OPINIÓN

Noveno aniversario de la Fundación Filarmónica del Cesar 

Ubicado en el corazón de Valledupar, donde los versos del ‘amor, amor’ aún se escuchan retumbar, la Fundación Filarmónica del Cesar celebra nueve años de vida. 

Noveno aniversario de la Fundación Filarmónica del Cesar 

Noveno aniversario de la Fundación Filarmónica del Cesar 

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Ubicado en el corazón de Valledupar, donde los versos del ‘amor, amor’ aún se escuchan retumbar, la Fundación Filarmónica del Cesar celebra nueve años de vida. 

Entre instrumentos de cuerdas frotadas, sonoridades de viento y sus elegantes voces corales, se unen para expresar cálidas notas musicales que representan el sentir vallenato clásico que adorna la ciudad. 

Esta fundación es la representación del viejo Valledupar rodeado de juventud con espíritu enriquecedor de aprendizaje musical y libertad para nuevos ambientes culturales. 

Allí, entre la plaza Alfonso López y la Sierra Nevada de Santa Marta que abraza al río Guatapurí, la Filarmónica innova, instruye y conserva las costumbres innatas del Centro fundacional. En sus ensayos queda plasmado el sentir musical de cada uno de sus estudiantes, la réplica viva de generaciones en formación para entrelazar los sonidos clásicos con la esencia vallenata. 

Cada recital es un encuentro majestuoso, donde la elegancia de los violines arrulla el viento, y las voces corales elevan plegarias que hablan del alma del pueblo. Mas que un escenario, es la viva representación de un taller que labra los sueños de todos aquellos jóvenes que tomamos de la mano la música como un estilo de vida.

Es el lugar en donde el pasado y el futuro se dan la mano, y por ello la música se convierte en una oportunidad de sueños, un lenguaje noble que rinde homenaje a los grandes personajes que han marcado la historia cultural de nuestra tierra. Cada nota es un recuerdo vivo, cada acorde es un tributo silencioso a quienes sembraron melodías para que hoy florezcan en nuevas generaciones.

En este aniversario, se enaltece la vida de una artista que se identifica con el tejido sonoro del vallenato, que entrelaza la voz, la escritura y las destrezas de un juglar vestido de mujer, que encarna la inspiración, la valentía y la inteligencia que, por años, han solfeado la partitura de nuestra memoria vallenata: la maestra Rita Fernández Padilla.

Su canto fue semilla y también horizonte, uniendo lo ancestral con lo eterno. En cada homenaje y en cada nota musical late la misma causa: preservar, celebrar y multiplicar el legado de una mujer que trascendió la historia musical. 

Su nobleza, su encanto, su linda sonrisa y su particular forma de transmitir paz al hablar, son el vivo ejemplo de su esencia musical que trascendió más allá de los escenarios. Rita Fernández Padilla no solo interpreta melodías, siembra identidad, dignifica el papel de la mujer en la tradición vallenata y deja en cada palabra la dulzura de quien entiende la música como un acto de amor. 

Su legado permanecerá en cada voz coral que se eleve en la Filarmónica, en cada instrumento que recuerde que la grandeza no se mide en aplausos, sino en la eternidad sonora. Ella siempre vivirá en este valle clásico y auténtico, rodeado de música y de acordeón.

Por: Ana María Santos Murgas.

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