EL PILÓN dialogó con el director de Comfacesar, Frank Montero, a propósito de la Asamblea de Afiliados en la que se presentaron los resultados de caja de compensación en el 2024. También habló de la economía del departamento y el panorama para el 2025.
¿Cuál fue el dato más importante de la reciente asamblea de afiliados?
Cada año rendimos cuentas a las empresas que hacen sus aportes. En esta ocasión, expusimos las cifras de gestión de 2024. Comfacesar cuenta hoy con más de 9.700 empresas afiliadas, lo que representa alrededor de 130.000 trabajadores y cerca de 150.000 beneficiarios, si sumamos a sus familias.
Durante el año pasado pagamos más de 1.300.000 cuotas monetarias del subsidio familiar, lo que se traduce en aproximadamente $53.000 millones invertidos en beneficio de los trabajadores con menores ingresos.
Trabajamos en líneas como vivienda, educación, empleo, recreación, deportes y turismo. Por ejemplo, en nuestro colegio, que es un megacolegio con más de 1.700 estudiantes, invertimos más de $7.600 millones en subsidios de matrículas y pensiones, garantizando una educación del nivel de un colegio privado a costos reducidos para las familias.
¿Cómo está conformado el perfil laboral de los afiliados?
Comfacesar categoriza a los trabajadores según su salario. Las categorías A y B, que agrupan a quienes ganan menos de cuatro salarios mínimos, concentran el mayor número de beneficiarios. Mientras que las empresas grandes, como las del sector minero o las entidades públicas, hacen los mayores aportes, los subsidios se destinan principalmente a trabajadores de pequeñas y medianas empresas.
¿Qué sectores aportan más y cuáles reciben más beneficios?
El sector minero y la administración pública lideran los aportes. Sin embargo, en subsidios, la mayor participación la tiene la Gobernación y sus entidades, porque sus trabajadores ganan menos de cuatro salarios mínimos, lo que les da derecho al subsidio. En cambio, en el sector minero, aunque se aportan altos montos, los empleados ganan más de ese umbral y no son beneficiarios directos.
¿Qué lectura hace de la economía del Cesar durante el 2024?
A pesar de la incertidumbre nacional y los problemas de orden público, la economía del departamento mostró cierta estabilidad. Cerramos el año con 9.797 empresas activas, que aportaron más de $171.810 millones. Aunque algunos sectores sufren, como el comercio, la construcción y los servicios profesionales, las empresas han logrado sostenerse.
El comercio sigue siendo el principal generador de empleo. En cambio, la construcción se vio afectada por los recortes en subsidios de vivienda. Y el sector de salud ha sido golpeado por la crisis de las EPS, que afecta directamente a clínicas e IPS. Es un panorama difícil.
¿Creció el número de empresas afiliadas frente al 2023?
Sí, hubo crecimiento. Por cada empresa que sale del sistema por falta de aportes, ingresan al menos tres nuevas. Eso muestra que sigue habiendo formalización y emprendimiento, aunque la informalidad sigue siendo preocupante. Los estudios confirman que en Valledupar está por encima del 55 %.
¿Qué impacto tiene esa informalidad en el desarrollo económico?
Es una barrera enorme. Se mueve mucho dinero en la economía sumergida que no llega a las instituciones ni paga impuestos. Si se lograra formalizar ese capital, podríamos ampliar nuestra cobertura y aumentar los subsidios. Es necesario volver más atractiva la formalización, tanto desde el orden nacional como local.
Hay muy poca industria en el departamento. Lo que hay son algunos ejemplos puntuales, como procesadoras de lácteos, pero la transformación de materia prima es escasa. Por ejemplo, el carbón solo se extrae y se vende sin procesar. La falta de industria limita el empleo y alimenta ese círculo vicioso de informalidad y desempleo.
¿Se superó del todo el impacto de la pandemia?
Hemos salido de los peores momentos, pero hay efectos que persisten. La pandemia dejó al descubierto la falta de preparación para atraer industria y generar empleo formal. Tuvimos un auge turístico que se está apagando otra vez por temas de seguridad.
¿Qué retos enfrentan para el 2025?
Seguiremos enfocados en nuestras líneas estratégicas: educación, recreación, turismo, deportes, vivienda y trabajo. Y, por supuesto, con nuestra obligación principal, que es pagar mensualmente la cuota monetaria del subsidio familiar a los trabajadores de categorías A y B. Nuestra meta es ser un aliado institucional para el desarrollo del Cesar.
