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Comunidad - 5 marzo, 2013

Sobreviven con la basura del mercado público de Valledupar

EL PILÓN, encontró varias mujeres desplazadas y de cabezas de hogar, que aunque tienen familias, tienen que recurrir al basurero del Mercado Público, localizado en uno de los costados del Estadio de Fútbol 'Armando Maestre Pavajeau'.

No es una actividad fácil tener que recurrir a los basureros donde se depositan desechos de frutas, verduras, y otros productos de la canasta familiar, para poder conseguir algo qué comer diariamente y llevar a casa.

Esta situación se vive en los alrededores del Mercado Público donde los comerciantes expresaron su inconformismo por el desaseo a que es sometido el basurero, toda vez que los desechos son arrojados en la parte externa de un contenedor  que diariamente instala la empresa Interaseo.

EL PILÓN, encontró varios cuadros de necesidades de mujeres desplazadas y de cabezas de hogar, que aunque tienen familias, tienen que recurrir al basurero del Mercado Público, localizado en uno de los costados del Estadio de Fútbol ‘Armando Maestre Pavajeau’.

Algunas mujeres explicaron las razones por las cuales tenían que buscar la alimentación diaria de esa manera, debido a la difícil situación económica que ellas están afrontando en la ciudad, toda vez que amanecen sin plata para comprar la comida, porque no tienen oportunidades de trabajo, porque llegaron a Valledupar con las manos vacías, luego que grupos armados incursionaran en sus propiedades advirtiéndoles que  debían abandonarlas.

El rebusque

En medio del basurero, escarbando los desechos, localizamos a Duvis Torres Pérez, nacida en El Copey, Cesar, desplazada por la violencia y residente en una casucha en el barrio de invasión  ‘Altos de Pimienta’. Tenía una parcela sobre el pie de monte de la Sierra Nevada de Santa Marta y debió abandonarla, porque grupos armados la obligaron a que saliera de allí. En esta capital se encuentra con sus hijos y sin esposo. “Yo también me rebusco pidiendo plata en la calle, porque en casa me esperan mis hijos, a quienes dejo solos y bajo la vigilancia de unos vecinos, mientras consigo qué llevarles de comer después de las 10 de la mañana de todos los días”.

Entre tanto, Josefa Amaya Toncel, una mujer de 60 años, oriunda de Fonseca, La Guajira y residente en el bario ‘Villa del Rosario’ de Valledupar, quien diariamente se trasladada al Mercado Público en busca de comida. A veces le dan trabajo para limpiar cebollín y se gana cuatro y hasta seis mil pesos, pero tiene que rebuscarse en el basurero, donde encuentra cebolla, cebollín, zanahoria, tomate y otras verduras, al igual que naranjas, mandarinas, papa, yuca, ñame y ahuyama, las cuales se dejan comer y eso es lo que me llevo para mi casa. Mis hijos me han dicho en varias ocasiones que me deje de esa actividad, pero es la única manera de conseguir algo para subsistir. Soy cabeza de hogar, vivo con una hija, tres nietos y dos sobrinas”. Indicó la mujer.


Puntos de vista

 

Manuel Maestre Daza, Técnico operativo de la secretaría de obras del municipio. “Aquí la gente no quiere utilizar el contenedor y tiran la basura afuera y cuando les llamo la atención se molestan y hasta me amenazan”.


Daniel Méndez,
propietario de local. “Siempre nos esmeramos para que este sitio permanezca limpio, pero algunas personas inescrupulosas se resisten en llegar hasta el contenedor a depositar los desechos”.

 

 

Comunidad
5 marzo, 2013

Sobreviven con la basura del mercado público de Valledupar

EL PILÓN, encontró varias mujeres desplazadas y de cabezas de hogar, que aunque tienen familias, tienen que recurrir al basurero del Mercado Público, localizado en uno de los costados del Estadio de Fútbol 'Armando Maestre Pavajeau'.


No es una actividad fácil tener que recurrir a los basureros donde se depositan desechos de frutas, verduras, y otros productos de la canasta familiar, para poder conseguir algo qué comer diariamente y llevar a casa.

Esta situación se vive en los alrededores del Mercado Público donde los comerciantes expresaron su inconformismo por el desaseo a que es sometido el basurero, toda vez que los desechos son arrojados en la parte externa de un contenedor  que diariamente instala la empresa Interaseo.

EL PILÓN, encontró varios cuadros de necesidades de mujeres desplazadas y de cabezas de hogar, que aunque tienen familias, tienen que recurrir al basurero del Mercado Público, localizado en uno de los costados del Estadio de Fútbol ‘Armando Maestre Pavajeau’.

Algunas mujeres explicaron las razones por las cuales tenían que buscar la alimentación diaria de esa manera, debido a la difícil situación económica que ellas están afrontando en la ciudad, toda vez que amanecen sin plata para comprar la comida, porque no tienen oportunidades de trabajo, porque llegaron a Valledupar con las manos vacías, luego que grupos armados incursionaran en sus propiedades advirtiéndoles que  debían abandonarlas.

El rebusque

En medio del basurero, escarbando los desechos, localizamos a Duvis Torres Pérez, nacida en El Copey, Cesar, desplazada por la violencia y residente en una casucha en el barrio de invasión  ‘Altos de Pimienta’. Tenía una parcela sobre el pie de monte de la Sierra Nevada de Santa Marta y debió abandonarla, porque grupos armados la obligaron a que saliera de allí. En esta capital se encuentra con sus hijos y sin esposo. “Yo también me rebusco pidiendo plata en la calle, porque en casa me esperan mis hijos, a quienes dejo solos y bajo la vigilancia de unos vecinos, mientras consigo qué llevarles de comer después de las 10 de la mañana de todos los días”.

Entre tanto, Josefa Amaya Toncel, una mujer de 60 años, oriunda de Fonseca, La Guajira y residente en el bario ‘Villa del Rosario’ de Valledupar, quien diariamente se trasladada al Mercado Público en busca de comida. A veces le dan trabajo para limpiar cebollín y se gana cuatro y hasta seis mil pesos, pero tiene que rebuscarse en el basurero, donde encuentra cebolla, cebollín, zanahoria, tomate y otras verduras, al igual que naranjas, mandarinas, papa, yuca, ñame y ahuyama, las cuales se dejan comer y eso es lo que me llevo para mi casa. Mis hijos me han dicho en varias ocasiones que me deje de esa actividad, pero es la única manera de conseguir algo para subsistir. Soy cabeza de hogar, vivo con una hija, tres nietos y dos sobrinas”. Indicó la mujer.


Puntos de vista

 

Manuel Maestre Daza, Técnico operativo de la secretaría de obras del municipio. “Aquí la gente no quiere utilizar el contenedor y tiran la basura afuera y cuando les llamo la atención se molestan y hasta me amenazan”.


Daniel Méndez,
propietario de local. “Siempre nos esmeramos para que este sitio permanezca limpio, pero algunas personas inescrupulosas se resisten en llegar hasta el contenedor a depositar los desechos”.