Más de una semana después de recibir la noticia de su muerte en el frente de batalla de Ucrania, en medio del conflicto con Rusia, la familia de Deivys Arturo Gutiérrez Suárez vive un duelo que ni siquiera ha podido comenzar a cerrar. Su cuerpo no ha sido recuperado, no hay acta de defunción oficial y tampoco hay respuesta concreta sobre si será posible traerlo de vuelta a Valledupar.
“Lo más doloroso es no poder enterrarlo aquí, que sus hijos no tengan un lugar donde recordarlo”, expresó a EL PILÓN su expareja, Diana Muñoz, quien hoy lidera los trámites para lograr la repatriación del cuerpo.
Deivys, de 39 años y padre de tres hijos de 11, 12 y 13 años, viajó desde Colombia motivado por la necesidad económica. Su familia creyó que iba a Polonia, pero terminó en Ucrania, donde murió tras varios días en combate. El drama de su muerte se ha agravado por el silencio de las autoridades y las dificultades para recuperar sus restos.
De Valledupar a una guerra ajena
“Deivys decía que aquí no iba a poder prosperar, que no le alcanzaba para cubrir las necesidades básicas de sus hijos”, relató Diana. “Él quería irse a otro país para buscar algo mejor, montar un negocio, tener una moto… poder brindarles estabilidad”.
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Aunque al principio les aseguró a sus familiares que viajaría a Polonia, estando ya en Europa les confesó que se encontraba en Ucrania, reclutado para participar en el conflicto. “Yo reaccioné desesperada. Le pedí que se devolviera, que eso era muy peligroso, pero ya estaba allá. Solo me dijo que le deseáramos suerte y que todo iba a salir bien”.
La última conversación que tuvieron fue un sábado. Deivys le contó que estaba refugiado en un búnker, y Diana notó un cambio en su tono de voz. “Lo sentí con miedo. Nunca me habló mucho de cómo se sentía allá, pero esa vez sí noté que algo no andaba bien”.
El lunes siguiente, una persona que conocía a Deivys por su trabajo en tránsito en Valledupar —al parecer, se dedicaba a la gestión externa de trámites— le confirmó la peor noticia: había muerto. Un comandante de su unidad informó que un dron impactó sobre el lugar donde se encontraba.
Sin cuerpo, sin respuestas
Desde entonces, Diana ha enviado correos a la Cancillería solicitando ayuda. Pide que se gestione la repatriación del cuerpo y la entrega del acta de defunción, pero no ha recibido respuesta.
“El primer desafío ha sido que los militares den con el lugar donde está el cuerpo”, explicó. Según le informaron, los restos de Deivys están en una zona de difícil acceso por el riesgo que representa el conflicto activo con los rusos.
“Solo queremos poder enterrarlo en su tierra, tener un lugar donde sus hijos puedan recordarlo. No tenerlo, no verlo por última vez, es una angustia que no se supera”.
Duelo suspendido
En casa, los recuerdos de Deivys siguen vivos. Diana y sus hijos guardan fotos y momentos compartidos con él. Pero el vacío que deja su ausencia se agudiza con el paso de los días.
“Ellos no han visto a su papá y no asimilan que haya fallecido. Yo les digo que recuerden las cosas buenas de él, que algún día nos volveremos a encontrar. Tratamos de mantener viva su memoria con amor”, señala Muñoz.
¿Quién responde por los colombianos muertos en guerras extranjeras?
El caso de Deivys no es el único. En los últimos dos años, al menos 64 colombianos han muerto en Ucrania tras ser reclutados como combatientes extranjeros. Muchos van impulsados por la promesa de sueldos altos. Pocos regresan. Y casi ninguno cuenta con respaldo institucional cuando ocurre una tragedia.
La preocupación internacional por esta situación también ha crecido. Esta semana, el embajador de Rusia en Colombia, Nikolái Tavdumadze, denunció el aumento de mercenarios colombianos combatiendo en Ucrania y pidió al gobierno de Gustavo Petro tomar medidas concretas para frenar esta práctica. Además, la justicia rusa ya ha condenado a ciudadanos colombianos por participar en el conflicto del lado ucraniano, incluyendo penas de hasta 28 años de prisión.
Al cierre de esta edición, la Cancillería colombiana no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el caso.
Sin embargo, este medio pudo constatar que desde la Personería de Valledupar se iniciaron las primeras gestiones y trámites correspondientes a través de la Personería Auxiliar de Gobierno.
A miles de kilómetros de un conflicto bélico ajeno, una familia vallenata sigue esperando que las autoridades les ayuden a traer de vuelta a Deivys. Un vallenato que prefirió meterse en medio de una guerra antes que sufrir la desesperanza de no encontrar un empleo digno en su tierra.
Por José A. Martínez V. / EL PILÓN











