Los trasladaron a sus ciudades de origen
En medio de desgarradoras escenas de dolor, ayer fueron reclamados los cadáveres de los cinco policías que resultaron muertos en el atentado con explosivos y ráfagas de fusil, registrado el sábado en la vía que comunica al municipio de González con la Vereda Chumizo, sur del Cesar.
Los familiares de las víctimas pidieron a las autoridades que las muertes de sus seres queridos no queden en la impunidad.
“Mi papá tenía 19 años de estar en la Policía y próximamente se iba a pensionar”, manifestó Jonathan Segura, hijo del agente Edinson Arturo Segura Rodríguez, de 38 años, natural de Barranquilla, quien tenía cuatro años de estar en el municipio de González, donde se desempeñaba como escolta del alcalde de ese municipio. Su sepelio se realizará en Valledupar, donde vivió durante muchos años con su esposa Yulianis Mora Padilla, con quien tuvo seis hijos.
Digneris Guerrero Suarez, ayer estaba a las afueras de la morgue a la espera del cuerpo de su esposo, el patrullero Juan Carlos Castañeda Monsalve, de 25 años, oriundo del municipio Belén de Umbría en Risaralda, donde sus padres Ana Clara Monsalve y Juan Marco Castañeda, esperan darle el último adiós.
“Él llevaba cinco años en la Policía y desde el 28 de enero de 2009, fue asignado a la zona del atentado”, dijo la viuda.
Luego arribaron a la morgue los familiares del subintendente Eustor Jesús Bulasco Guzmán, de 24 años, natural de Lorica en el departamento de Córdoba. Durante algún tiempo el uniformado vivió en el barrio Doce de octubre de Valledupar. Su cadáver será trasladado a su tierra natal.
Los auxiliares regulares Cesar Mauricio Díaz Lozano y Jawyn David Córdoba Solano, oriundos de Las Casas de Ayapel y de Planeta Rica, Córdoba, respectivamente, tenían dos meses de haber salido de la Escuela de Carabineros Rafael Núñez y sus cuerpos serán traslados por la Policía hasta sus poblaciones de origen.











