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Columnista - 18 septiembre, 2010

Acordeonero o acordeonista

Por: Julio Oñate Su columna anterior mi admirado amigo Goyo Guerrero dejó planteada algunas inquietudes frente al termino acordeonero o acordeonista, al respecto me permito publicar nuevamente la siguiente columna. Es motivo de polémica constante en el  país vallenato el empleo en forma alterna de los términos acordeonista o acordeonero, para designar al ejecutante del […]

Por: Julio Oñate

Su columna anterior mi admirado amigo Goyo Guerrero dejó planteada algunas inquietudes frente al termino acordeonero o acordeonista, al respecto me permito publicar nuevamente la siguiente columna.
Es motivo de polémica constante en el  país vallenato el empleo en forma alterna de los términos acordeonista o acordeonero, para designar al ejecutante del instrumento. El diccionario de la Real Academia Española, define cono acordeonista al músico que toca el acordeón, ignorando por completo el término acordeonero, que en nuestro medio tiene igual significado.
Según el Licenciado en lenguas hispanas Ariel Catillo Mier, todo el tiempo las tradiciones lingüísticas han sido semillero de nueva terminología. Esta afirmación es evidente en el Caribe colombiano, donde han surgido términos de origen nativo como canoa y vaina hoy conocidos en el mundo entero a través del democrático diccionario de la real academia.
La palabra acordeonero tiene en nuestro suelo una tradición de más de un siglo para designar al ejecutante del acordeón.
Como el acordeón diatónico o de botones nació para las clases populares, al llegar este instrumento al continente americano, la música que traía consigo, era representada por aires folclóricos europeos. Posteriormente al ser incorporado al folclor de la provincia del Valle de Upar, se impuso la terminación ero en el Caribe a todo intérprete de música folclórica, encontrando hoy los distintivos de cajero, guacharaquero, tamborero, maraquero, timbalero y acordeonero, términos igualmente usados en la República Dominicana y Panamá.
En la Isla de Cuba son tradicionales: bongocero, timbalero, maraquero y tresero (intérprete del tres instrumento cordófono que lidera la música campesina o guajira en la tierra de la caña) sin embargo, en su homólogo puertoriqueño, el cuatro se designa cuatrista al ejecutante, ya que la terminación ero en este caso produciría una ofensiva distinción.
A diferencia de lo anterior, la raíz “ista” esta asociada en la designación de un individuo que ejecuta algún instrumento,  en la interpretación de música culta como por ejemplo: pianista, trombonista, flautista, etc.
En los países de habla hispana diferentes a los caribeños, es común solo el término acordeonista que ofrece el mentado diccionario, por lo tanto, cuando nuestros lingüistas hagan los contactos respectivos con la real academia para incorporar la palabra acordeonero, será necesario aclarar que se trata del ejecutante del acordeón en el Caribe colombiano, quedando claro que aquí el acordeonista será el que haya tenido formación musical de alto nivel académico, más ligado quizás al que toca el acordeón piano.
Esto acaba con las sanas pretensiones de Alfredo Gutiérrez e Israel Romero quienes insisten en ser llamados acordeonistas, con el argumento que son capaces de tocar cualquier ritmo de la música popular, pero no aclaran que lo hacen de forma empírica y que le ofrece más un jeroglífico  chino que una partitura.
Es posible que en tiempo futuro, alguno de nuestros músicos del vallenato que haya pasado aisladamente por un conservatorio, sin perder la esencia y el sabor tradicional  ya que la erudición musical  no es propia de lo folclórico, pueda llegar a coronarse como el rey vallenato, lo cual nos permitiría avalar que: Ganó el acordeonista.
Entre tanto en los festivales vallenatos siguen ganando los acordeoneros, esos que nos siguen llenando de gloria.
¡Dios te guarde acordeonero!

Columnista
18 septiembre, 2010

Acordeonero o acordeonista

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por: Julio Oñate Su columna anterior mi admirado amigo Goyo Guerrero dejó planteada algunas inquietudes frente al termino acordeonero o acordeonista, al respecto me permito publicar nuevamente la siguiente columna. Es motivo de polémica constante en el  país vallenato el empleo en forma alterna de los términos acordeonista o acordeonero, para designar al ejecutante del […]


Por: Julio Oñate

Su columna anterior mi admirado amigo Goyo Guerrero dejó planteada algunas inquietudes frente al termino acordeonero o acordeonista, al respecto me permito publicar nuevamente la siguiente columna.
Es motivo de polémica constante en el  país vallenato el empleo en forma alterna de los términos acordeonista o acordeonero, para designar al ejecutante del instrumento. El diccionario de la Real Academia Española, define cono acordeonista al músico que toca el acordeón, ignorando por completo el término acordeonero, que en nuestro medio tiene igual significado.
Según el Licenciado en lenguas hispanas Ariel Catillo Mier, todo el tiempo las tradiciones lingüísticas han sido semillero de nueva terminología. Esta afirmación es evidente en el Caribe colombiano, donde han surgido términos de origen nativo como canoa y vaina hoy conocidos en el mundo entero a través del democrático diccionario de la real academia.
La palabra acordeonero tiene en nuestro suelo una tradición de más de un siglo para designar al ejecutante del acordeón.
Como el acordeón diatónico o de botones nació para las clases populares, al llegar este instrumento al continente americano, la música que traía consigo, era representada por aires folclóricos europeos. Posteriormente al ser incorporado al folclor de la provincia del Valle de Upar, se impuso la terminación ero en el Caribe a todo intérprete de música folclórica, encontrando hoy los distintivos de cajero, guacharaquero, tamborero, maraquero, timbalero y acordeonero, términos igualmente usados en la República Dominicana y Panamá.
En la Isla de Cuba son tradicionales: bongocero, timbalero, maraquero y tresero (intérprete del tres instrumento cordófono que lidera la música campesina o guajira en la tierra de la caña) sin embargo, en su homólogo puertoriqueño, el cuatro se designa cuatrista al ejecutante, ya que la terminación ero en este caso produciría una ofensiva distinción.
A diferencia de lo anterior, la raíz “ista” esta asociada en la designación de un individuo que ejecuta algún instrumento,  en la interpretación de música culta como por ejemplo: pianista, trombonista, flautista, etc.
En los países de habla hispana diferentes a los caribeños, es común solo el término acordeonista que ofrece el mentado diccionario, por lo tanto, cuando nuestros lingüistas hagan los contactos respectivos con la real academia para incorporar la palabra acordeonero, será necesario aclarar que se trata del ejecutante del acordeón en el Caribe colombiano, quedando claro que aquí el acordeonista será el que haya tenido formación musical de alto nivel académico, más ligado quizás al que toca el acordeón piano.
Esto acaba con las sanas pretensiones de Alfredo Gutiérrez e Israel Romero quienes insisten en ser llamados acordeonistas, con el argumento que son capaces de tocar cualquier ritmo de la música popular, pero no aclaran que lo hacen de forma empírica y que le ofrece más un jeroglífico  chino que una partitura.
Es posible que en tiempo futuro, alguno de nuestros músicos del vallenato que haya pasado aisladamente por un conservatorio, sin perder la esencia y el sabor tradicional  ya que la erudición musical  no es propia de lo folclórico, pueda llegar a coronarse como el rey vallenato, lo cual nos permitiría avalar que: Ganó el acordeonista.
Entre tanto en los festivales vallenatos siguen ganando los acordeoneros, esos que nos siguen llenando de gloria.
¡Dios te guarde acordeonero!