Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 12 mayo, 2010

La crisis económica en Grecia

Por: Basilio Padilla La tragedia económica en Grecia y el hecho de que todo un país se ha declarado prácticamente en bancarrota, tiene muchas ramificaciones a nivel mundial y al mismo tiempo, es una clara indicación de que los gastos incontrolables de muchos líderes alrededor del mundo, pueden hundir las esperanzas y el trabajo de […]

Por: Basilio Padilla

La tragedia económica en Grecia y el hecho de que todo un país se ha declarado prácticamente en bancarrota, tiene muchas ramificaciones a nivel mundial y al mismo tiempo, es una clara indicación de que los gastos incontrolables de muchos líderes alrededor del mundo, pueden hundir las esperanzas y el trabajo de países enteros.
El caso se repite cada vez con más frecuencia, un ejemplo es el desatino con   los prestamos de bienes raíces “subprimes” en los E.U. En este caso los responsables fueron los políticos, que en su afán de complacer a alguna población del país, les abrieron los grifos de múltiples préstamos, a través de dos organizaciones semiestatales como fueron “Ginnie Mae y Freddy Mac”. Este gran segmento de la población fue incapaz de cumplir sus obligaciones y lo que siguió fue una severa crisis que toco a 90% de los bancos en los E.U.
El problema de Grecia no es nuevo y tal parece que el aparato oficial viene teniendo problemas desde el año 1999. En efecto, la Unión Europea siempre ha tenido sus dudas sobre la débil economía griega, habiendo condicionado su entrada al mercado europeo hasta el año 2001, cuando este país, dramáticamente cortó los niveles de inflación y las tasas de intereses. Sin embargo, en el 2004, Grecia todavía no había cumplido los requisitos de la zona europea y por el contrario el déficit se estaba incrementando.
En el 2005 hubo un cambio de gobierno,  salieron los socialistas y entraron los conservadores quienes inmediatamente impusieron un plan económico de austeridad destinado a frenar el gran déficit que habían creado los socialistas. Hubo un incremento a los impuestos de alcohol y tabaco, así como también un impuesto de valor agregado (VAT), similar a los de venta y que se le agrega a materiales en distintas fases de producción. Con estas medidas la economía griega comenzó a mejorar con un PIB de 4.1%, hasta el 2009, cuando los socialistas regresaron al poder con el primer ministro George Papandreou.
Un año más tarde Papandreou admitió que la economía se encontraba en cuidado intensivo y que el tamaño de las deudas y el déficit había crecido fuera de todo control. Comenzaron las protestas a nivel nacional así como también la gran preocupación del resto de las naciones europeas, quienes comenzaron a preparar un paquete económico para rescatar a Grecia con un sinnúmero de condiciones, que incluían más impuestos, recortes en gastos, disminución de salarios etc.
No teniendo ninguna alternativa, el gobierno aceptó esta píldora amarga, no sin antes  crear un caos en los mercados internacionales, que la semana pasada registraron bajas de hasta 10%. Más grave aun fueron los comentarios de que otros países europeos como España, Portugal y Bélgica podrían atravesar los mismos destinos. Por estas razones la Unión Europea ha formulado un paquete de un trillón de dólares para prevenir estos problemas y evitar la enorme caída del euro que ya estaba ocurriendo la semana pasada. Las conclusiones y los análisis hechos de esta crisis fueron claros: muchos países comienzan a gastar y a prestar más de  lo que reciben, produciendo un inmediato desbalance presupuestal. Agregado a  esto los enormes programas de ayuda pública, sin el consiguiente aumento en la producción privada.
La misma suerte podrían correr algunos países de Latinoamérica, como Venezuela, donde el presidente Chávez, mantiene el auspicio económico a otros países  como Cuba, Bolivia y Ecuador descuidando a la misma Venezuela. El ejemplo claro de Grecia también implica que la comunidad europea, tendrá que  revisar muchos de sus estatutos de convivencia económica y mantener una vigilancia más estrecha sobre aquellos países que comiencen a fallecer o incumplir.

