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General - 20 abril, 2014

Una caja plasmada en la inmortalidad de Gabo

Pablo Agustín López, es uno de los personajes históricos en el Vallenato. No solo por ser uno de los digitadores de caja más destacados, sino porque a través de su toque, ha representado el folclor vallenato en innumerables escenarios a nivel internacional.

“En Estocolmo fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia”, dijo Pablo López.
“En Estocolmo fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia”, dijo Pablo López.

Pablo Agustín López, es uno de los personajes históricos en el Vallenato. No solo por ser uno de los digitadores de caja más destacados, sino porque a través de su toque, ha representado el folclor vallenato en innumerables escenarios a nivel internacional. Su amistad con Gabriel García Márquez, empezó desde muy joven y ese lazo lo llevó a hacer parte de la delegación, que en 1982, llegó a Estocolmo a acompañar a Gabo a recibir el Primo Nobel de Literatura.

Fue sin duda, uno de sus más cercanos amigos. En Parranda que se hiciera en casa del Nobel en Cartagena,Pablo no podía faltar. Guarda en su memoria, innumerables experiencias que junto a Gabriel vivió, y hoy recuerda con nostalgia, las largas conversaciones a su lado, en las que siempre preguntaba por personajes ilustres del folclor Vallenato.

El Pilón: ¿Cómo llega Gabriel a estas tierras?

Pablo López: Él llega a la Paz por invitación de Manuel Zapata Olivella. Vendía Enciclopedias y acá fue donde se encontró con Escalona que andaba enamorado de Marina Arzuaga. Gabriel vino a mi casa 10 días después de cuando quemaron la paz. En el pueblo había que acostarse a las 5 de la tarde, porque si no los Chulavita lo mataban a uno o le quemaban la casa. Entonces llegó acá con Manuel y Escalona, para que mi papá le tocara unas cuantas canciones vallenatas. Lo que buscaban era empezar una parranda. Mi papá le dijo que había llegado en mala época porque había consideraciones por los muertos y heridos. Entonces Gabo le dijo: vea, vamos a hacer una parrandita que yo vengo de muy lejos. Eso fue más o menos en el 52. Entonces mi abuela le dijo a mi papá que había que echar palante. Se armó la parrandita y el pueblo oía la música y después de 10 de la noche, la gente cantaba. Después de eso el pueblo se animó porque esa parranda dio pie para que el pueblo volviera a ser como antes.

EP: Usted tuvo una buena amistad con Gabriel. Cuénteme el origen de esa amistad.

PL: Fue desde el tiempo que llegó a mi casa, pero después siempre nos mantuvimos en contacto.Cuando le notificaron que se había ganado el Premio Nobel, Belisario Betancourt se reunió con ellos y decidió no hacer campeonato Mundial de Fútbol, dijo que no iba a hacer Mundial, y le dijo a Gabo que lo iba a acompañar a recibir su premio nobel. Le puso el avión jumbo de Avianca y lo mandó con todo el folclor de Colombia. Fueron las Danzas de Lindro Humar, representado la región Andina de Rio sucio, fueron los Llaneros, todo el combo de Barranquilla, la negra grande de la Región Pacífica, Leonor Gonzales, Totó La Monposina y nosotros. Los vallenatos que el escogió para que fuéramos éramos, Colacho Mendoza de acordeonero, Adán Montero en la Guacharaca, Poncho Zuleta cantando y yo de cajero, ese fue el conjunto. Consuelo y Escalona eran de la delegación. Entonces Colacho cuando le dijeron que eran 22 horas en avión, dijo que no iba y metimos a Emilianito Zuleta y por Adán metimos al Dr Pedro García. Estuvimos en la Ceremonia. Duramos 12 días practicando en el ayuntamiento, donde estaba Gustavo Adolfo y la Reina Silvia. Eso fue todo bien planeado y los que cerrábamos, éramos nosotros. Desde ese momento nos afianzamos más como amigos.

EP: ¿Cómo fue esa experiencia?

