El 24 de diciembre, las vísperas de Navidad se viven con intensidad en Valledupar: los vallenatos se acercan a los comercios para hacer compras de última hora, preparan las cenas desde temprano y escuchan a todo volumen los clásicos de la época.
Sin embargo, al día siguiente, Valledupar parece otra ciudad. El 25 de diciembre comienza tarde para muchos, los comercios no abren y la fiesta continúa de forma más tenue en varios hogares, dando la sensación de que la ciudad está vacía, aunque la realidad es otra.
Varios acudieron al icónico lugar para continuar la celebración de la Navidad. Foto: Said Armenta.
Cada 25 de diciembre, cientos de vallenatos y turistas visitan el río Guatapurí. Muchos acuden a este icónico lugar para buscar en sus aguas alivio a los malestares que deja la extensa celebración de la Navidad, compartir en familia o prolongar la fiesta del día anterior.
“Me encanta estar aquí”
Varios de los asistentes compartieron con EL PILÓN los motivos que, año tras año, los llevan al río Guatapurí.
“Me trae por el río la brisa, el ambiente, la alegría de la gente… Me encanta estar aquí, primero que todo, porque aquí fue donde nosotros nacimos, donde nos criamos… Me llena de alegría tener esta cultura bonita, que es nuestro río Guatapurí; eso nos llena de vida”, aseguró uno de los vallenatos que se acercó al balneario.
“Siento una conexión con el río”
También acudieron varios vallenatos que regresaron a su tierra para celebrar con sus seres queridos durante la época decembrina, tras semanas, meses o incluso años fuera de la ciudad, reencontrándose de inmediato con el río.
“Tenía como tres años que no venía al río Guatapurí… Me trae por acá ver la felicidad de mi familia, compartir con todos… El río Guatapurí es una belleza; para allá donde estoy yo no se ve nada de esto… Siento una conexión con el río, con mi madre, con todos, una alegría inmensa, mi hermano”, contó.
Cuidar el Río Guatapurí es responsabilidad de todos los vallenatos. Foto: Said Armenta.
Aunque pasen los años, el río Guatapurí sigue siendo el lugar predilecto para miles de vallenatos, que encuentran en sus aguas el escenario ideal para sus momentos más especiales. De ahí la responsabilidad colectiva de cuidarlo y preservarlo, para que su caudal siga llenando de vida a la Capital Mundial del Vallenato.











