El pasado 17 de diciembre, en la sede de la Academia de Historia en Valledupar, Sebastián Ospina ofreció una presentación conmovedora titulada ‘Bolívar y Manuela: entre el amor y la muerte’.
Con su voz y el acompañamiento de un violín, Ospina rindió homenaje a la memoria de Simón Bolívar, en el marco de la conmemoración de su fallecimiento en 1830. El evento fue gestionado por Leonor Dangond, directora del MAV (Museo de Arte de Valledupar), y logró capturar la esencia de una de las historias más emblemáticas de la independencia latinoamericana.
Sebastián Ospina, nacido en Cali en 1946, es una figura multifacética en el mundo del arte y la cultura. Tras completar sus estudios primarios, se trasladó a Estados Unidos, donde culminó el bachillerato en Boston. Posteriormente, estudió psicología en la Universidad Javeriana y antropología en la Universidad de los Andes. Su carrera artística comenzó a finales de la década de 1970, cuando coescribió el guion del cortometraje ‘El cuartico azul’ junto a Luis Crump Carvajal, y dirigió ‘Balada de la primera muerte’. Además, se formó en la prestigiosa academia de Lee Strasberg en Nueva York, lo que le permitió consolidarse como un actor de gran versatilidad.
A su regreso a Colombia, Ospina se destacó en la televisión y el cine nacional. En la década de 1980, participó en producciones como ‘El inmigrante latino’, ‘Carne de tu carne’, ‘Tiempo de morir’ y ‘Caín’. También tuvo roles memorables en series de televisión como’ Vanessa’, ‘Mi sangre aunque plebeya’ y ‘Brigada central’, esta última una coproducción colombo-española.
En 1994, Ospina escribió el guion de ‘Adiós, María Félix’, por el cual recibió el Premio Nacional de Cine en la categoría de mejor guion original. La película, finalmente titulada Soplo de vida, fue dirigida por su hermano, el reconocido cineasta Luis Ospina, y se estrenó en 1999. A lo largo de su carrera, también actuó en cintas como Terminal (2000) y Rosario Tijeras (2005), y su última aparición en televisión fue en 2011, interpretando al Embajador Colombiano en México en la serie La Bruja.
En los últimos años, Ospina se ha dedicado principalmente al teatro, realizando giras internacionales para presentar monólogos y otras producciones. Su vida y carrera, especialmente su etapa en Nueva York, son el tema central del documental The Actor in His Labyrinth (2023), dirigido por Seth Fein.
La presentación en la Academia de Historia no solo fue un tributo a Bolívar y Manuela Sáenz, sino también una muestra del talento y la profundidad artística de Sebastián Ospina, quien continúa dejando huella en la cultura colombiana e internacional.
Dramaturgia de la obra
Siempre me ha gustado bailar, Wilson. Pasé horas enteras bailando después de las batallas. Solía viajar con partituras y en el ejército siempre me acompañó una banda de músicos dispuestos a interpretar las partituras.
[Violinista en escena interpreta una gavotte de aire europeo. Después un silencio donde El Libertador permanece sumido en una nostálgica evocación].
Te amé cuando bailabas, Manuela. Nuestro primer encuentro, la primera comunión de nuestras almas se dio a través de la magia de la danza. Esa noche y esa danza pertenece a la memoria irredimible y táctil de mis manos de amante y de guerrero. Seguirás danzando, entre la luz y la sombra, entre el deseo y la vida que aún me resta para continuar en este tránsito final.
Esa hermosa pasión que me ha hecho danzar durante tantas horas en mi vida me llegó desde tiempos remotos de la infancia por contacto e influencia de los esclavos negros que convivieron conmigo en la hacienda de San Mateo. En el primer y errático viaje a Europa fui inducido a practicar el baile de los cortesanos.
“Voulez-vous danser avec moi, mademoizelle?”
Sin duda preámbulo para la seducción de damiselas y cortesanas, pero nunca nada comparable a esa danza negra y primitiva que enamora los huesos y provoca la embriaguez del alma.
[Un acceso de tos ataca sin clemencia al Libertador. Se cubre la boca con un pañuelo y con disimulo observa el esputo baboso y sanguinolento. Oculta a la vista de Wilson el pañuelo vergonzante llevando la mano a la espalda. La violinista en escena ejecuta alegre versión de La Vencedora partitura de autor anónimo contemporánea al Libertador y una de sus contradanzas favoritas].
Nota: el texto está inspirado en un episodio de la novela ‘La agonía erótica’ del escritor Víctor Paz Otero.
Por: Redacción EL PILÓN.










