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Editorial - 26 noviembre, 2011

La crisis económica Europea y Colombia

El mundo presencia en vivo y en directo la evolución de la crisis económica de Europa, a través de las cadenas internacionales de televisión, la radio, los periódicos y las revistas,   como una película de suspenso y terror, con la gran diferencia que esto no es ficción, sino la dura realidad y –además- pareciera no […]

El mundo presencia en vivo y en directo la evolución de la crisis económica de Europa, a través de las cadenas internacionales de televisión, la radio, los periódicos y las revistas,   como una película de suspenso y terror, con la gran diferencia que esto no es ficción, sino la dura realidad y –además- pareciera no tener fin.
Los habitantes de la Eurozona sufren una situación exótica para ellos, como es la crisis de sus bancos, que a su vez amenaza la estabilidad de las finanzas públicas de cada país y la sostenibilidad de la unión y del Euro como moneda única soporte de la misma.
El drama que se vivió en Irlanda y Portugal, siguió en Grecia, donde el primer ministro Yorgos Papandréu, propuso consultar a su pueblo el duro ajuste pero perdió apoyo político y – en consecuencia- debió salir para darle paso al exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) Lucas Papademos. Luego le tocó el turno a Italia donde el primer ministro, el millonario, Silvio Berlusconi, afectado por una crisis de imagen a raíz de su agitada vida privada, debió darle paso también a un economista, Mario Monti, para tomar las riendas de la tercera economía del “viejo continente” y una de las más poderosas e importantes del mundo.
Y a Italia le siguió España, donde la crisis aún no se ha mostrado en toda su magnitud, pero – de todas formas- los españoles le pasaron su cuenta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), sacando a José Luis Rodríguez Zapatero del gobierno y votando por el derechista Mariano Rajoy del Partido Popular. En resumen, mientras Grecia e Italia le hacen frente a la crisis cambiando a dos políticos tradicionales por expertos y serios tecnócratas, España opta por un giro a la derecha.
Pero el problema no es sólo de los países antes mencionados; aunque con particularidades distintas la situación de Francia no es la mejor, al igual que otros países de la Eurozona, en la cual la que se mantiene sólida por su tamaño, productividad y manejo macroeconómico es Alemania, que se espera que sea el muro de contención.
El asunto de fondo tiene que ver con una reforma total del sistema financiero de la Eurozona, la fragilidad de sus sistemas fiscales, los costos de sus sistemas de seguridad social y las bajas tasas de crecimiento, productividad y competitividad de sus aparatos productivos. Sin duda, el viejo continente tiene las instituciones y los técnicos saben lo que hay que hacer para afrontarla, la incertidumbre radica en la voluntad y decisión de los políticos para adoptar las dolorosas medidas de ajuste que se requieren, que durarán varios años y que cambiarán, de manera sustancial, el viejo concepto del Estado de bienestar que ha caracterizado a Europa y que hoy se muestra insostenible, por sus costos en un mundo globalizado y más competitivo. Muchos europeos verán desmejorar sus niveles y estilos de vida, como lo han padecido durante muchos años los países del Tercer Mundo, entre ellos los de América Latina.
La crisis de Europa abre varios escenarios para América Latina, incluyendo a Colombia. En primer lugar, es de esperar que nuestro continente se vuelva más atractivo para la inversión extranjera, y esto puede beneficiar a países como el nuestro. Pero la situación del viejo continente también puede generar una disminución de nuestras exportaciones, y desde ese punto tendrá efectos negativos. A lo anterior hay que sumarle que hay muchos latinos, y en particular colombianos, empleados en el viejo continente, quienes, en algunos casos podrían ver afectados sus empleos y se verían abocados a contemplar su regreso. Y – finalmente- está el tema de las remesas que estos envían a sus familiares en Colombia y que representan grandes sumas de dineros.
La crisis, en sus aspectos positivos y negativos, tarde o temprano se sentirá en estos países y – por lo tanto- sus gobiernos y sector privado tienen que estar preparados para las consecuencias de la misma que se deben presupuestar en las perspectivas económicas de 2012, que sin lugar a dudas serían mucho mejores si Europa no estuviera pasando por lo que está pasando. Por esa razón, en nuestras páginas internacionales hacemos un seguimiento a estos temas que consideramos vitales para mantener bien informados a nuestros lectores.