PL: Eso fue un éxito. Cuando tocamos La Creciente del César, empezaron a tocar las palmas, entonces Gabo dijo que tocáramos La Patillalera. La mamá de la reina Silvia era brasilera, y cuando empezamos comenzó a bailar. Después que salimos de ahí se hizo una cena para 2000 mil personas y a mí me preguntaron, en una entrevista para El Espectador, que cuántas personas habían asistido, entonces dije: 2000 y un colao, y el colao era Carlitos Quintero que estaba en Bruselas con la Federación de Cafeteros. Él quería entrar a la ceremonia y yo le dije que cogiera la caja y la abrazara para poder entrar. Después de eso tocamos en el Olimpo en París y le metieron a esa vaina 14 mil personas. Gabriel se quedó y nos encontramos con él en Madrid y allá le tocamos a Felipe González, a la niñez desamparada. Los Reyes nos preguntaron qué cuanto nos debían y nosotros le dijimos que nada, que eso lo hacíamos por Gabriel. Así estuvimos por muchas partes más y el único que andaba guapo era poncho Zuleta porque no sabía si las vacas habían parido y esas cosas, le dije que se dejara de vainas, que él no se iba a volver a dar un paseo de esos.

EP: ¿Cómo se entera de la muerte de Gabo?

PL: Me llamaron unos amigos mexicanos desde Monterrey en el momento en que murió.

EP: ¿Recuerda un momento especial con él?

PL: Éramos muy amigos y teníamos mucho en común en cuanto al vallenato. Le gustaba mucho la música típica vallenata. Haberme escogido para que lo acompañara a recibir el Nobel fue un honor. También lo acompañé muchas veces en Cartagena. Son muchos recuerdos y hablar de uno, me quedaría corto.

EP: ¿Qué hablaron cuando se vieron por última vez?

PL: Me contó que estaba sordo de un oído y que ya estaba mirando eso. Lo vi muy alegre. Trató de bailar, aunque los movimientos eran más lentos. Siempre me preguntaba sobre el vallenato y algunos personajes que recordaba.

EP: ¿Cuál es la importancia de Gabo en el folclor vallenato?

PL: ¿Tú sabes lo que es llevar al vallenato a recibir un Premio Nobel? Allá fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia. El recibió el Nobel con el folclor colombiano, por eso su interés en defender la música vallenata.

EP: ¿Cómo debemos recordar en el Cesar a Gabo?

PL: Tenemos que recordarlo eternamente, porque el para todo el país era la figura principal. Una persona de esa magnitud no nace todos los días por eso nosotros estamos acongojados por la muerte de nuestro Premio Nobel, porque para nosotros fue una persona de mucho carisma y de darnos a conocer a todos los vallenatos y los colombianos. Siento mucha nostalgia, pero sé que está en un mejor lugar.

Por Antonio Peralta Nieto

General
20 abril, 2014

Una caja plasmada en la inmortalidad de Gabo

Pablo Agustín López, es uno de los personajes históricos en el Vallenato. No solo por ser uno de los digitadores de caja más destacados, sino porque a través de su toque, ha representado el folclor vallenato en innumerables escenarios a nivel internacional.


“En Estocolmo fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia”, dijo Pablo López.
“En Estocolmo fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia”, dijo Pablo López.

Pablo Agustín López, es uno de los personajes históricos en el Vallenato. No solo por ser uno de los digitadores de caja más destacados, sino porque a través de su toque, ha representado el folclor vallenato en innumerables escenarios a nivel internacional. Su amistad con Gabriel García Márquez, empezó desde muy joven y ese lazo lo llevó a hacer parte de la delegación, que en 1982, llegó a Estocolmo a acompañar a Gabo a recibir el Primo Nobel de Literatura.

Fue sin duda, uno de sus más cercanos amigos. En Parranda que se hiciera en casa del Nobel en Cartagena,Pablo no podía faltar. Guarda en su memoria, innumerables experiencias que junto a Gabriel vivió, y hoy recuerda con nostalgia, las largas conversaciones a su lado, en las que siempre preguntaba por personajes ilustres del folclor Vallenato.

El Pilón: ¿Cómo llega Gabriel a estas tierras?

Pablo López: Él llega a la Paz por invitación de Manuel Zapata Olivella. Vendía Enciclopedias y acá fue donde se encontró con Escalona que andaba enamorado de Marina Arzuaga. Gabriel vino a mi casa 10 días después de cuando quemaron la paz. En el pueblo había que acostarse a las 5 de la tarde, porque si no los Chulavita lo mataban a uno o le quemaban la casa. Entonces llegó acá con Manuel y Escalona, para que mi papá le tocara unas cuantas canciones vallenatas. Lo que buscaban era empezar una parranda. Mi papá le dijo que había llegado en mala época porque había consideraciones por los muertos y heridos. Entonces Gabo le dijo: vea, vamos a hacer una parrandita que yo vengo de muy lejos. Eso fue más o menos en el 52. Entonces mi abuela le dijo a mi papá que había que echar palante. Se armó la parrandita y el pueblo oía la música y después de 10 de la noche, la gente cantaba. Después de eso el pueblo se animó porque esa parranda dio pie para que el pueblo volviera a ser como antes.

