En abril de 1979, llegó a la capital mundial del vallenato, Andrés Emilio Beleño Pava, para participar en el primer concurso de piquería del Festival de la Leyenda Vallenata, donde se alzó con la corona. Desde entonces se radicó en Valledupar y no volvió a su natal Chiriguaná, en el centro de Cesar.
Por Martín Mendoza
En abril de 1979, llegó a la capital mundial del vallenato, Andrés Emilio Beleño Pava, para participar en el primer concurso de piquería del Festival de la Leyenda Vallenata, donde se alzó con la corona. Desde entonces se radicó en Valledupar y no volvió a su natal Chiriguaná, en el centro de Cesar.
“Tenía 31 años de edad cuando me disputé el título de rey de la piqueria con Guillermo ‘El Mono’ Arzuaga y Rubén Toncel ‘El Turpial de Pondorito’, dos excelentes verseadores”, recordó Beleño.
A partir de ese momento histórico para su vida, se consagró como uno de los repentistas más importantes de la región, gracias a la rima, lógica, contundencia y picardía de sus versos que le permitieron ganar cerca de 50 festivales en todo el país.
“Después del Festival de Valledupar, el que más recuerdo debido a su importancia es el Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira”, acotó.
Beleño alterna el talento para versear, con la composición de canciones, se caracteriza por la jocosidad que les imprime a sus obras, principalmente a las puyas.
Asegura que más de la mitad de sus obras musicales fueron compuestas debajo de un frondoso árbol de mango en el patío de su casa, ubicada en el barrio Los Caciques de la capital cesarense.
Las 30 puyas que hacen parte del repertorio de este chiriguanero ‘oxigenaron’ las interpretaciones de los acordeoneros en los diferentes festivales de la costa y el interior del país, relegando las tradicionales canciones como La Vieja Gabriela, de Juan Muñoz; Déjala Venir, de Náfer Durán y La Fiesta de los Pájaros, de Sergio Moya Molina.
El Rey de Reyes Hugo Carlos Granados, Navín López, Juan David ‘El Pollito’ Herrera, Cristian Camilo Peña, Ciro y Álvaro Meza, son algunos de los acordeoneros que se han sido reyes del Festival Vallenato interpretando las puyas de Andrés Beleño.
Aunque no recuerda el número exacto de las canciones que ha compuesto, en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO, tiene registradas cerca de 100. Sin embargo, Beleño tiene un cuaderno en el que durante los momentos de inspiración ha plasmado otro centenar de canciones inéditas, entre puyas, merengues y paseos.
Entre sus obras musicales se destacan: ‘La Campana’, incluida en el más reciente trabajo discográfico de ‘Poncho’ Zuleta, El Nobel del Amor. “Ella quiere vivir como la campana, tan tan tan tan”, dice el estribillo.
Otras canciones como ‘La Vejez’, en la voz de Alex Manga y el acordeón de Omar Geles (Los Diablitos), ‘La vi corriendo’, grabado por Jorge Oñate y ‘Así es la vida’ que pegó en su momento con Fabián Corrales.
–INTERTITULO–
Canciones por encargo
Según Beleño, “la nueva generación de compositores hacen las canciones por encargo y esperando las regalías. Anteriormente nos basábamos en las vivencias y componíamos por placer, ya que nadie nos pagaba”.
A sus 64 años, Andrés Beleño, no se da por vencido y sigue componiendo, haciendo versos y adelantando la grabación de su nuevo disco.
Primero grabó el cd titulado ‘Cultura Parranda y Folclor’, al año siguiente sacó al mercado ‘Mi Cocho Pechocho’ y luego se la jugó con la producción ‘El Rey de Siempre’, con el acordeón del desaparecido juglar vallenato José del Carmen ‘Carmencito’ Mendoza.
Estirpe musical
El rey de las Puyas, tiene descendencia musical, dos de sus hijos Andrés Beleño Mendoza y Andrés Beleño Torres, son reconocidos músicos del folclor vallenato. El primero como acordeonero de Alex Manga, y uno de los más opcionados a llevarse la corona de rey en la cuadragésimo quinta versión del Festival de la Leyenda Vallenata; el segundo, es guacharaquero en una reconocida agrupación.
Una ‘puya’ que mantiene herido su corazón fue el trágico deceso de uno de sus hijos menores, Francisco José Beleño, (cajero de los K Morales), quien murió en un aparatoso accidente de tránsito junto al compositor Leonardo Gómez Junior, ocurrido el 15 de agosto de 2008, en el norte de Valledupar.