Editorial
26 noviembre, 2011

La crisis económica Europea y Colombia

El mundo presencia en vivo y en directo la evolución de la crisis económica de Europa, a través de las cadenas internacionales de televisión, la radio, los periódicos y las revistas,   como una película de suspenso y terror, con la gran diferencia que esto no es ficción, sino la dura realidad y –además- pareciera no […]


El mundo presencia en vivo y en directo la evolución de la crisis económica de Europa, a través de las cadenas internacionales de televisión, la radio, los periódicos y las revistas,   como una película de suspenso y terror, con la gran diferencia que esto no es ficción, sino la dura realidad y –además- pareciera no tener fin.
Los habitantes de la Eurozona sufren una situación exótica para ellos, como es la crisis de sus bancos, que a su vez amenaza la estabilidad de las finanzas públicas de cada país y la sostenibilidad de la unión y del Euro como moneda única soporte de la misma.
El drama que se vivió en Irlanda y Portugal, siguió en Grecia, donde el primer ministro Yorgos Papandréu, propuso consultar a su pueblo el duro ajuste pero perdió apoyo político y – en consecuencia- debió salir para darle paso al exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) Lucas Papademos. Luego le tocó el turno a Italia donde el primer ministro, el millonario, Silvio Berlusconi, afectado por una crisis de imagen a raíz de su agitada vida privada, debió darle paso también a un economista, Mario Monti, para tomar las riendas de la tercera economía del “viejo continente” y una de las más poderosas e importantes del mundo.
Y a Italia le siguió España, donde la crisis aún no se ha mostrado en toda su magnitud, pero – de todas formas- los españoles le pasaron su cuenta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), sacando a José Luis Rodríguez Zapatero del gobierno y votando por el derechista Mariano Rajoy del Partido Popular. En resumen, mientras Grecia e Italia le hacen frente a la crisis cambiando a dos políticos tradicionales por expertos y serios tecnócratas, España opta por un giro a la derecha.
Pero el problema no es sólo de los países antes mencionados; aunque con particularidades distintas la situación de Francia no es la mejor, al igual que otros países de la Eurozona, en la cual la que se mantiene sólida por su tamaño, productividad y manejo macroeconómico es Alemania, que se espera que sea el muro de contención.
El asunto de fondo tiene que ver con una reforma total del sistema financiero de la Eurozona, la fragilidad de sus sistemas fiscales, los costos de sus sistemas de seguridad social y las bajas tasas de crecimiento, productividad y competitividad de sus aparatos productivos. Sin duda, el viejo continente tiene las instituciones y los técnicos saben lo que hay que hacer para afrontarla, la incertidumbre radica en la voluntad y decisión de los políticos para adoptar las dolorosas medidas de ajuste que se requieren, que durarán varios años y que cambiarán, de manera sustancial, el viejo concepto del Estado de bienestar que ha caracterizado a Europa y que hoy se muestra insostenible, por sus costos en un mundo globalizado y más competitivo. Muchos europeos verán desmejorar sus niveles y estilos de vida, como lo han padecido durante muchos años los países del Tercer Mundo, entre ellos los de América Latina.
La crisis de Europa abre varios escenarios para América Latina, incluyendo a Colombia. En primer lugar, es de esperar que nuestro continente se vuelva más atractivo para la inversión extranjera, y esto puede beneficiar a países como el nuestro. Pero la situación del viejo continente también puede generar una disminución de nuestras exportaciones, y desde ese punto tendrá efectos negativos. A lo anterior hay que sumarle que hay muchos latinos, y en particular colombianos, empleados en el viejo continente, quienes, en algunos casos podrían ver afectados sus empleos y se verían abocados a contemplar su regreso. Y – finalmente- está el tema de las remesas que estos envían a sus familiares en Colombia y que representan grandes sumas de dineros.
La crisis, en sus aspectos positivos y negativos, tarde o temprano se sentirá en estos países y – por lo tanto- sus gobiernos y sector privado tienen que estar preparados para las consecuencias de la misma que se deben presupuestar en las perspectivas económicas de 2012, que sin lugar a dudas serían mucho mejores si Europa no estuviera pasando por lo que está pasando. Por esa razón, en nuestras páginas internacionales hacemos un seguimiento a estos temas que consideramos vitales para mantener bien informados a nuestros lectores.