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Columnista - 25 abril, 2014

Constructores y vecinos…

Los medios de comunicación cumplen una función social muy importante en la vida de los pueblos, son como una especie de altoparlantes de lo que a éstos ocurre, a muchos niveles. Por eso es un desafuero privarlos de los medios. Uno de ellos es la prensa escrita, por ejemplo las columnas periodísticas. Lo que en […]

Los medios de comunicación cumplen una función social muy importante en la vida de los pueblos, son como una especie de altoparlantes de lo que a éstos ocurre, a muchos niveles. Por eso es un desafuero privarlos de los medios.

Uno de ellos es la prensa escrita, por ejemplo las columnas periodísticas. Lo que en ellas se dice, deberían efectivamente tenerse en cuenta por los destinatarios aludidos, funcionarios y oficinas públicas y privadas. Todo con el propósito de mejorar la convivencia social. Un tal comportamiento es muy importante, verbigracia en el desarrollo progresivo de Valledupar.

Sin embargo, uno puede observar que a los “dueños” de las oficinas públicas, los tiene sin cuidado las variadas observaciones, los reclamos y críticas de los usuarios, las denuncias que se hacen no a pocos, sino a muchos, no les importa una higa.

Por estos días, el sr. Ministro de la Vivienda ha presentado al Congreso un proyecto de ley para regular mejor las actividades de la construcción, sin duda, como respuesta a las fallas dramáticas advertidas y padecidas por muchos damnificados por el derrumbe de sí misma, de alguna de las torres del edificio Space de la ciudad de Medellín, que ha mostrado de manera horrorosa la irresponsabilidad de quienes intervinieron en los cálculos de ingeniería, en la calidad y cantidad de los materiales usados, en el debido control oficial, y en la erección de la edificación, lo que sin duda implicará sanciones, por falta de ética pública y privada. Todo lo cual ha arrojado un pésimo descrédito, desde luego particularizado y siempre particularizable, a la industria de la construcción.

Ojo en Valledupar. Aquí tenemos muy reconocidos y honorables y responsables constructores, y ojalá de todos se pudiera predicar lo mismo, y que todos estuvieran metidos en cintura legal, por parte de los entes encargados al efecto. A mí me consta personalmente lo contrario, pues parece que no a todos, sin embargo, los obliga la legalidad. Algunos como que gozan de privilegios especiales.Se me ha causado daño físico en mi residencia y moral a mí y a mi familia, y las autoridades, advertidas, no han tenido ningún interés al respecto.

Vale la pena distinguir entre daño físico y daño moral. El primero, es el ataque material propiamente dicho, al bien-objeto que recibe el deterioro o la destrucción, de manera parcial o total. El segundo, no siempre ocurre pero puede darse, como consecuencia del primero, en determinadas circunstancias,es el dolor sufrido por la persona con motivo de la desconsideración que se le inflige, es el pesar, angustias y molestias psíquicas que sufre en sus sentimientos particulares. “Nunca se ha discutido que el daño moral con repercusiones pecuniarias se indemniza”. Ahora bien, he tenido la oportunidadde comprobar que localmente esta distinción no se hace por algunos, y hasta se considera un exabrupto que se solicite indemnización por el acontecimiento de un daño moral, siendo lo más justo, y que en nuestro medio hay necesidad de hacer respetar.

En Valledupar han comenzado a llegar constructores que lo son en otros lugares del País, importa que además de facilitarles el acomodamiento de sus inversiones honestas y convenientes a la ciudad, se les exija, sin embargo, el cumplimiento total y esmerado de todo el ordenamiento jurídico al respecto, y no ocurra como en el caso que tengo en mente que la Oficina de Planeación Municipal resuelva paralizar una obra en derecho y sin embargo la construcción continúe de hecho.

[email protected]

Columnista
25 abril, 2014

Constructores y vecinos…

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Los medios de comunicación cumplen una función social muy importante en la vida de los pueblos, son como una especie de altoparlantes de lo que a éstos ocurre, a muchos niveles. Por eso es un desafuero privarlos de los medios. Uno de ellos es la prensa escrita, por ejemplo las columnas periodísticas. Lo que en […]


Los medios de comunicación cumplen una función social muy importante en la vida de los pueblos, son como una especie de altoparlantes de lo que a éstos ocurre, a muchos niveles. Por eso es un desafuero privarlos de los medios.

Uno de ellos es la prensa escrita, por ejemplo las columnas periodísticas. Lo que en ellas se dice, deberían efectivamente tenerse en cuenta por los destinatarios aludidos, funcionarios y oficinas públicas y privadas. Todo con el propósito de mejorar la convivencia social. Un tal comportamiento es muy importante, verbigracia en el desarrollo progresivo de Valledupar.

Sin embargo, uno puede observar que a los “dueños” de las oficinas públicas, los tiene sin cuidado las variadas observaciones, los reclamos y críticas de los usuarios, las denuncias que se hacen no a pocos, sino a muchos, no les importa una higa.

Por estos días, el sr. Ministro de la Vivienda ha presentado al Congreso un proyecto de ley para regular mejor las actividades de la construcción, sin duda, como respuesta a las fallas dramáticas advertidas y padecidas por muchos damnificados por el derrumbe de sí misma, de alguna de las torres del edificio Space de la ciudad de Medellín, que ha mostrado de manera horrorosa la irresponsabilidad de quienes intervinieron en los cálculos de ingeniería, en la calidad y cantidad de los materiales usados, en el debido control oficial, y en la erección de la edificación, lo que sin duda implicará sanciones, por falta de ética pública y privada. Todo lo cual ha arrojado un pésimo descrédito, desde luego particularizado y siempre particularizable, a la industria de la construcción.

Ojo en Valledupar. Aquí tenemos muy reconocidos y honorables y responsables constructores, y ojalá de todos se pudiera predicar lo mismo, y que todos estuvieran metidos en cintura legal, por parte de los entes encargados al efecto. A mí me consta personalmente lo contrario, pues parece que no a todos, sin embargo, los obliga la legalidad. Algunos como que gozan de privilegios especiales.Se me ha causado daño físico en mi residencia y moral a mí y a mi familia, y las autoridades, advertidas, no han tenido ningún interés al respecto.

Vale la pena distinguir entre daño físico y daño moral. El primero, es el ataque material propiamente dicho, al bien-objeto que recibe el deterioro o la destrucción, de manera parcial o total. El segundo, no siempre ocurre pero puede darse, como consecuencia del primero, en determinadas circunstancias,es el dolor sufrido por la persona con motivo de la desconsideración que se le inflige, es el pesar, angustias y molestias psíquicas que sufre en sus sentimientos particulares. “Nunca se ha discutido que el daño moral con repercusiones pecuniarias se indemniza”. Ahora bien, he tenido la oportunidadde comprobar que localmente esta distinción no se hace por algunos, y hasta se considera un exabrupto que se solicite indemnización por el acontecimiento de un daño moral, siendo lo más justo, y que en nuestro medio hay necesidad de hacer respetar.

En Valledupar han comenzado a llegar constructores que lo son en otros lugares del País, importa que además de facilitarles el acomodamiento de sus inversiones honestas y convenientes a la ciudad, se les exija, sin embargo, el cumplimiento total y esmerado de todo el ordenamiento jurídico al respecto, y no ocurra como en el caso que tengo en mente que la Oficina de Planeación Municipal resuelva paralizar una obra en derecho y sin embargo la construcción continúe de hecho.

[email protected]