COLUMNISTA

El santanderismo impide gobernar

Santander fue un prócer de escritorio, no conozco su legado jurídico, pero quizás, el concepto “santanderismo” podría derivarse de una frase que este pronunció: “Las armas nos han dado la independencia, pero las leyes nos darán la libertad”.

canal de WhatsApp

Santander fue un prócer de escritorio, no conozco su legado jurídico, pero quizás, el concepto “santanderismo” podría derivarse de una frase que este pronunció: “Las armas nos han dado la independencia, pero las leyes nos darán la libertad”. Este es un sofisma; las armas podrían conducirnos a la dictadura y no siempre las leyes garantizan la libertad, depende de quienes las hagan. 

Las Cortes de Colombia creen demasiado en las leyes, son como el poeta que prefiere sacrificar el mundo para pulir un verso. La Corte Constitucional, por cuestiones de forma, tumbó el decreto de emergencia económica dictado para resolver algunos problemas irredentos del Catatumbo. Igual pasó con el decreto de emergencia que pretendía solucionar los problemas eternos de agua en La Guajira, meses antes. Ya no falta, sino que tumben un decreto por cuestiones de sintaxis o de ortografía, bastante frecuente en los escritos judiciales. Eso es tomar la materia por la obra fallando sobre lo superfluo, sin importar las realidades. 

Acorde con este criterio, no podríamos auxiliar a alguien en la calle porque hay una ley que lo impide. Ninguna ley debería estar por encima de lo fáctico y esta es una discusión que debería darse porque la naturaleza de las cosas fue primero que las leyes, cuando estas aparecieron ya la humanidad tenía problemas que se solucionaban sin leyes, solo con medios y voluntad. Las leyes son una serie de convenios para dirimir problemas de las sociedades en los países, pero al hacerlas pocas veces se piensa en la vida y en las leyes que rigen la naturaleza, que son de orden superior. 

Además, el santanderismo no es ninguna doctrina universal. De Santander no conozco ni una página de jurisprudencia, ya se sabría; de él lo único que sabemos es que propiciaba el federalismo y la división de poderes, dicen los historiadores. La relevancia que le han dado no se compadece con la realidad; Santander fue a la causa bolivariana lo que Juan Francisco Berbeo fue a los comuneros. Lo que uno percibe es una fijación preconcebida y negacionista para tumbarle al presidente todo lo que proponga haciéndole dúo al Senado de la República; parece una sola gavilla. 

La separación de poderes que quería Santander no está sucediendo y es muy diferente a la que propuso Montesquieu. En los albores de la República, Bolívar quería un gobierno unido y fuerte porque la independencia aún no estaba bien consolidada, ya vimos lo que pasó con los estados soberanos en los cuales se dividía la nueva república cuyas guerras aún no terminan, ya vimos lo que pasó con Panamá, ya sin Páez y sin Sucre. 

Esa idea de fraccionar el territorio en pequeños poderes federales fue lo que originó la disolución de la Gran Colombia, única forma de que Santander fuera presidente de una de esas fracciones que se llama Colombia pese a que siempre el todo es más que la parte, esto es un axioma. El santanderismo como doctrina nunca ha sido bueno para el país, su pensamiento y ansias de poder, presuntamente lo llevaron a atentar contra Bolívar, previo el asesinato de Sucre, este sí un verdadero héroe. No tengo información de que Santander haya dirigido y ganado una sola batalla. Por el atentado de la noche septembrina y antes por el asesinato aleve de Sucre, podríamos pensar que el paramilitarismo en Colombia nació con Obando y Santander. La historia nos ha querido vender la idea de que Santander era un hombre liberal y Bolívar conservador. ¡Qué cosa tan absurda! Un paralelo entre Bolívar y Santander nunca se podrá hacer; el primero era libertario, renunció a su inmensa fortuna y a sus títulos mobiliarios para darnos la libertad, fue un hombre coherente y visionario. 

Basta leer su discurso en el Congreso Anfictiónico de Panamá y la Carta de Jamaica para conocer su pensamiento; allí se anticipó a develar la catadura de los EE. UU., 200 años antes de que la mostraran. Además, “Mi delirio sobre el Chimborazo” y su carta a Fanny, lo muestran como un lírico consumado. Bolívar nos dejó un legado, Santander solo nos dejó una leyenda jurídica, el santanderismo.

Por: Luis Napoleón de Armas P.

TE PUEDE INTERESAR