Después de más de 30 días de vacaciones y con unos pesos en el bolsillo que me canceló EL PILÓN por mis servicios por más de 20 años y 1.200 columnas publicadas, aquí estoy de nuevo.
Más que todo por la cantidad de mensajes y llamadas que he recibido de todas partes del mundo, donde los lectores (mis lectores), que creía que no los tenía y los tengo y muchos que me insisten, para que siga divirtiéndolos con la cantidad de locuras que se me ocurren, pero que a ellos les gusta y gozan con su lectura.
Como dijo Fray Bartolomé de Las Casas a sus alumnos de la Universidad de Salamanca, después de un largo carcelazo, cuando reinició su cátedra con la famosa frase: “Como decíamos ayer” y continuó lo que hacía muchos años había dejado inconcluso cuando lo encanaron.
Pues bien, “como decíamos ayer”, en el Departamento del Cesar y en La Guajira —en el primero he vivido y en el segundo nací— estamos jodidos, pues con tierras feraces, de óptima calidad para producir alimentos, todo nos llega de otras partes porque aquí no producimos sino carbón y este ha sido declarado por el presidente Petro como un enemigo de la humanidad.
Cultivamos palma africana y café con buenos resultados, pero nos salva la ganadería que día a día da pasos agigantados en su tecnificación y nos coloca entre los primeros productores de carne, que ya se exporta a muchas partes, porque en leche no andamos bien, pues los precios de ella no son competitivos con la producida y procesada en Estados Unidos, países europeos y Australia, sin posibilidades de ganancias, y toda la técnica se debe encauzar en la producción de carne, que diariamente obtiene mejores precios.
Estamos jodidos, no hay razón para que todo lo que consumimos tenga que traerse de otras regiones como los Santanderes y departamentos andinos, cuando nuestras tierras son de mejor calidad que la de ellos; no más compre un aguacate traído de los Llanos o del Catatumbo y de contrabando de Venezuela y verá que sus precios están por las nubes y aquí no promueven su cultivo como pasa en Antioquía, en Urrao, la bella región de la recordada Ilse Vélez, que ya lo están exportando; el plátano y el guineo, el famoso cayeye, hay que traerlos de Turbo, cuando aquí tenemos miles de hectáreas para su siembra y obtener buenas cosechas en casi todos los productos de pancoger y frutales.
Estamos jodidos, y no hay incentivos para mirar hacia el campo, cómo es posible que los limones que consumimos los traigan de Nariño y Ecuador, la yuca del Quindío y de Bogotá, esa sí, de óptima calidad y nunca sale rucha, al igual que los plátanos serranos y dominicos donde la producción local es mínima.
¿De dónde traen la piña, la patilla, el mango, la naranja, el zapote y el níspero? De todas partes, menos de aquí a pesar de que tenemos, repito, tierras de óptima calidad para su siembra y buenas cosechas.
¿Para qué hablar de las hortalizas, remolacha, zanahoria, repollo, lechuga, habichuelas, tomates de árbol y el tradicional? Todo viene del interior, y hasta la cebolla, donde San José de Oriente se dice que fue el primer productor nacional, han desaparecido y así es todo.
Opinen: ¿estamos o no estamos jodidos? Y una de las causas de ello es la falta de créditos fáciles, sin muchos papeleos, como el ‘gota a gota’, pero con unos intereses muy bajos y no los terribles del goteo y además una asistencia técnica gratuita, arreglando las vías para que los agricultores puedan sacar sus productos a Centros de Acopios y venderlos a precios justos, evitando que los intermediarios hagan moñona enriqueciéndose más y más y el pobre “serrano” siga sumido en la miseria, comiendo carne seca y viviendo en ranchos en condiciones infrahumanas. En fin, ¿estamos jodidos o no? Yo creo que sí.
Por: José Manuel Aponte Martínez.
