Quiero hacer un corto recorrido por todo lo aprendido en esta Feria del Libro de Valledupar 2025. Me voy a referir a los conversatorios y charlas a las que pude asistir. Debo reconocer que es en estos eventos en donde uno quisiera tener el don de la ubicuidad.
Quiero decirlo de una vez e iniciando este escrito. No sé si esta Feria del Libro, FELVA, tuviese esta aceptación sin el respaldo y patrocinio del Diario EL PILÓN de Valledupar. Lo escribo, porque es en estos momentos que uno puede dimensionar lo que se puede hacer desde un medio de comunicación.
Con esto no quiero desconocer el apoyo y respaldo de todas esas empresas y Alcaldía que hicieron posible esta ¡maravillosa FELVA 2025! Sí, destacado, porque así fue: ¡maravillosa! No me quiero imaginar lo que será la de 2026… y contando.
Fueron más de 80 eventos literarios. Increíble. Pero más sorprendente fue ver que a todos fueron muchas personas. Y todo inicia a las 9 de la mañana del jueves 5 de junio en el auditorio del Banco de la República con el taller ‘Contar lo que importa: claves y ejercicios para escribir cuentos inolvidables’.
No me cabe duda que en la Región Caribe todos son unos mágicos contadores de cuentos, esto es como congénito. Que unos lo hagan de forma oral o escrita, es su decisión, pero aprender la técnica para llevarlo a un libro es lo ideal. Y que profesionales te regalen en un taller toda la técnica para lograrlo es inestimable.
Estoy seguro que de ese taller veremos resultados muy pronto. Como se los escribí más arriba, que uno deseaba en estas Ferias del Libro tener el don de la ubicuidad, no pude ver otras presentaciones, porque estaba en ‘Universos Narrativos de cuatro grandes escritoras estadounidenses’.
Quedé sorprendido y anonadado con el conocimiento de la escritora vallenata María Angélica Pumarejo, sobre la literatura del sur de los Estados Unidos, desde los escritos de estas grandes mujeres escritoras: Flannery O’Connor, Eudora Welty, Katherine Anne Porter y Carson McCullers.
Eso no solo fue una cátedra de la literatura y textos de esas grandes mujeres escritoras, fue una clase de la historia de finales de los siglos XIX y XX. Y desde allí, podemos entender el sur de ese país y sus problemas raciales y religiosos.
Cuando salí, le dije a Carlos Marín: “No joda Carlos, después de escuchar a esta señora, he concluido que yo no he leído un carajo* en mi vida”. (*La palabra que dije fue una vulgaridad).
Disfruté que un joven, un pelao del Caribe, Orlando Oliveros Acosta, nos diera cátedra de lo que ha significado Gabriel García Márquez para el mundo entero. Nos demostró que hay una cultura universal ‘Gabística’. El mismo Orlando también estuvo en otro panel: ‘Gabriel García Márquez para estudiantes’. No me imaginé tanta ‘pelaera’ viendo esa charla. ¡Maravilloso!
Se me dio por entrar a la presentación de Carl Henrik Langebaex: ‘Una mirada crítica a la conquista en el Norte de Colombia’. Esta conferencia de este antropólogo nos hace poner los pies sobre una realidad que no hemos querido ver de nuestro pasado. ¡Qué cátedra dio este señor! Ojalá lo lleven a la Feria del Libro de Montería.
Eventos, historia y mujeres
No puedo negar que el ganador del Premio Rómulo Gallegos, Pablo Montoya, con su conversatorio ‘El Emperador Marco Aurelio Hoy’, nos deleitó cómo con la historia podemos escribir otra historia. A quienes quieren aventurarse en la novela histórica esta fue una gratuita lección.
Bueno y llegamos al conversatorio que ‘vendió toda la boletería’: Conversación con Florence Thomas, Palabra y Causa. No sobra decirles el ‘mujererío’ que había en la Casa de la Cultura de Valledupar. Puedo inferir, que todos los ‘machos’ que allí asistieron… estaban intimidados.
