El café orgánico de la Asociación Nacional de Empresas Indígenas (ANEI), cultivado en las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, emprendió un nuevo viaje hacia los mercados internacionales bajo un modelo sostenible.
La organización inició el cargue de 135 toneladas en el puerto de Santa Marta con destino a Montreal, Canadá, utilizando el velero Artemis, impulsado por energía eólica.
La iniciativa busca reducir la huella de carbono y demostrar que el comercio internacional puede desarrollarse de manera amigable con el medio ambiente.
ANEI integra a más de 700 familias indígenas y campesinas de los municipios de Valledupar, Pueblo Bello, Codazzi, San Juan y La Paz. En el campo, indígenas y campesinos trabajan codo a codo en la producción agroecológica que privilegia prácticas ancestrales y sostenibles.
Un proceso sostenible
El café se transporta en Big Bags de 1.000 kilogramos, cuidadosamente cargados a bordo. Sin embargo, el esfuerzo por preservar el planeta no comienza en el puerto. En las fincas de los productores, comentó la empresa, el secado del grano se realiza en marquesinas que funcionan con energía solar, mientras que el traslado hacia los puntos de acopio se efectúa en mulas, reduciendo la dependencia de transporte motorizado. Además, el proceso de cultivo protege el suelo, el agua y la biodiversidad de la región.
“Antes solo vendíamos café mojado. Lo iban a buscar los intermediarios a la finca”, cuenta Jorge Edgar Páez Izquierdo, líder arhuaco y gestor de cliente y producto en la organización. Hoy, tres décadas después, ANEI exporta café y cacao orgánico a más de 20 países y se ha consolidado como la organización de café orgánico más grande de Colombia.
ANEI produce café todo el año gracias a la diversidad de pisos térmicos de la Sierra, que permite cosechas escalonadas. Sus bodegas en Pueblo Bello, con un clima frío natural, funcionan como una “pequeña nevera” que conserva los granos hasta su exportación.
