La naturaleza avanza, nunca se devuelve, aunque tiene ciclos que ocurren en espiral en diferentes eras. Nuestras galaxias se mueven y se expanden, pero no en movimiento pendular. El péndulo físico es un movimiento de vaivén impulsado por una fuerza externa que la fuerza de la gravedad trata de llevarlo al reposo o punto de inercia.
Se ha tratado de analogar el comportamiento del intercambio de poder en los estados a una situación pendular. El símil no es exacto porque las sociedades tienen su propia dinámica que les es inmanente y las impulsa a conseguir la verdad por ensayo y error, no en vaivén, sino en forma continua sin llegar al reposo que es un punto muerto.
Para esta búsqueda, las sociedades deben tener su propia dialéctica que es la que les da el impulso. Sin esta claridad no es posible avanzar y mantener la democracia. La lucha por el poder entre conservadores y liberales tradicionales en Colombia no consistía en darle vaivén al poder sino retenerlo para impedir su ciclo de vaivén, pero a veces estos partidos no podían hacerlo porque las estrategias del adversario eran más eficaces.
El control del Estado siempre fue un trofeo y para retenerlo los medios justificaban el fin, una máxima descubierta por Maquiavelo. Por eso, las guerras en el país se volvieron costumbre hasta un grado que eran ineficaces para la dirección del Estado.
Tuvieron que pactar el reparto mecánico del poder y nos ofrecieron el Frente Nacional, 16 años de alternabilidad gobernando conjuntamente. Más, el remedio resultó peor que la enfermedad, esa no era la solución sino repensar el país, sus problemas, sus causas y soluciones. Fue un placebo, la concentración político-burocrática y contractual engendró el movimiento guerrillero de liberación con todas sus respuestas y consecuencias. ¿Por qué? Los problemas y sus causas no fueron analizados: ni la estructura feudal del país, ni de equidad social, ni de la autodeterminación de los pueblos, ni nada básico fue tocado.
Eso ha pasado en todo el continente americano donde se juega al péndulo. En Chile se da por descontado que el pinochetismo retomará el poder porque Boris, su presidente, es un hombre tibio, con pocas convicciones ideológicas y poca capacidad para retenerlo; eso no significa que operaría el efecto péndulo.
En Argentina, quizás la nación de mayor cultura política de Latinoamérica, siempre se creyeron europeos y por no tener una lucha libertaria como la nuestra, la patria les salió regalada sin tanto sacrificio. Se mantuvieron conformes y descuidaron el análisis socio político y económico que dan las ideologías. Por muchos años creyeron que Perón era el líder necesario, el populismo los absorbió, olvidándose de la formación de cuadros políticos para analizar los problemas que subyacían frente a una aparente bonanza pese a largos años de dictadura fascista.
Pasadas las dictaduras, Néstor Kirchner recogió las banderas de Perón, pero estas no imprimían el ritmo necesario para la época así que este trance se convirtió en un distractor; al progresismo en América Latina hay que inyectarle una filosofía que impulse cambios profundos en los campos sociopolíticos. En Argentina nada columpió, votar por Milei fue un acto de confusión y pérdida de memoria, sus principios son los mismos que ejercieron los militares durante los años de dictadura que, en términos temporales, fue ayer. Su perfil físico y rasgos psicosomáticos no le daban para ganar, las encuestas no lo favorecían.
Ahora se sabe que EE. UU. compró las elecciones, como tienen planificado, con la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, ganarlas en Colombia. La tesis del péndulo político no está sustentada en ninguna ley. Por eso, Colombia debe avanzar con substancia en espiral, sin repetir esa historia de muerte, aún se percibe el olor del genocidio de la derecha colombiana. Si esta regresa, los alternativos seremos destripados.
Por: Luis Napoleón de Armas P.