Quien conduce todo es María Angélica Pumarejo, que lo hizo de manera magistral. Acuérdense que ella fue la de las escritoras del sur de los Estados Unidos. Lo quiero decir desde ya: quedé enamorado y fan de Florence Thomas. No niego que la he leído mucho en El Tiempo, pero jamás me imaginé asistir a un conversatorio con ella. De todo lo que perdí por prejuicios tontos.
En un momento de su intervención dijo: “Yo fui columnista del Diario El Tiempo por una Feria Ganadera en Planeta Rica [Córdoba]. Yo creí no haber escuchado bien y le pregunté a Carlos Marín: “¿Esta vieja dijo Planeta Rica?”. (No voy adornar y a cambiar la realidad para quedar bien, así se lo pregunté y no de manera despectiva, sino sinuana).
Carlos no me respondió, porque ella repitió el nombre del municipio cordobés y no hubo necesidad de confirmación. Su historia de vida me conmovió. De cómo llegó a Colombia y le escribía dos cartas semanales, de varias páginas, a su madre. Allí le describía la Colombia de finales de los años 60 en adelante.
Tuvo dos hijos colombianos. Vivió en Cali y se la pasaba en ‘Juanchito’ con su esposo oyendo y bailando salsa (esto me encantó porque yo soy salsero).
Disfruté su sinceridad y su lucha. Definitivamente hay que escuchar a las personas y dejar los prejuicios. Esta señora me dio una lección de vida con su conferencia.
Cuando dijo que en Colombia “madre y mujer” eran lo mismo, y que ella no estaba de acuerdo, no lo entendí. Pero cuando lo explicó desde la libertad de la mujer, comprendí cuanto he estado equivocado.
“Mujer, es una mujer sujeta a derechos. Y madre, es una opción”. Qué cipote de cita. “Aprendí mucho de los hombres y me enseñaron mucho… y me enamoré”, declaró ante ese inmenso escenario. “Y quiero que sepan que feminismo no es quemar las estaciones de Transmilenio”, señaló.
Me encantó haber escuchado a esta aguerrida mujer. Hoy la valoro con todo mi corazón. Ojalá Carlos Marín también la lleve a Montería. El espacio se me acaba. Y resalto la charla del maestro José Luis Garcés González sobre Vargas Llosa. La conmovedora experiencia de Marta Ruiz Solera sobre su experiencia de vida: ‘La luz en lo profundo: sanar, resistir, vivir’, en donde narra cómo creció después del asesinato de su padre.
Y finalizo con el conversatorio: ‘La verdad no se mata: Guillermo Cano, legado de un Periodista valiente’. Allí estuvo María Jimena Duzán y Jorge Cardona, conversando con Óscar Martínez. Mucha lección de periodismo dejó esta charla.
Me quedo con esta lapidaria sentencia de María Jimena Duzán: “Hoy los medios de comunicación no huelen a Colombia”. Sólo faltó la pregunta de los presentes… ‘A qué huelen… entonces…’.
Fue una maravillosa Feria del Libro en Valledupar. Me escapé dos veces a un restaurante que se llama Casa Belén. Lo digo de frente, no sé si voy a regresar a Valledupar por la Feria del Libro o no, pero regresaría por ir otra vez a ese restaurante. Me hizo comprobar que en Montería muchos restaurantes creen que todos somos mafiosos o contratistas corruptos. ¡Qué clase de restaurante!
Yo soy sincero. El sábado 7 de junio supe que iban a premiar a todos los ganadores del Festival Vallenato 2025 en la Plaza Alfonso López. Salí de una cena y me fui al hotel, que está a una cuadra y media. El señor de la recepción al verme llegar me dice que si no voy a ir a la plaza. Y decido ir.
Lo reconozco desde ya, descubrí que tengo algo de ‘yuquero’ (término recochero de los salseros para referirnos al vallenato) en mi corazón. Disfruté a más no poder ver tocar a Iván Zuleta. Yo mismo me reía conmigo mismo.
Me encantó estar en esa plaza y ver cómo se disfruta el verdadero vallenato. ¡Voy a regresar! Y toda mi gratitud para con los organizadores de la FELVA. Voy a seguir escribiendo para regresar.
Dios los bendiga por siempre.
Por: Toño Sánchez Jr.











