y hospitales están al límite por falta de pago al personal y a proveedores, lo que pone en riesgo la continuidad de la atención. En la práctica, las ferias y jornadas comunitarias alivian brechas de acceso, pero no sustituyen un sistema asistencial que opera bajo presión financiera y con capacidad instalada desbordada en todo el país.
Indicadores en salud mental, violencia y niñez
Durante el informe, Medina afirmó que Valledupar alcanzó “la tasa más baja de mortalidad por autoeliminación” con 2,6 por 100.000 habitantes en 2025, gracias al trabajo articulado con las secretarías de Gobierno y Seguridad, al fortalecimiento del Comité Municipal de Salud Mental y al funcionamiento de centros de escucha que han atendido a 1.950 personas. También reportó una reducción del 14,7% en embarazos adolescentes y la capacitación de más de 3.000 jóvenes en derechos sexuales y reproductivos, prevención de violencia sexual y proyecto de vida.
Estos logros encajan con la puesta en marcha de una política pública de salud mental reactivada y de mayor participación institucional en los comités y mesas de prevención del suicidio, tal como han recogido medios radiales locales en fechas conmemorativas como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Pero al mismo tiempo, la propia Secretaría reconoce que el indicador de violencia —incluida violencia de género e intrafamiliar— “está disparado”, pese a capacitaciones, directorios de atención y trabajo comunitario en casi todas las comunas.
El mensaje oficial se mueve en una línea fina: se exhiben buenos resultados en suicidio y embarazos adolescentes, mientras la violencia sigue desbordando la capacidad institucional, evidenciando que la reducción de un indicador no compensa el deterioro de otro igual de crítico para la salud pública.
Dengue, vigilancia sanitaria y la brecha entre cifras y percepción
En la rendición de cuentas se destacó que Valledupar realizó 40 visitas en 2025 a servicios de urgencias y hospitalización por dengue, 66 visitas de supervisión a urgencias en general y acciones de control de vectores en más de 3.000 hogares, con una disminución del 38,5 % de casos de dengue en el municipio. Medina insistió en que el dengue “seguirá presente” por ser una enfermedad tropical, pero defendió que la capacitación constante a médicos y las visitas de inspección estaban mejorando la respuesta asistencial.
Pese a que Medina destacó una disminución del 38,5 % en los casos de dengue en 2025, los registros nacionales muestran un panorama más matizado. Según el Sistema de Vigilancia en Salud Pública del INS, hasta la semana epidemiológica 51 Valledupar acumulaba 1.063 casos de dengue, una reducción frente a los 1.687 notificados en igual corte del año anterior, pero aún con la ciudad concentrando la mayor carga del departamento y manteniéndose como uno de los principales focos de transmisión en el Cesar. Por eso la Secretaría de Salud insiste en jornadas de prevención con la población vallenata.
Un balance con luces propias, bajo la sombra de una crisis mayor
La rendición de cuentas de Jaide Medina muestra una Secretaría activa en promoción, prevención, formación comunitaria, construcción de indicadores y despliegue territorial, con estrategias como “Valledupar te cuida”, el fortalecimiento del observatorio de salud pública, la investigación en tuberculosis y el énfasis en salud mental y violencia. Al nivel micro, muchos de los logros —10 pacientes que retoman tratamiento de tuberculosis, 30 que culminan el esquema, 810 certificados de discapacidad, 10.820 niños desparasitados—.
Pero al nivel macro, la información registrada durante todo el año por EL PILÓN confirma que Valledupar opera en medio de una crisis local de salud: hospitales al borde del colapso, urgencias cerradas temporalmente, deudas acumuladas de las EPS y una carga creciente por migración y pobreza. En ese escenario, la gestión de la Secretaría local luce como un esfuerzo de contención y mejora en medio de un sistema estructuralmente desfinanciado.