EP: Usted tuvo una buena amistad con Gabriel. Cuénteme el origen de esa amistad.

PL: Fue desde el tiempo que llegó a mi casa, pero después siempre nos mantuvimos en contacto.Cuando le notificaron que se había ganado el Premio Nobel, Belisario Betancourt se reunió con ellos y decidió no hacer campeonato Mundial de Fútbol, dijo que no iba a hacer Mundial, y le dijo a Gabo que lo iba a acompañar a recibir su premio nobel. Le puso el avión jumbo de Avianca y lo mandó con todo el folclor de Colombia. Fueron las Danzas de Lindro Humar, representado la región Andina de Rio sucio, fueron los Llaneros, todo el combo de Barranquilla, la negra grande de la Región Pacífica, Leonor Gonzales, Totó La Monposina y nosotros. Los vallenatos que el escogió para que fuéramos éramos, Colacho Mendoza de acordeonero, Adán Montero en la Guacharaca, Poncho Zuleta cantando y yo de cajero, ese fue el conjunto. Consuelo y Escalona eran de la delegación. Entonces Colacho cuando le dijeron que eran 22 horas en avión, dijo que no iba y metimos a Emilianito Zuleta y por Adán metimos al Dr Pedro García. Estuvimos en la Ceremonia. Duramos 12 días practicando en el ayuntamiento, donde estaba Gustavo Adolfo y la Reina Silvia. Eso fue todo bien planeado y los que cerrábamos, éramos nosotros. Desde ese momento nos afianzamos más como amigos.

EP: ¿Cómo fue esa experiencia?

PL: Eso fue un éxito. Cuando tocamos La Creciente del César, empezaron a tocar las palmas, entonces Gabo dijo que tocáramos La Patillalera. La mamá de la reina Silvia era brasilera, y cuando empezamos comenzó a bailar. Después que salimos de ahí se hizo una cena para 2000 mil personas y a mí me preguntaron, en una entrevista para El Espectador, que cuántas personas habían asistido, entonces dije: 2000 y un colao, y el colao era Carlitos Quintero que estaba en Bruselas con la Federación de Cafeteros. Él quería entrar a la ceremonia y yo le dije que cogiera la caja y la abrazara para poder entrar. Después de eso tocamos en el Olimpo en París y le metieron a esa vaina 14 mil personas. Gabriel se quedó y nos encontramos con él en Madrid y allá le tocamos a Felipe González, a la niñez desamparada. Los Reyes nos preguntaron qué cuanto nos debían y nosotros le dijimos que nada, que eso lo hacíamos por Gabriel. Así estuvimos por muchas partes más y el único que andaba guapo era poncho Zuleta porque no sabía si las vacas habían parido y esas cosas, le dije que se dejara de vainas, que él no se iba a volver a dar un paseo de esos.

EP: ¿Cómo se entera de la muerte de Gabo?

PL: Me llamaron unos amigos mexicanos desde Monterrey en el momento en que murió.

EP: ¿Recuerda un momento especial con él?

PL: Éramos muy amigos y teníamos mucho en común en cuanto al vallenato. Le gustaba mucho la música típica vallenata. Haberme escogido para que lo acompañara a recibir el Nobel fue un honor. También lo acompañé muchas veces en Cartagena. Son muchos recuerdos y hablar de uno, me quedaría corto.

EP: ¿Qué hablaron cuando se vieron por última vez?

PL: Me contó que estaba sordo de un oído y que ya estaba mirando eso. Lo vi muy alegre. Trató de bailar, aunque los movimientos eran más lentos. Siempre me preguntaba sobre el vallenato y algunos personajes que recordaba.

EP: ¿Cuál es la importancia de Gabo en el folclor vallenato?

PL: ¿Tú sabes lo que es llevar al vallenato a recibir un Premio Nobel? Allá fue que nos dimos cuenta que García Márquez era el mejor embajador que pudo haber tenido el vallenato y Colombia. El recibió el Nobel con el folclor colombiano, por eso su interés en defender la música vallenata.

EP: ¿Cómo debemos recordar en el Cesar a Gabo?

PL: Tenemos que recordarlo eternamente, porque el para todo el país era la figura principal. Una persona de esa magnitud no nace todos los días por eso nosotros estamos acongojados por la muerte de nuestro Premio Nobel, porque para nosotros fue una persona de mucho carisma y de darnos a conocer a todos los vallenatos y los colombianos. Siento mucha nostalgia, pero sé que está en un mejor lugar.

Por Antonio Peralta Nieto