COLUMNISTA

El poder silencioso de una palabra sincera: Angie Paola Villar Guerrero

Angie Paola Villar es una adolescente un poco introvertida que de manera sorpresiva destaca que una palabra sincera tiene mucho poder en este mundo lleno de mentiras, falto de ética y de una preocupante corrupción, que campante, ondea esas palabras perversas del deterioro social. 

El poder silencioso de una palabra sincera: Angie Paola Villar Guerrero

El poder silencioso de una palabra sincera: Angie Paola Villar Guerrero

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Angie Paola Villar es una adolescente un poco introvertida que de manera sorpresiva destaca que una palabra sincera tiene mucho poder en este mundo lleno de mentiras, falto de ética y de una preocupante corrupción, que campante, ondea esas palabras perversas del deterioro social. 

Este es su testimonio, esas palabras que nos agradan: vivimos en un mundo lleno de ruido, ruido constante. Entre las redes sociales, las noticias, las conversaciones apresuradas, estamos rodeados de juicios, opiniones rápidas y críticas fáciles. 

No se necesita mucho para señalar lo que está mal o lo que no funciona. A veces, parece que el acto de halagar o decir algo bonito se ha vuelto algo casi ingenuo, como si, al reconocer lo bueno en los demás, estuviéramos mostrando una debilidad. Como si, al expresar nuestra admiración, estuviéramos exponiéndonos, siendo vulnerables.

Un gesto pequeño, decir lo valioso que vemos en el otro es mucho más que eso: es un acto de valentía.

Existen personas que, aunque por fuera parezca estar bien, por dentro está luchando con algo. Personas que se levantan cada mañana con una nube de pensamientos oscuros rondando en su mente. Que atraviesan su día arrastrando una carga invisible. 

A veces, parece que todos los días se repiten como una rutina sin salida, y en medio de todo eso, el mundo parece no notarlas. En estos momentos, una palabra amable puede ser el respiro que se necesita. 

A veces, una sola palabra puede romper el ciclo de indiferencia que rodea a esa persona y hacerle recordar que vale la pena, que está haciendo bien las cosas, que su presencia tiene un valor real.

Lo más curioso es que no siempre somos conscientes del impacto que nuestras palabras pueden tener. No siempre sabemos si alguien está al borde de rendirse, o si una pequeña afirmación puede ser la chispa que encienda algo dentro de ellos para seguir adelante. 

No es necesario hacer grandes discursos ni buscar el momento perfecto. Basta con ser genuinos. A veces lo que esa persona necesita no es una palabra grandilocuente, sino una simple confirmación de que lo que es, lo que hace, lo que aporta, tiene un lugar y una importancia.

Quizás nos guardamos ese elogio porque pensamos que no es el momento adecuado. O tal vez creemos que la otra persona ya sabe lo que pensamos. Pero es que, la mayoría de las veces, no lo sabe. 

No lo sabe hasta que se lo decimos. Y esa palabra, ese pequeño reconocimiento, puede ser el motor que ayude a esa persona a cambiar su día, su perspectiva, incluso su vida. A veces, lo que más necesitamos es saber que somos vistos, apreciados y valiosos.

Si ves algo valioso en alguien, no lo dejes guardado para ti. Dilo. No importa si crees que no es el momento perfecto. No importa si piensas que es algo trivial. Lo que es trivial para ti puede significar el mundo para esa persona. Igual no le cambias solo el día, le cambias la forma en que se ve a sí misma. Y, con suerte, le cambias la vida.

Finalmente, recuerda ser una lucecita en medio de tanta oscuridad, esfuérzate por agrandar la luz de alguien más, por decirle algo bonito a alguien sin esperar nada a cambio. 

Reparte amor, calidez y luz porque este mundo tiene mucho odio, oscuridad y negatividad. Grato leer esto Angie Paola.  Sólo Eso.

Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.

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