El reconocido cantante Poncho Zuleta volvió a encender la polémica en el folclor vallenato al cuestionar los orígenes geográficos del género en una reciente entrevista con el medio Contexto Ganadero, divulgada en las diferentes plataformas digitales.
En el diálogo, el ‘Pulmón de Oro’ defiende categóricamente que La Guajira es la cuna del vallenato, minimizando el rol de Valledupar en su gestación.
El argumento: La Guajira como cuna musical
En el video, Zuleta, oriundo de Villanueva (La Guajira), asegura que el vallenato es netamente guajiro y que la historia se ha contado de manera incompleta.
“El vallenato es guajiro. Los verdaderos hacedores son guajiros todos. Por supuesto, Valledupar, pero en un mínimo porcentaje, yo diría que en un 5 %… ha dado artistas”, afirma Zuleta, señalando que la mayoría de los compositores y las figuras más representativas provienen de su departamento de origen.
El maestro enfatiza que los primeros cultores y las raíces más profundas del género se encuentran en La Guajira, territorio que, según él, ha sido el verdadero lugar de forja y gestación de este ritmo que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Las declaraciones de Poncho Zuleta han generado una ola de comentarios y opiniones encontradas entre seguidores, historiadores y músicos, reabriendo la eterna discusión sobre el origen real de la música que identifica a la región Caribe.
El aporte de Valledupar y Cesar al folclor
La afirmación de Poncho Zuleta sobre un “mínimo porcentaje” del aporte de Valledupar y el Cesar contrasta con el rol protagónico que ha tenido la región en la consolidación y difusión nacional e internacional del vallenato.
Históricamente, Valledupar es reconocida como la Capital Mundial del Vallenato al ser la sede del Festival de la Leyenda Vallenata. Los gestores de este evento —el cual impulsó el folclor y lo convirtió en industria— fueron figuras vallenatas como Consuelo Araujonoguera, La Cacica.
A nivel de figuras y talentos, el departamento y sus municipios han dado grandes nombres que desmienten la aseveración del artista.
El más grande cronista musical del vallenato, Rafael Escalona (Patrimonio Cultural de la Nación), es de Valledupar. Íconos de la composición, contemporáneos como Omar Geles y clásicos como Gustavo Gutiérrez Cabello, por solo nombrar dos, son oriundos de la capital cesarense.
El primer Rey Vallenato, Alejo Durán, es de El Paso (Cesar). Además, la mayoría de los Reyes de Reyes del Festival han sido del Cesar: Gonzalo ‘Cocha’ Molina, Hugo Carlos Granados y Almes Granados, oriundos de Valledupar. Entre los cantantes más influyentes se destacan Iván Villazón (Valledupar), Rafael Orozco (Becerril) y Jorge Oñate (La Paz). Miguel Morales y Peter Manjarrés, otras figuras referentes, también son de Valledupar.
Es importante destacar que, aunque la máxima figura del género, Diomedes Díaz, es de La Junta, La Guajira, se asentó muy joven en Valledupar y desarrolló toda su carrera musical en la capital del Cesar, consolidándose como el ‘Cacique de La Junta’.
El vallenato como un territorio indivisible
En respuesta a las declaraciones del maestro Poncho Zuleta, Efraín ‘Mono’ Quintero, vicepresidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, ofreció una perspectiva que busca unificar el folclor, más allá de los límites administrativos.
“Yo siempre he mirado la música vallenata como un territorio y ese territorio está enmarcado en la antigua Provincia de Padilla. Aquí los límites físicos y administrativos los dio el Estado, pero la arepa sigue siendo igual, desde Barranca hasta los límites de las riberas del río Magdalena. Ese es el vallenato nuestro, es una región donde la gente sociológicamente sigue siendo y seguirá siempre haciendo música tradicional vallenata. Aquí no podemos en ningún momento hacer este tipo de segregaciones ni descensos mal hechos, entre otras, porque considero que la música vallenata tiene un territorio y no lo podemos dividir”, asegura Quintero.
Este debate, aunque recurrente, siempre genera pasión, resaltando la importancia del vallenato como un fenómeno cultural que trasciende las fronteras municipales y departamentales.












