El conflicto entre un sector del pueblo arhuaco y kankuamo por la tenencia del predio Monte Sión, ubicado vía a Sabana Crespo, zona rural de Valledupar, completa 21 días de diálogos infructíferos en los que ni la presencia de funcionarios del Ministerio del Interior y autoridades locales, han podido ayudar a estas comunidades a establecer un acuerdo sobre la posesión de este terreno que ambos reclaman suyo y que no piensan cederlo.
Al respecto, la Confederación Indígena Tayrona, CIT, a través de un comunicado a la opinión pública, manifestó que el conflicto se debe a que el 4 de octubre de 2023 el pueblo kankuamo adquirió el predio Monte Sión, el cual está presuntamente dentro del territorio ancestral del pueblo arhuaco lo que, según ellos, les da la posesión del terreno aunque los kankuamos lo hayan comprado legalmente.
“Es un espacio sagrado que según el orden espiritual debe ser administrado por el pueblo arhuaco, así lo determinó el Consejo Territorial de Cabildos de los 4 pueblos tras una consulta espiritual de los mamus. Durante el año 2023 y 2024 se buscó una solución dialogada, se firmaron acuerdos avalados por el cabildo gobernador del pueblo kankuamo que establecían no realizar construcciones hasta resolver el conflicto, pero continuaron”, argumentó la CIT.
En ese orden de ideas, la CIT aseguró que ante las “amenazas, la coacción y el irrespeto del ordenamiento ancestral” las autoridades arhuacas tomaron la decisión de asumir la posesión del predio debido a que les pertenece y el pueblo kankuamo fue informado de que no podían habitarlo al ser un territorio sagrado que debía permanecer sin la edificación de estructuras de cualquier tipo.
Los mamus de los cuatro pueblos
La Sierra Nevada de Santa Marta, además de ser considerada un pulmón de Colombia, es también un territorio sagrado para los pueblos indígenas que la habitan, entre ellos, los arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos, quienes la reconocen como el corazón del mundo, un espacio espiritual y vital para el equilibrio de la naturaleza.
En ese sentido, la CIT aseguró que los mamus mayores de los cuatro pueblos indígenas se reunieron los días 5 y 6 de mayo como única instancia de decisión espiritual y ancestral. En este encuentro se llegó a un último acuerdo que consiste en realizar el “saneamiento espiritual” del predio Monte Sión y entregarlo al pueblo arhuaco.
“Quedó pendiente definir mediante el diálogo si al pueblo kankuamo se le restituiría con otro predio o se le devolvería los recursos invertidos. El pueblo kankuamo instaló un puesto de control a solo 10 minutos del control arhuaco, imponiendo una barrera injustificada al ingreso del pueblo arhuaco”, puntualizó la CIT.
¿Sí hay voluntad de diálogo?
Sobre la búsqueda de una salida consensuada a este conflicto, la CIT señaló que “mantiene” su llamado al diálogo para que no prevalezcan en el tiempo las discrepancias entre los dos pueblos indígenas y que se pueda llegar a una solución que beneficie a los involucrados y que no violenten sus derechos constitucionales.
“Reafirmamos que la armonía entre pueblos hermanos solo se construye con respeto, palabra y cumplimiento de los compromisos. Hacemos un llamado a las instituciones a actuar con imparcialidad e investigar lo ocurrido para proteger los derechos de todos los pueblos”, dijo la organización arhuaca.
Por otro lado, el cabildo gobernador del pueblo Kankuamo, Jaime Luis Arias, aseguró que el pueblo arhuaco no ha demostrado con acciones una voluntad de diálogo para solucionar el conflicto porque un grupo de arhuacos mantienen desde el pasado 28 de abril en confinamiento a 36 personas de la comunidad Minakemena, resguardo Los Laureles.
“Las personas confinadas están supeditadas a unos líderes de otros pueblos, cosa que es inadmisible y que tiene que exigirse por parte del Estado una respuesta inmediata y una garantía. Solo una vez dejaron pasar las ayudas y eso fue hace 10 días. Además de que fueron desplazados 100 kankuamos que tenían derechos sobre Monte Sión“, argumentó Arias.
Kankuamos exigen restitución del predio
Según un miembro de esta etnia que prefirió omitir su nombre, esta área de 24 hectáreas la compró el pueblo kankuamo con recursos propios al docente Francisco Oliveros. Según su versión, anteriormente en el sitio se realizaban actividades de comunidades cristianas y evangélicas.
“Exigimos el retorno seguro, digno y con garantías de no repetición de las 56 familias víctimas de desplazamiento forzado. El pueblo kankuamo no aceptará soluciones parciales, dilatorias o condicionadas. El retorno es un derecho, no una concesión. Monte Sión es nuestro, y defenderlo es un deber espiritual y legal”, argumentó la OIK.
De igual manera, piden la adopción de manera inmediata de todas las medidas necesarias para remover a los arhuacos que “ irregularmente ” están haciendo presencia forzada y violenta en Minakamena.
Por Redacción EL PILÓN












