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General - 20 abril, 2014

Valledupar acompañó a María en su dolor

El Sábado de Gloria, es el penúltimo día de la Semana de Pasión, que concluye hoy con el Domingo de Resurrección.

A las 6:50 de la mañana de ayer, mujeres vestidas de negro, acompañaron a la Virgen de la Dolorosa por la comuna Tres. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.
A las 6:50 de la mañana de ayer, mujeres vestidas de negro, acompañaron a la Virgen de la Dolorosa por la comuna Tres. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

Con una puesta de sol radiante que opacó la llegada de la aurora, se dieron los primeros pasos para acompañar las siete penas sufridas por la madre de Jesucristo.

Envueltos por la fe a la imagen de la Virgen de la Dolorosa y por una ancestral esperanza hacia el milagro, cientos de mujeres vallenatas rememoraron ayer a María en su dolor.

Para los católicos, el silencio de la Cuaresma culminó ayer con el repicar de las campanas que conmemoraron la resurrección de Cristo y que dio inicio a las Pascuas.

Un aplauso a las 5:55 de la madrugada y el sonido de las trompetas de la banda de guerra de la Policía Nacional, abrió la procesión de los Dolores de la Santísima Virgen María, evento que la Nueva España a partir de Benedicto 13, en 1727, extendió a toda la Iglesia con el título de Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María, para recordar los dolores que padeció la Virgen durante la vida de Jesús, en especial, durante su Pasión y Muerte.

“Lo que pretendemos es precisamente que las mujeres del barrio, quienes más cariño y devoción tienen a esta imagen, despierten todo ese sentimiento religioso en ellas y el procurar una devoción más auténtica y cercana a la virgen de los Dolores”, dijo Alexander Bran, párroco de la iglesia San Antonio María Claret donde inició la celebración.

Los siete dolores

El Sábado de Gloria fue un día en que la iglesia invitó a rezar oraciones marianas para acompañar a María en sus siete dolores: el primero fue la profecía emitida por el anciano Simeón durante la presentación de Jesús, a los 40 días de nacimiento, que vaticinaba la muerte de Jesús 33 años después, “una espada atravesará tu alma”. El segundo, la angustia de tener que huir con su hijo y su esposo hacia Egipto tras enterarse que Herodes había ordenado matar a todos los menores de dos años.

El tercer dolor fue el extravío de Jesús, a los doce años, que concluiría al encontrarlo en el templo conversando con los sacerdotes. En el cuarto se dio el encuentro entre Jesús y su madre camino al Calvario. El quinto, la crucifixión de su hijo, el sexto es el descendimiento de la cruz y, por último, el entierro.

Para estar en la procesión, las mujeres se vistieron de negro, aunque no exactamente por ser viudas, lo hacen porque “tenemos un duelo por Jesús”, tal como declaró Elena María Peñalosa Pérez, una joven que lleva 14 años entregada al catolicismo.

“Aproximadamente llevo cuatro años de acompañar la procesión de la Virgen de la Dolorosa, para estar al lado de María en los dolores que sintió al momento de la pérdida de su hijo”, dijo.

Para esta feligrés de 27 años, toda la creencia fue inculcada desde niña, por eso “a partir de los 13 años estoy en la iglesia y desde entonces ha crecido una fe que he cultivado”.

Seguidora y temerosa por el amor a Jesús, cree, ante todo, que “hay que ir sembrando en los niños esa inquietud de la iglesia: si sembramos grandes semillas en los menores, esta va creciendo y surgen unos valores que finalmente se convierten en un temor hacia Dios”, afirmó.

Así como Elena María, muchos devotos de los barrios Mareigua, Rincón de Ziruma, El Páramo, Nuevo Milenio, Villa Fuentes, El Oasis, Don Carmelo y otros, llevando en sus propias manos la carroza en la que iba la Dolorosa, hicieron oraciones, pidieron por la resurrección y lloraron rezando la oración del Ave María.

Por la noche, en la Vigilia Pascual, se desarrollaron tres momentos: la celebración del fuego nuevo; la liturgia de la Palabra y la liturgia Bautismal.

Un punto importante de la solemnidad fue la entonación del Pregón Pascual, un poema antiguo (escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el fuego nuevo.

Así mismo, el sacerdote encendió el cirio pascual, que representa a Jesús.

“La fe requiere signos, que haya muestras visibles de lo que uno lleva dentro y quiere expresar; en definitiva, todas estas manifestaciones artísticas ayudan a que la fe se vaya potenciado, y hoy, lo estamos viendo”: Alexander Bran.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
[email protected]

General
20 abril, 2014

Valledupar acompañó a María en su dolor

El Sábado de Gloria, es el penúltimo día de la Semana de Pasión, que concluye hoy con el Domingo de Resurrección.


