Un conductor de Uber denunció haber sido víctima de un intento de estafa y extorsión cuando se dirigía a recoger a un supuesto pasajero en una zona rural de Valledupar.
Según relató a este medio, fue contactado para recoger a un ingeniero que, presuntamente, se hospedaba en una finca llamada La Esperanza, ubicada entre los corregimientos de El Jabo y Guacoche. Luego de recibir la ubicación a través de Google Maps, el conductor se dirigió al sitio. Durante el trayecto, hizo una parada para abastecer combustible.
“Al salir, le pedí al supuesto pasajero que me enviara la ubicación en tiempo real, pero ya no tenía señal. Pregunté a un vendedor de frutas en el camino y me dijo que ya me había pasado. Luego recibí una llamada del ingeniero, me mandó la ubicación en tiempo real y la ingresé en Waze. Me llevó a una finca donde todo estaba solo”, narró.
Poco después, el conductor recibió una llamada intimidante. “Me dijeron: ‘No cuelgue. Lo llaman de las Fuerzas Gaitanistas de Colombia, del Golfo de Urabá. Para poder entrar necesita unos permisos. No se mueva porque tenemos bombardeada la zona y hay gente con armas de alto calibre’”.
En la llamada, le exigieron información personal: nombres de su madre, su pareja y su hermana. Le pidieron que apagara los datos del celular y permaneciera en la línea.
“Me salí de la zona boscosa a la carretera y fui donde el señor de las frutas. Le pregunté si eso era zona del Clan del Golfo. Puse el altavoz y él me dijo que probablemente se trataba de gente de aquí que está extorsionando”, relató.
El conductor logró reactivar los datos y escribió por WhatsApp a su pareja, quien le advirtió que podría tratarse de una extorsión desde una cárcel. Ante la sospecha, decidió colgar y regresar rápidamente por la misma vía hasta llegar a salvo a su vivienda.
Al reencontrarse con su familia, supo que durante la llamada, su hermana había alcanzado a transferir $300 mil pesos y que su pareja recibió una exigencia de $2 millones por un supuesto rescate, que finalmente no se pagó.
El caso ya fue reportado a las autoridades, quienes investigan si se trata de una nueva modalidad de extorsión que usa aplicaciones de transporte y llamadas falsas desde centros penitenciarios.