En abril de 1979, llegó a la capital mundial del vallenato, Andrés Emilio Beleño Pava, para participar en el primer concurso de piquería del Festival de la Leyenda Vallenata, donde se alzó con la corona. Desde entonces se radicó en Valledupar y no volvió a su natal Chiriguaná, en el centro de Cesar.
Por Martín Mendoza
En abril de 1979, llegó a la capital mundial del vallenato, Andrés Emilio Beleño Pava, para participar en el primer concurso de piquería del Festival de la Leyenda Vallenata, donde se alzó con la corona. Desde entonces se radicó en Valledupar y no volvió a su natal Chiriguaná, en el centro de Cesar.
“Tenía 31 años de edad cuando me disputé el título de rey de la piqueria con Guillermo ‘El Mono’ Arzuaga y Rubén Toncel ‘El Turpial de Pondorito’, dos excelentes verseadores”, recordó Beleño.
A partir de ese momento histórico para su vida, se consagró como uno de los repentistas más importantes de la región, gracias a la rima, lógica, contundencia y picardía de sus versos que le permitieron ganar cerca de 50 festivales en todo el país.
“Después del Festival de Valledupar, el que más recuerdo debido a su importancia es el Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira”, acotó.
Beleño alterna el talento para versear, con la composición de canciones, se caracteriza por la jocosidad que les imprime a sus obras, principalmente a las puyas.
Asegura que más de la mitad de sus obras musicales fueron compuestas debajo de un frondoso árbol de mango en el patío de su casa, ubicada en el barrio Los Caciques de la capital cesarense.
Las 30 puyas que hacen parte del repertorio de este chiriguanero ‘oxigenaron’ las interpretaciones de los acordeoneros en los diferentes festivales de la costa y el interior del país, relegando las tradicionales canciones como La Vieja Gabriela, de Juan Muñoz; Déjala Venir, de Náfer Durán y La Fiesta de los Pájaros, de Sergio Moya Molina.
El Rey de Reyes Hugo Carlos Granados, Navín López, Juan David ‘El Pollito’ Herrera, Cristian Camilo Peña, Ciro y Álvaro Meza, son algunos de los acordeoneros que se han sido reyes del Festival Vallenato interpretando las puyas de Andrés Beleño.
Aunque no recuerda el número exacto de las canciones que ha compuesto, en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO, tiene registradas cerca de 100. Sin embargo, Beleño tiene un cuaderno en el que durante los momentos de inspiración ha plasmado otro centenar de canciones inéditas, entre puyas, merengues y paseos.
Entre sus obras musicales se destacan: ‘La Campana’, incluida en el más reciente trabajo discográfico de ‘Poncho’ Zuleta, El Nobel del Amor. “Ella quiere vivir como la campana, tan tan tan tan”, dice el estribillo.
Otras canciones como ‘La Vejez’, en la voz de Alex Manga y el acordeón de Omar Geles (Los Diablitos), ‘La vi corriendo’, grabado por Jorge Oñate y ‘Así es la vida’ que pegó en su momento con Fabián Corrales.
–INTERTITULO–
Canciones por encargo
Según Beleño, “la nueva generación de compositores hacen las canciones por encargo y esperando las regalías. Anteriormente nos basábamos en las vivencias y componíamos por placer, ya que nadie nos pagaba”.
A sus 64 años, Andrés Beleño, no se da por vencido y sigue componiendo, haciendo versos y adelantando la grabación de su nuevo disco.
Primero grabó el cd titulado ‘Cultura Parranda y Folclor’, al año siguiente sacó al mercado ‘Mi Cocho Pechocho’ y luego se la jugó con la producción ‘El Rey de Siempre’, con el acordeón del desaparecido juglar vallenato José del Carmen ‘Carmencito’ Mendoza.
Estirpe musical
El rey de las Puyas, tiene descendencia musical, dos de sus hijos Andrés Beleño Mendoza y Andrés Beleño Torres, son reconocidos músicos del folclor vallenato. El primero como acordeonero de Alex Manga, y uno de los más opcionados a llevarse la corona de rey en la cuadragésimo quinta versión del Festival de la Leyenda Vallenata; el segundo, es guacharaquero en una reconocida agrupación.
Una ‘puya’ que mantiene herido su corazón fue el trágico deceso de uno de sus hijos menores, Francisco José Beleño, (cajero de los K Morales), quien murió en un aparatoso accidente de tránsito junto al compositor Leonardo Gómez Junior, ocurrido el 15 de agosto de 2008, en el norte de Valledupar.