A las 6:50 de la mañana de ayer, mujeres vestidas de negro, acompañaron a la Virgen de la Dolorosa por la comuna Tres. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.
A las 6:50 de la mañana de ayer, mujeres vestidas de negro, acompañaron a la Virgen de la Dolorosa por la comuna Tres. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

Con una puesta de sol radiante que opacó la llegada de la aurora, se dieron los primeros pasos para acompañar las siete penas sufridas por la madre de Jesucristo.

Envueltos por la fe a la imagen de la Virgen de la Dolorosa y por una ancestral esperanza hacia el milagro, cientos de mujeres vallenatas rememoraron ayer a María en su dolor.

Para los católicos, el silencio de la Cuaresma culminó ayer con el repicar de las campanas que conmemoraron la resurrección de Cristo y que dio inicio a las Pascuas.

Un aplauso a las 5:55 de la madrugada y el sonido de las trompetas de la banda de guerra de la Policía Nacional, abrió la procesión de los Dolores de la Santísima Virgen María, evento que la Nueva España a partir de Benedicto 13, en 1727, extendió a toda la Iglesia con el título de Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María, para recordar los dolores que padeció la Virgen durante la vida de Jesús, en especial, durante su Pasión y Muerte.

“Lo que pretendemos es precisamente que las mujeres del barrio, quienes más cariño y devoción tienen a esta imagen, despierten todo ese sentimiento religioso en ellas y el procurar una devoción más auténtica y cercana a la virgen de los Dolores”, dijo Alexander Bran, párroco de la iglesia San Antonio María Claret donde inició la celebración.

Los siete dolores

El Sábado de Gloria fue un día en que la iglesia invitó a rezar oraciones marianas para acompañar a María en sus siete dolores: el primero fue la profecía emitida por el anciano Simeón durante la presentación de Jesús, a los 40 días de nacimiento, que vaticinaba la muerte de Jesús 33 años después, “una espada atravesará tu alma”. El segundo, la angustia de tener que huir con su hijo y su esposo hacia Egipto tras enterarse que Herodes había ordenado matar a todos los menores de dos años.

El tercer dolor fue el extravío de Jesús, a los doce años, que concluiría al encontrarlo en el templo conversando con los sacerdotes. En el cuarto se dio el encuentro entre Jesús y su madre camino al Calvario. El quinto, la crucifixión de su hijo, el sexto es el descendimiento de la cruz y, por último, el entierro.

Para estar en la procesión, las mujeres se vistieron de negro, aunque no exactamente por ser viudas, lo hacen porque “tenemos un duelo por Jesús”, tal como declaró Elena María Peñalosa Pérez, una joven que lleva 14 años entregada al catolicismo.

“Aproximadamente llevo cuatro años de acompañar la procesión de la Virgen de la Dolorosa, para estar al lado de María en los dolores que sintió al momento de la pérdida de su hijo”, dijo.

Para esta feligrés de 27 años, toda la creencia fue inculcada desde niña, por eso “a partir de los 13 años estoy en la iglesia y desde entonces ha crecido una fe que he cultivado”.

Seguidora y temerosa por el amor a Jesús, cree, ante todo, que “hay que ir sembrando en los niños esa inquietud de la iglesia: si sembramos grandes semillas en los menores, esta va creciendo y surgen unos valores que finalmente se convierten en un temor hacia Dios”, afirmó.

Así como Elena María, muchos devotos de los barrios Mareigua, Rincón de Ziruma, El Páramo, Nuevo Milenio, Villa Fuentes, El Oasis, Don Carmelo y otros, llevando en sus propias manos la carroza en la que iba la Dolorosa, hicieron oraciones, pidieron por la resurrección y lloraron rezando la oración del Ave María.

Por la noche, en la Vigilia Pascual, se desarrollaron tres momentos: la celebración del fuego nuevo; la liturgia de la Palabra y la liturgia Bautismal.

Un punto importante de la solemnidad fue la entonación del Pregón Pascual, un poema antiguo (escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el fuego nuevo.

Así mismo, el sacerdote encendió el cirio pascual, que representa a Jesús.

“La fe requiere signos, que haya muestras visibles de lo que uno lleva dentro y quiere expresar; en definitiva, todas estas manifestaciones artísticas ayudan a que la fe se vaya potenciado, y hoy, lo estamos viendo”: Alexander Bran.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
[email protected]