La protesta del 28 de octubre realizada por los comerciantes del Centro Artesanal Calle Grande frente a la Alcaldía de Valledupar dejó más preguntas que respuestas para quienes dependen de este espacio para ganarse la vida. A pesar de los múltiples llamados de atención sobre el deterioro de la infraestructura, la jornada de manifestación reflejó la frustración creciente de los vendedores, quienes insisten en que no ven avances ni compromisos concretos para resolver el cúmulo de problemas que los afectan.
Durante la mañana del martes, los vendedores de mochilas, sombreros, instrumentos tradicionales y demás artesanías detuvieron por momentos sus actividades para exigir una respuesta urgente de parte de las autoridades locales.
Señalan que la problemática trasciende las necesidades individuales, pues afecta la imagen turística de la ciudad y la experiencia de quienes visitan Calle Grande. “Protestamos porque los baños no funcionan. Los turistas se quejan. Los pisos están levantados, hay techos dañados, una pared se vino abajo con un vendaval, y eso perjudica tanto a quienes trabajamos aquí como a quienes nos visitan”, relató Shirley Salas, comerciante del sector.
34 locales y un centenar de trabajadores
Actualmente hay alrededor de 34 locales activos y seis baños, ninguno en adecuadas condiciones de servicio, lo que implica el uso de baldes y constantes incomodidades para empleados y clientes. Luis Castellano, vocero de los arrendatarios, explicó: “Ayer hicimos una protesta y hablamos con la gerente de Mercabastos y con un asesor del alcalde. Pero honestamente, no tenemos nada claro. Plantearon que el proyecto de mejora ya fue presentado, pero los recursos serían para el próximo año. Que antes del Festival de la Leyenda Vallenata, quizá haya obras, pero no nos dieron fechas ni compromisos escritos”.
La incertidumbre se acentúa porque los comerciantes desconocen si el compromiso, aparentemente solo verbal, puede sostenerse en el tiempo. “Les pedimos un acta formal, porque cada año cambian funcionarios y no queremos quedarnos sin respaldo. Aquí seguimos sin servicio de baños, con turistas huyendo y el comercio informal fortaleciéndose cerca del río mientras nosotros quedamos relegados”, agregó Castellano.
Altos arriendos, pocas ganancias
Los arrendatarios aseguran que pagan arriendos de hasta $650 mil sin recibir respuestas satisfactorias frente a la infraestructura que se desmorona. A la falta de agua para las baterías sanitarias se suman techos caídos, pisos agrietados, alcantarillas abiertas y albercas sin tapa, panorama que se agrava con la proximidad de la temporada alta de fin de año y el festival vallenato.
Castellano explicó que la situación de los baños en Calle Grande es crítica: ninguno funciona adecuadamente y los comerciantes recurren al uso de baldes para poder utilizarlos. Tanto empleados como visitantes deben bajar el agua manualmente con baldes, pues no cuentan con servicio suficiente. Incluso relató que los baños del segundo piso permanecen cerrados y quienes requieren acceso deben usar los del primer nivel, en condiciones muy precarias. Esta problemática genera incomodidad y afecta la experiencia de los turistas, uno de los principales motivos de la protesta.
Por ahora, el futuro inmediato sigue siendo incierto. “El acuerdo fue prácticamente inexistente. Solo nos dijeron que esperemos, pero nadie nos garantiza nada”, remató Castellano, quien junto a sus colegas pidió una intervención real de las autoridades municipales antes de que se pierda el atractivo y la dignidad de Calle Grande, icono del comercio y la cultura vallenata.
Por Redacción EL PILÓN