Columnista
12 mayo, 2010

La crisis económica en Grecia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla La tragedia económica en Grecia y el hecho de que todo un país se ha declarado prácticamente en bancarrota, tiene muchas ramificaciones a nivel mundial y al mismo tiempo, es una clara indicación de que los gastos incontrolables de muchos líderes alrededor del mundo, pueden hundir las esperanzas y el trabajo de […]


Por: Basilio Padilla

La tragedia económica en Grecia y el hecho de que todo un país se ha declarado prácticamente en bancarrota, tiene muchas ramificaciones a nivel mundial y al mismo tiempo, es una clara indicación de que los gastos incontrolables de muchos líderes alrededor del mundo, pueden hundir las esperanzas y el trabajo de países enteros.
El caso se repite cada vez con más frecuencia, un ejemplo es el desatino con   los prestamos de bienes raíces “subprimes” en los E.U. En este caso los responsables fueron los políticos, que en su afán de complacer a alguna población del país, les abrieron los grifos de múltiples préstamos, a través de dos organizaciones semiestatales como fueron “Ginnie Mae y Freddy Mac”. Este gran segmento de la población fue incapaz de cumplir sus obligaciones y lo que siguió fue una severa crisis que toco a 90% de los bancos en los E.U.
El problema de Grecia no es nuevo y tal parece que el aparato oficial viene teniendo problemas desde el año 1999. En efecto, la Unión Europea siempre ha tenido sus dudas sobre la débil economía griega, habiendo condicionado su entrada al mercado europeo hasta el año 2001, cuando este país, dramáticamente cortó los niveles de inflación y las tasas de intereses. Sin embargo, en el 2004, Grecia todavía no había cumplido los requisitos de la zona europea y por el contrario el déficit se estaba incrementando.
En el 2005 hubo un cambio de gobierno,  salieron los socialistas y entraron los conservadores quienes inmediatamente impusieron un plan económico de austeridad destinado a frenar el gran déficit que habían creado los socialistas. Hubo un incremento a los impuestos de alcohol y tabaco, así como también un impuesto de valor agregado (VAT), similar a los de venta y que se le agrega a materiales en distintas fases de producción. Con estas medidas la economía griega comenzó a mejorar con un PIB de 4.1%, hasta el 2009, cuando los socialistas regresaron al poder con el primer ministro George Papandreou.
Un año más tarde Papandreou admitió que la economía se encontraba en cuidado intensivo y que el tamaño de las deudas y el déficit había crecido fuera de todo control. Comenzaron las protestas a nivel nacional así como también la gran preocupación del resto de las naciones europeas, quienes comenzaron a preparar un paquete económico para rescatar a Grecia con un sinnúmero de condiciones, que incluían más impuestos, recortes en gastos, disminución de salarios etc.
No teniendo ninguna alternativa, el gobierno aceptó esta píldora amarga, no sin antes  crear un caos en los mercados internacionales, que la semana pasada registraron bajas de hasta 10%. Más grave aun fueron los comentarios de que otros países europeos como España, Portugal y Bélgica podrían atravesar los mismos destinos. Por estas razones la Unión Europea ha formulado un paquete de un trillón de dólares para prevenir estos problemas y evitar la enorme caída del euro que ya estaba ocurriendo la semana pasada. Las conclusiones y los análisis hechos de esta crisis fueron claros: muchos países comienzan a gastar y a prestar más de  lo que reciben, produciendo un inmediato desbalance presupuestal. Agregado a  esto los enormes programas de ayuda pública, sin el consiguiente aumento en la producción privada.
La misma suerte podrían correr algunos países de Latinoamérica, como Venezuela, donde el presidente Chávez, mantiene el auspicio económico a otros países  como Cuba, Bolivia y Ecuador descuidando a la misma Venezuela. El ejemplo claro de Grecia también implica que la comunidad europea, tendrá que  revisar muchos de sus estatutos de convivencia económica y mantener una vigilancia más estrecha sobre aquellos países que comiencen a fallecer o incumplir.