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Columnista - 30 julio, 2013

Consuelo Araújo Noguera

Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.

Por Celso Guerra Gutierréz 

Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001)  destacada mujer,  líder en varias actividades  que desempeño   en beneficio de la comunidad vallenata, a la que  tanto amó,  a través de su intensa vida.

Una de las labores que cultivó con  solvencia La Cacica, fue la cultural, donde tuvo un papel protagónico bastante interesante en beneficio de nuestras máximas expresiones, principalmente la música vallenata, de la cual se convirtió en su abanderada, al sacarla de los corrales  donde encontraba y llevarla a los más encopetados  escenarios del mundo, con la creación del Festival Vallenato.

Este hecho realmente, fue determinante en la masificación de  nuestro folclor, a partir de ese instante, todos los rincones y estratos de nuestro país y el mundo, se interesaron por la música del valle y  trajo consigo a Valledupar, inversionistas que  le han  dado progreso a estas tierras.  

 

La  pasión de Consuelo, por la música, no se limito únicamente  al folclor de su tierra, fue una melómana universal consumada, dominaba y degustaba cualquier género musical, conocía tan bien la obra de Chopin, Beethoven,  como la  de cualquier  intérprete de música  popular, por nombrar al azar artistas de cualquier nacionalidad,  el cubano, Ernesto Lecuona o el mejicano, José Alfredo Jiménez.

Este buen gusto por la música universal, la inmolada líder, lo plasmó en la  emisora de sus amores, Radio Guatapurí, una programación totalmente variada con Boleros, Salsa, Rancheras, andina, porros, tangos, baladas etc.

“La Cacica”, conoció  y aprendió a querer en sus años de mocedad, estos ritmos musicales, a través del  Teatro Caribe, que hacía las veces de una emisora de radio.

El teatro estaba ubicado a pocos pasos de la plaza Alfonso López, hacía sonar la música, a través  de una bocina, ubicada en lo más alto del cine y se escuchaba en todo el viejo valle. Transmitía diariamente todo el día música y avisos de toda índole, misas, cumpleaños, sepelios y dedicatorias, leídos por Alberto Reales Castilla, primer locutor que tuvo Valledupar. 

A través de ese medio, Consuelo Araújo, supo de la gran variedad de ritmos y cantantes y agrupaciones ,por ejemplo, de La Sonora Matancera, en especial, Bienvenido Granda, quien la subyugó con el bolero, “Morena”, canción que además de gustarle, le trajo un mal momento: fue regañada por su mamá, cuándo lavaba  la ropa de sus hermanos en el patio de su casa, y sonaba en la bocina del Caribe, este canto, el cual su madre pensó, le  estaba siendo dedicado por algún admirador, ya que  a la persona a la que iba dirigida la canción, como era costumbre en la época,  tenía las mismas iníciales del nombre de su hija.   

Otra de las canciones que marcó su  gusto fue, “El Barrilito”, una especie de marcha mejicana, que sonaba para anunciar  el inicio de la película de la noche, también tuvo entre sus cantos preferidos, un poema del alemán, Scheeller, al cual Beethoven, le puso la música, Himno a la Alegría. 

 

Columnista
30 julio, 2013

Consuelo Araújo Noguera

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.


Por Celso Guerra Gutierréz 

Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001)  destacada mujer,  líder en varias actividades  que desempeño   en beneficio de la comunidad vallenata, a la que  tanto amó,  a través de su intensa vida.

Una de las labores que cultivó con  solvencia La Cacica, fue la cultural, donde tuvo un papel protagónico bastante interesante en beneficio de nuestras máximas expresiones, principalmente la música vallenata, de la cual se convirtió en su abanderada, al sacarla de los corrales  donde encontraba y llevarla a los más encopetados  escenarios del mundo, con la creación del Festival Vallenato.

Este hecho realmente, fue determinante en la masificación de  nuestro folclor, a partir de ese instante, todos los rincones y estratos de nuestro país y el mundo, se interesaron por la música del valle y  trajo consigo a Valledupar, inversionistas que  le han  dado progreso a estas tierras.  

 

La  pasión de Consuelo, por la música, no se limito únicamente  al folclor de su tierra, fue una melómana universal consumada, dominaba y degustaba cualquier género musical, conocía tan bien la obra de Chopin, Beethoven,  como la  de cualquier  intérprete de música  popular, por nombrar al azar artistas de cualquier nacionalidad,  el cubano, Ernesto Lecuona o el mejicano, José Alfredo Jiménez.

Este buen gusto por la música universal, la inmolada líder, lo plasmó en la  emisora de sus amores, Radio Guatapurí, una programación totalmente variada con Boleros, Salsa, Rancheras, andina, porros, tangos, baladas etc.

“La Cacica”, conoció  y aprendió a querer en sus años de mocedad, estos ritmos musicales, a través del  Teatro Caribe, que hacía las veces de una emisora de radio.

El teatro estaba ubicado a pocos pasos de la plaza Alfonso López, hacía sonar la música, a través  de una bocina, ubicada en lo más alto del cine y se escuchaba en todo el viejo valle. Transmitía diariamente todo el día música y avisos de toda índole, misas, cumpleaños, sepelios y dedicatorias, leídos por Alberto Reales Castilla, primer locutor que tuvo Valledupar. 

A través de ese medio, Consuelo Araújo, supo de la gran variedad de ritmos y cantantes y agrupaciones ,por ejemplo, de La Sonora Matancera, en especial, Bienvenido Granda, quien la subyugó con el bolero, “Morena”, canción que además de gustarle, le trajo un mal momento: fue regañada por su mamá, cuándo lavaba  la ropa de sus hermanos en el patio de su casa, y sonaba en la bocina del Caribe, este canto, el cual su madre pensó, le  estaba siendo dedicado por algún admirador, ya que  a la persona a la que iba dirigida la canción, como era costumbre en la época,  tenía las mismas iníciales del nombre de su hija.   

Otra de las canciones que marcó su  gusto fue, “El Barrilito”, una especie de marcha mejicana, que sonaba para anunciar  el inicio de la película de la noche, también tuvo entre sus cantos preferidos, un poema del alemán, Scheeller, al cual Beethoven, le puso la música, Himno a la Alegría.