Hay que decirlo con claridad: influenciar no es un privilegio reservado para quienes acumulan miles de seguidores o fabrican contenido viral. El verdadero rol de influenciar, o más aún, de inspirar, pertenece a toda persona que con su ejemplo, palabra o acción cotidiana transforma su entorno, incluso cuando no hay cámaras encendidas. Es un poder silencioso, pero es el único que realmente perdura.
En un tiempo donde las redes sociales muchas veces se usan para aparentar, competir o dividir, Es aquí donde cobra fuerza el eco del llamado pronunciado en el jubileo de los misioneros digitales, cuando se recordó el mensaje del Papa León XIV: “Vayan a reparar las redes”.
Y reparar también es redirigirlas, darles propósito. Hoy más que nunca, podemos usar el poder de lo digital no solo para entretener o informar, sino para acercarnos a nuestros sueños y construir caminos hacia nuestras metas. La elección es nuestra. Podemos permitir que las redes sean una distracción o podemos convertirlas en una herramienta.
Podemos usarlas como una máscara para escondernos o como un puente para conectar con oportunidades. La pregunta fundamental es: ¿Y si en lugar de dejarnos consumir por ellas, comenzamos a verlas como un terreno fértil donde sembrar activamente lo que soñamos? Si buscas aprender, te conectarán con maestros. Si quieres emprender, te mostrarán a otros que ya lo hicieron. La red solo teje lo que tú le das.
Asumir esta tarea es un acto de valentía. Decidir influenciar de verdad es comprometerse a encender la chispa en otros, a provocar movimiento donde hay parálisis y a sembrar esperanza donde habita la rutina. No se trata de compartir ideas bonitas en un post, sino de motivar a que las personas tomen la iniciativa y den ese primer paso crucial. Influenciar no es imponer; es inspirar desde la más profunda autenticidad y desde la acción palpable. Es convertirse en un espejo que le recuerda al otro su propia fuerza.
Porque seamos honestos: cuando alguien cercano a nosotros, alguien de carne y hueso, nos demuestra que es posible, lo imposible deja de parecer tan lejano. Y es aquí donde a menudo miramos en la dirección equivocada. Admiramos propuestas y personajes de otros países, nos maravillamos con historias lejanas, pero no valoramos el tesón y el talento que tenemos aquí, en casa.
Por eso, la invitación que se presenta este 13 y 14 de agosto es tan pertinente. El evento “Vivir mi sueño: la experiencia” del Rector, Fabio Torres no es una charla más. Es la oportunidad de conectar con una historia real, la de un vallenato que, a base de resiliencia y disciplina, nos enseñará cómo se cumplen los sueños.
¿Estamos listos para dejar de ser meros espectadores? Este evento es más que una cita; es un recordatorio de que los espejos más potentes son los que tenemos al lado. La inspiración que buscamos para dar el primer paso está aquí misma.
Alfredo Jones Sánchez – @alfredojonessan
