Los más poderosos y ricos del mundo están construyendo búnkeres multimillonarios porque temen el colapso del sistema que ayudaron a crear. Lo que parecía ciencia ficción visualizado en películas como Terminator, Children of Men o Elysium ya nos advertían y estas megaconstrucciones son muestra de lo que se está convirtiendo en arquitectura real. La ficción es real.
Cuando el sistema colapsa, los más poderosos se aíslan y el resto sobrevive como puede. Hoy, esa distopía se construye con concreto reforzado y fibra óptica. La amenaza es nuclear, es climática, pero también es digital: IA fuera de control, ciberataques masivos, manipulación de masas. Entonces, mientras un ínfimo número de la población mundial quiere y puede blindarse, la población planetaria común (99.1%) enfrenta inflación, inseguridad y desinformación. La brecha no es solo económica: es existencial. Mientras ellos planean sobrevivir con alto nivel de preparación, los demás desconocemos, no planeamos, somos fácilmente manipulables y solo quedará resistir o desaparecer.
Los más conocidos y la paranoia de los poderosos
Führerbunker en Berlín, Alemania, Refugio de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial Lugar donde se suicidó en 1945; símbolo del colapso nazi. Greenbrier Bunker, Virginia, EE.UU. Refugio secreto para el Congreso en caso de guerra nuclear Oculto bajo el hotel Greenbrier; operativo durante la Guerra Fría. Cheyenne Mountain Complex, Centro de defensa NORAD ante amenazas nucleares Aún activo; monitorea amenazas aéreas y espaciales. Búnker de Stalin, Moscú, Rusia, Protección ante ataques nucleares, Construido en secreto; incluye túneles y salas de mando. Búnker de JFK, Florida, EE. UU. Refugio presidencial durante la Guerra Fría, pequeño pero funcional; parte de la paranoia nuclear estadounidense
Desde 2020, la industria de los búnkeres de lujo ha crecido exponencialmente. Empresas como Atlas Survival Shelters, Vivos Group y Survival Condo reportan aumentos de demanda de hasta 400% desde la pandemia ¿Por qué? Porque los multimillonarios no solo temen pandemias o guerras, sino también el colapso social provocado por el mismo sistema que los hizo ricos.
Ron Hubbard, CEO de Atlas Survival Shelters, afirma que “se avecina una tormenta” y que sus clientes buscan escapar de ella.
Larry Hall, fundador de Survival Condo, convirtió silos nucleares en rascacielos invertidos con cines, piscinas y quirófanos.
Los búnkeres no son sótanos fríos e inhóspitos con latas. Son fortalezas distópicas así: costo promedio, entre $500,000 y $35 millones; capacidad de hasta 75 personas por unidad; Equipamiento en IA médica, jardines hidropónicos, gimnasios, salas de cine, y sistemas de defensa automatizados.
Algunos, incluso, tienen simuladores de cielo artificial para evitar el estrés del encierro.
El miedo a los gobiernos
Gobiernos como el de Donald Trump (EE. UU.) y Xi Jinping, (China) han reactivado temores entre las élites tecnológicas y financieras. Su retórica sobre el “Estado profundo”, el uso de inteligencia artificial en defensa, y la militarización de fronteras ha llevado a muchos a pensar que el gobierno podría volverse contra sus propios ciudadanos.
Creadores mundiales como Jeff Bezos, Peter Thiel y Mark Zuckerberg han invertido en refugios privados en Nueva Zelanda y Hawái, y otros magnates han invertido en propiedades remotas con acceso restringido. El miedo no es solo al caos externo, sino a que los gobiernos se conviertan en enemigos internos. Este comportamiento puede tomarse como una advertencia: cuando los que tienen todo se preparan para perderlo todo, es porque saben que el mundo que construyeron está al borde del abismo. La arquitectura del miedo existe y no es accesible para todos.
El Kuncho: en Latinoamérica
México: empresarios y políticos han construido búnkeres privados por temor a violencia, terremotos y crisis sociales.
Chile y Argentina: durante las dictaduras militares se construyeron instalaciones subterráneas para operaciones secretas y protección de altos mandos.
Brasil: En São Paulo y Río de Janeiro hay reportes de búnkeres en mansiones de empresarios y narcotraficantes.
En Colombia
Búnker del ELN en Cáceres, Antioquia (2018): descubierto por el Ejército; usado para esconder cabecillas y protegerlos de bombardeos. Tenía túneles, camas y sistemas de ventilación.
Búnker privado en Medellín (2012): Empresario antioqueño construyó un refugio blindado por miedo al “fin del mundo” por profecía maya. Incluía protección contra radiación y espacio para sobrevivir semanas.
Búnker de la Fiscalía General de la Nación (Bogotá): Centro de operaciones judiciales con alta seguridad, tecnología avanzada y acceso restringido. Funciona como sede estratégica del ente acusador.
¿Y la cárcel Catedral que fue construida por órdenes del mismo Pablo Escobar no fue un Búnker hecho a su gusto para su propia protección?
Por: Luis José Mendoza Guerra.
Abogado, docente-investigador, doctor en Ciencias de la Educación.











